Ficha Caminando entre Monstruos


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Críticas de Caminando entre Monstruos (1)




Mad Warrior

  • 15 Feb 2022

8



Ahí está La Tierra, colgada en el Espacio. Sin embargo no se parece en nada a la que conocemos, es más bien una bola incandescente de gases, metales y rocas además de otros compuestos.
Hemos retrocedido nada menos que 4.570 millones de años, justo cuando se supone se formó nuestro planeta...

Para muchos de los que llegamos a los 30 años, ¨Caminando entre Dinosaurios¨ fue algo especial en la infancia, fue lo que terminó de disparar nuestra obsesión por aquellos reptiles y bestias prehistóricas tras el acontecimiento de ¨Jurassic Park¨. La serie fue presentada por BBC desde 1.999 en un formato de seis episodios donde se describía con un rigor científico algo dudoso pero con una manufactura técnica y visual increíble lo que era la vida hace más de 240 millones de años, desde el Triásico hasta la extinción del Cretácico. La idea de Tim Haines logró su éxito poco a poco, con cada episodio, si bien para la comunidad científica no era más que un mero entretenimiento de fantasía y teorías sin fundamento.
Dicha aceptación popular dio pie a una saga, y seis años después el círculo histórico parecía que iba cerrarse con, curiosamente, el principio de todo. Haines regresa a la dirección, cuenta con más presupuesto (vital para recrear por ordenador y lo más fielmente posible ciertos acontecimientos, escenarios y criaturas) y con mayor asesoramiento científico; el formato se dispone esta vez en tres arcos con varias partes contenidas en cada uno, donde se irá saltando de época en época. Tras ver durante unos segundos la formación de La Tierra, Kenneth Branagh nos lleva muy adelante para conocer a los herederos de dicho lugar hostil e infernal...

Y aquí reside uno de los mayores fallos de ¨Caminando entre Monstruos¨: en la idea de querer comprimir en hora y media (la duración completa de todo el documental) un periodo enorme de tiempo, desde mitad del Cámbrico hasta finales del Pérmico (que son, así como así, casi 300 millones de años de historia y evolución). Esto da lugar, por supuesto, a saltos temporales no explicados, criaturas que no aparecen y no hacer hincapié en las tres primeras extinciones globales; además, contrastar los datos de 2.005 con los que tenemos ahora provoca claras inexactitudes.
Fuera de todas las anomalías científicas, esta serie resulta, en lo personal, incluso más fascinante que ¨Caminando entre Dinosaurios¨, pues nos muestra, empezando desde las profundidades de las aguas cámbricas, un mundo aún más ajeno a nuestro conocimiento, poblado por extraños bichos y seres que parecen de otra galaxia, un mundo todavía muy joven, con especies incipientes que serán cruciales en la evolución (el minúsculo haikouichthys) amenazadas por enormes depredadores (el monstruoso anomalocaris). El narrador entonces toma de referencia a ese ser esencial y sigue su evolución con una pirueta espacio-temporal.

Porque de los mares cámbricos nos vamos a los devónicos (que no silúricos), donde destacan el pequeño cephalaspis como primer antecesor nuestro y el asesino brontoscorpio; particular es la escabrosa visión de Haines y su manera de hacer avanzar los hechos: nos presenta a un animal importante en la evolución, al que seguimos, y que será asesinado por otro de repente, quitándole el ¨protagonismo¨...pero recibiendo su castigo más tarde. El episodio de la araña mesothelae en las fértiles tierras carboníferas (un periodo no recomendado a quienes odien a los insectos) es un buen ejemplo.
Para proseguir la evolución un animal debe morir y otro vivir, y aquél que se creía cazador se convertirá en presa, reestableciéndose el equilibrio evolutivo una y otra vez, de manera cruenta; lo mismo que le sucede al gran reptil pérmico dimetrodon, en este caso una hembra que mata a nuestros ancestros para alimentar a sus crías. Y es que, al igual que las anteriores entregas de ¨Caminando...¨ tendremos a varios ¨protagonistas¨ de cada arco temporal conduciendo la trama, y describiéndose de ellos comportamientos, instintos e incluso hábitos cotidianos, que resulta pura fantasía y no otra cosa. La exactitud no es un problema, porque Haines logra lo mismo que anteriormente.

Que te veas involucrado en el día a día de estos misteriosos seres con los que se nos fuerza a simpatizar como si se trataran de criaturas de nuestra época, porque el mundo animal fue y sigue siendo así: una brutal lucha por la supervivencia. El colofón de la serie, que terminaría de emitirse a finales de 2.005 con unos buenos índices de audiencia, es el final del Pérmico, marcado por la mayor extinción masiva conocida, que diezmó a más del 90% de la población.
Y dando paso al Triásico, donde empiezan a destacar pequeños reptiles los cuales habrán de convertirse en los futuros amos del Planeta durante millones de años. Se enlaza así, como en un anillo de Moebius, con el inicio de la serie, de vuelta a la aparición de los primeros dinosaurios...



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