Ficha Funeral en Berlín


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Críticas de Funeral en Berlín (1)


bigladiesman

  • 24 Nov 2018

8


Segunda parte de la primera tanda de películas del agente Larry Palmer, interpretado por Michael Caine.

Caine luce muchísimo aquí como Palmer: de gesto permanentemente abatido y de ponerse la vena antes de la herida, insolente, desconfiado, cerebral y partidario de usar la mínima violencia posible, no se casa con nadie, ni jefes ni enemigos. Su buen hacer está presente en cada escena. Dos actores germanos destacados, Paul Hubschmidt (La tumba india) y el veterano secundario austríaco Oskar Homolka, con un espléndido currículum en Hollywood, son respectivamente Johnny Vulkan y el Coronel Stock, el hombre del MI5 en Berlín y el comandante de la Stasi en el Muro. Ambos están muy bien en su papel, especialmente Homolka, que a ratos eclipsa al mismo Caine con su sobreactuación (se ganaría otra aparición en “El cerebro de un millón de dólares”). La chica es la entonces debutante Eva Renzi, que muestra unas buenas tablas como la fascinante Sam Steele, aunque su actuación queda algo diluida al estar su voz doblada por otra actriz.

La película resulta bastante fiel a la novela original de Len Deighton con sus giros y requiebros de guion si bien echo de menos el clímax literario, con una lucha a muerte en la Noche de Guy Fawkes. El guionista jamaicano Evan Jones (Modesty Blaise, Evasión o victoria) se alía en buena sintonía con el director Guy Hamilton, quien da su sello personal al film añadiendo bastante del sentido del humor que caracterizan sus trabajos: Palmer suelta unas coñas tremebundas hasta en los peores momentos que dejarían sentado en el suelo al mismo James Bond. Si no fuera por esto, la verdad es que la cosa sería casi lacrimógena, y es que ser espía no es divertido.

A nivel técnico, está muy lograda la ambientación berlinesa: rodada en los mismos lugares que menta la novela, vemos esa Berlín gris, empobrecida y medio en ruínas de la Guerra Fría, que es un lugar ideal para películas como esta. Ken Adam, berlinés de nacimiento, se encarga de crear sets que encajan a la perfección con el ambiente. La banda sonora jazz de Konrad Elfers redondea el conjunto.

Una película muy grata en todos los aspectos y que se ve de un tirón. No os la podéis dejar perder a poco que os gusten los thrillers de espionaje



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