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Una película que produce vergüenza ajena.
Lo único que podría destacarse en ella es lo ilimitable que puede ser la maldad en una persona; recordemos que toda está absurda historia comienza cuando dos supuestas amigas se están burlando de la que se va a casar, por lo gorda que es y el tamaño del traje de novia que va a usar.
Por otro lado, durante la película oíremos prácticamente diálogos basados en: ¨follar¨ o ¨cocaína¨.
Pero realmente lo que produce vergüenza es que está película sirva de ejemplo para la juventud, cuando promueve tres cosas realmente lamentables: discriminación, drogadicción e infidelidad.
¿Enserio esto es gracioso?
Al principio tenía sus ¨puntillos¨ pero cuando todas las situaciones se convierten en una repetición de sí mismas en diferentes ambientes, la sensación es estar viendo una película vacía.
Tampoco se esfuerza demasiado en cambiar una historia muy típica con sus previsibles acontecimientos.
Las interpretes sobreactúan en sus papeles. Quizá destacaría a Lizzy Caplan, a pesar de darle vida a un personaje caótico. Isla Fisher tampoco lo hace mal, pero su personaje es el más machacado en el aspecto personal que transmite.
El resto, Dunst, Mardsen... muy lejos de lo que habían demostrado anteriormente.

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