Ficha Chicago, Año 30


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Críticas de Chicago, Año 30 (1)


bigladiesman

  • 14 Sep 2014

6


Nicholas Ray fue autor de montones de grandes películas y una figura controvertida: un escenógrafo socialista profundamente religoso que escapó del McCarthysmo escurriendo el bulto bajo la protección de Howard Hughes y cuyos trabajos fueron desde los puros encargos a los cortos experimentales e incluso al porno. Hacia 1957 prefirió trabajar en Europa y dejar a Hollywood en un segundo plano... Lo que no quiere decir que lo abandonara: no en vano era considerado el director que mejor entendía la espectacularidad del Cinemascope.

Esta peli corresponde, pues, a su etapa como director internacional, pero es un espectáculo 100 % Hollywood: un musical noir colorido y con una, en algunos momentos, espectacular puesta en escena.

Curiosamente (ya hemos contado cómo escurrió el bulto), el rojazo de Ray elige al ultraderechista galán Robert Taylor, uno de los padres del Método en Hollywood, un buen actor, currante nato y muy perfeccionista, para protagonizar la historia de redención de Thomas Farrell, abogado estrechamente relacionado con la mafia, gracias a Vicki Gaye, una corista de origen campesino con más cojones que cualquiera de esos pistoleros, interpretada espléndidamente por la ya veterana pero aún bellísima y llena de gracia en el baile Cyd Charisse. Juntos intentan alejarse de la influencia del capo psicópata Rico Angelo, jefe de Farrell, interpretado por otro chivato derechón - en este caso *ejem* digamos, ¨arrepentido¨ - y también un actorazo por los cuatro costados que honra cualquier reparto: Lee J. Cobb. John Ireland, muy buen secundario, hace de la mano derecha de Angelo, Louis Canetto.

El guion es correctísimo, pero es una muestra de lo engañosa que es esta peli: no es un noir estricto, y las escenas de musical son escasas (algo de lamentar con alguien como Cyd Charisse al frente) e impostadas en la acción y sin continuidad aparente, como algo externo puesto con calzador: es esencialmente un bastante lento pero agradable drama romántico con toques de noir, musical y un humor bastante fino.
El aspecto técnico es notable: los decorados están trabajados (pero no esperéis uno de esos esplendorosos espectáculos propios de la Metro) el vestuario es variado y suntuoso, la fotografía en color, magnífica y la banda sonora a ritmo de swing es excelente.

Un más que decente - si bien puede resultar un chasco para los que esperan una peli de cine negro o un suntuoso musical llenos de acción o risas - drama de época con un excelente elenco protagonista y un notable aspecto técnico, si bien no es especialmente memorable dentro de la impresionante carrera de Nicholas Ray.



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