Ficha The Artist

7.55 - Total: 110

  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de The Artist (1)


Mad Warrior

  • 13 Oct 2022

8



El público quiere disfrutar con las estrellas cuya luz les deja tan cegados como las de los grandes carteles que iluminan las calles de Broadway; esperan en el Palace o en el Orpheum, desean ver a Chaplin comiéndose su zapato en ¨La Quimera del Oro¨, a Fairbanks saltando y corriendo en ¨El Ladrón de Bagdad¨, a Valentino y Nazimova besándose en ¨La Dama de las Camelias¨...

Son los años 20, los locos 20, tiempo glorioso para el 7.º Arte, y allí es donde decide llevarnos Michel Hazanavicius. Cuesta creerlo pero es cierto; en un 2.011 de sumisión total a los efectos digitales, las carísimas producciones de guiones huecos y los personajes sin ningún carisma, un año que vieron la luz bodrios infumables (de la talla de: la 3.ª entrega de ¨Transformers¨, la 5.ª de ¨The Fast & the Furious¨, ¨Thor¨ o ¨Sucker Punch¨), un parisino recuerda que hubo un cine mejor, que tuvo lugar en épocas pasadas, pero que no debemos olvidar, pues es nuestro legado inmortal.
Después de traer de vuelta al mítico ¨OSS-117¨, Hubert de LaBath, para su alegre díptico de espías y lograr una recaudación moderada con ello, quiere probar algo distinto pero manteniendo el homenaje, tema muy importante en su cine. Una película muda y en blanco y negro en tiempos de ordenadores y tomas rápidas es poco menos que un suicidio, y así tacharon al director, de loco o bromista por sugerir esta idea o deseo que llevaría a cabo ya que sus ídolos, como los de otros muchos amantes del cine, no se encuentran en la actualidad. Hace una investigación a fondo de su década soñada, prepara la producción en Hollywood e imagina la historia y los formatos más adecuados con un reparto de lujo...

No hay mejor manera de iniciarse ¨The Artist¨ que desde una sala, abarrotada, cuyos asistentes aguardan el momento para estallar de risa, aplaudir o emocionarse, ante la pantalla una orquesta, la música estimula las emociones; entre bastidores esperan impacientes los miembros del equipo. John Goodman da el pego de productor indulgente y con los pies en la tierra de este periodo, y el gran cómico Jean Dujardin nos recuerda a los galanes tipo Valentino, John Gilbert o Antonio Moreno. Silencio al terminar la proyección. Extraño, ¿no? No, los aplausos inundan el lugar pero no se escuhan.
En estos primeros minutos uno se siente arrastrado por tan entrañable, cálida y jovial atmósfera, y hacen milagros el (luego procesado) blanco y negro de Guillaume Schiffman, tan resplandeciente y elegante, y una puesta en escena y recreación deliciosa de lo que tuvo que ser el Hollywood de entonces. El accidente que inicia la trama es el encuentro entre este adorado héroe, George Valentin (qué conveniente), y una chica de la que no sabemos nada; Bérénice Bejo, la delicada y bonita esposa de Hazanavicius, crea con Peppy Miller otra versión de la Peggy Pepper de Marion Davies en ¨Show People¨, cuyo sueño de convertirse en estrella la hace cruzar los muros que separan la calle de los grandes estudios.

Pero entre esos muros, los de Kinograph, la estrella es Valentin, y el que confluyan en los rodajes puede que ocasione algunas simpáticas tomas falsas, pero ya está haciendo mella en la vida de ambos, sobre todo en la del segundo. El de París sabe narrar los hechos con estilo, sensibilidad e ingenio; rinde pleitesía a aquella época y a aquel cine, a su vez con cierto tono de parodia, recoge los estereotipos y tópicos y los exagera, sin llegar hacer un exceso de caricatura, todo pasa por el molde del emotivo melodrama. ¨El Séptimo Cielo¨, uno de los más grandes de los 20, aparece homenajeado, pero dicha secuencia esconde un significado algo más inquietante...
Que veamos a la recién llegada Peppy jugando y poniéndose el traje de Valentin anuncia un deseo no de amor, sino de posesión, de tomar las ropas de otro y reemplazar el cuerpo del interior. Y así es como sucede. Hazanavicius se aparta del tono lúdico del principio y recuerda a Dreyer, al irrumpir un sueño, donde el sonido brota de los espacios antes silenciosos y al héroe no se le escucha. Es el momento en que el sonoro comienza a vislumbrarse como el siguiente paso en una industria enfocada en los ingresos; toda época tiene su principio y su final, y la del mudo no tardaría en ser enterrada.

Es la cara oscura de Hollywood, que no tardó en arruinar las carreras de aquellos incapaces de adaptarse, como les sucedió a nuestros amigos Gilbert, Moreno o la mítica Clara Bow. Valentin es, cual Chaplin, de los tercos contra el progreso y confiados en la tradición de mostrar las emociones a través de la expresión facial; instante desgarrador al verse a sí mismo hundiéndose en las arenas movedizas de su propia producción, otro presagio de muerte. Pero Peppy progresa, crece, es la nueva generación que sabe hablar, la que puede sobrevivir al explosivo desplome de la bolsa y posterior recesión económica, a la Depresión, que llega terriblemente inoportuna.
A partir de aquí ¨The Artist¨ es puro drama, el de un hombre que creyó demasiado en su figura, cuando entonces eso era imposible contra las maniobras de las productoras; las imágenes más poderosas del film están contenidas durante esta última parte, el crepúsculo, la caída en el olvido y la decadencia...no obstante, Hazanavicius no es Borzage, y no se apega todo lo que debiera a la tragedia, que encuentra una salida a la salvación gracias a la culpa y la compasión. Podría haberse torcido hacia caminos más oscuros, pero ese no es el final que hubiera querido el público, ¿verdad?

Tal vez por eso muchos la tildaron de tramposa y superficial; sí, es tramposa, de un modo emotivo, sincero, inocente y nostálgico, como lo pudo ser ¨Cinema Paradiso¨, pero funciona en su sencillez y autoconsciencia...y por eso no tardó en ser un bombazo en los Oscar y galardonada en innumerables festivales..Sin más pretensiones que un homenaje desde el corazón al hoy caduco 7.º Arte, arreglado para emocionarnos fácilmente, y no hay duda de que conmigo lo consiguió.
Eso sí, descarto todas las escenas del célebre terrier (resultan de una cursilería exagerada) y el tan agradable epílogo donde, por cosas del destino y la casualidad, Valentin es rescatado de una muerte inminente por disparo en el cerebro. Satisfactorio final, desde luego, pero tramposo. O, más bien, deliberadamente planeado de este modo si lo que el director buscaba era burlarse de los clásicos ¨happy endings¨ de Hollywood.



Me gusta (2) Reportar

Ver todas las crítica

Tendencia de puntuaciones

0
3%
1
3%
2
0%
3
3%
4
3%
5
1%
6
6%
7
16%
8
12%
9
16%
10
31%