¿Si quitamos a Clint Eastwood en qué se quedaría?
La respuesta es: un telefilm de sobremesa.
Así es, Eastwood marca la diferencia, y aunque la película consta de un reparto lleno de caras conocidas, ni el propio Timberlake con su fama mundial sacaría está película adelante él solo.
Pues bien, Eastwood interpreta su papel favorito, el de viejo cabezón con mala leche.
Pero a diferencia de sus otros personajes, esté tiende a ser más bonachón y sensible.
No es una película excepcional, pero tiene sus momentos. Aunque la banda sonora pudo aportar más, sobre todo en momentos dramáticos o románticos.
La aparición de Robert Patrick es todo un detalle, un actor que vive de los pequeños papeles en grandes películas, cuando él tuvo la oportunidad de ser grande y la desaprovecho.
En fin, divertida, para entusiastas del viejo Clint, al que los años no le perdonan y ya se ve demasiado mayor.
Black Metal
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¿Si quitamos a Clint Eastwood en qué se quedaría?
La respuesta es: un telefilm de sobremesa.
Así es, Eastwood marca la diferencia, y aunque la película consta de un reparto lleno de caras conocidas, ni el propio Timberlake con su fama mundial sacaría está película adelante él solo.
Pues bien, Eastwood interpreta su papel favorito, el de viejo cabezón con mala leche.
Pero a diferencia de sus otros personajes, esté tiende a ser más bonachón y sensible.
No es una película excepcional, pero tiene sus momentos. Aunque la banda sonora pudo aportar más, sobre todo en momentos dramáticos o románticos.
La aparición de Robert Patrick es todo un detalle, un actor que vive de los pequeños papeles en grandes películas, cuando él tuvo la oportunidad de ser grande y la desaprovecho.
En fin, divertida, para entusiastas del viejo Clint, al que los años no le perdonan y ya se ve demasiado mayor.
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