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Su comienzo me resultó divertido por una parte, pero soporífero por otra parte.
Una historia en la que la religión predomina sobre su protagonista, cada acto en el futuro tendrá un rumbo hacia una religión, la suya el hinduismo, en la que Visnu es el ente superior que le permite conocer a Cristo, y hacerse a la religión católica (como no, tiene que ser está la que predomine).
Una vez en el naufragio, todos los actos que le suceden son debidos a su dios, el dios de los cristianos, con quien paga sus temores pero a la vez se subleva ante él.
En fin, que en el caso de cualquiera, esperar algo de alguien inventado y que no existe, es como pedirle a un tigre (precisamente) que no te ataque.
Pues bien, tras las sandeces de la religión expuestas en la película, vemos las escenas conmovedoras del hundimiento y posteriormente como Pi debe sobrevivir en medio del océano, acompañado de un tigre de bengala, el cual irá poco a poco dominando para poder convivir juntos, pues la situación de uno en el bote y el otro sobre los flotadores no era la más adecuada, pues entre tiburones, tormentas, etc. No queda otra que acostumbrarse a estar el uno con el otro.
Una situación novedosa, que llega a ser impresionante y que construye el camino hacía un emotivo desenlace.
Pues bien, me ha parecido una película bastante buena ya que no esperaba nada de ella. Por supuesto, la banda sonora es algo que me ha gustado mucho y ha sido encajada perfectamente, una melodía épica que llega al corazón, sobre todo en momentos trágicos.
Pero estoy en desacuerdo total con sus Oscars. Nuevamente la manía estúpida de premiar efectos especiales claromosos de animales, donde se nota el uso del diseño digital aun tratando de hacerlos de la forma más realista, y dejar los que verdaderamente los usarón para idear algo inhexistente, en unas simples nominaciones.
Por los demás, divertida, emocionante, pero no llegará a ser una obra maestra.

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