Sinceramente, para mí es el peor de la trilogía y es que lo tenía muy difícil para igualar dos librazos como La Morada y El Exilio. En esta tercera parte, Drizzt se encuentra por fin en la superficie y tiene que enfrentrarse a todo tipo de problemas, como por ejemplo que la gente le juzgue por su color de piel.

El libro comienza muy bien, con Drizzt siendo culpado del asesinato de una familia y posteriormente Drizzt se venga matando a los dos culpables, dos cachorros de demonios baghert. Posteriormente, Drizzt es perseguido por un cazador llamado Rody McGristle y más tarde por un grupo de aventureros liderados por Dove, una de las Siete Hermanas. Al final, Drizzt llega a una cabaña y allí conoce a Montolio, un viejo explorador humano ciego que le enseña todo el saber y Drizzt acaba convirtiéndose en explorador.

Considero que la mejor parte del libro es esta, en la que Drizzt comparte parte de su tiempo con Montolio hasta que este se muere de viejo, después de unos años juntos. Y aquí es donde la cosa empieza a decaer. Drizzt se une a una banda de monjes masoquistas a los que les gusta que les infrinjan dolor y es perseguido de nuevo por el pesado de Rody McGristle, al que ahora le acompaña un trasgo que servía a los cachorros baghert.

¿Y por qué flojea el libro? Pues básicamente porque después de Artemis Enteri, la matrona Malicia y un Zaknafein zombi, McGristle es un villano tremendablemente flojo. Por si fuera poco, al final de la novela, cuando Drizzt conoce por fin a Bruenor y CattiBrie, Rody McGristle regresa para dar por culo y aun así le perdonan la vida, a pesar de haber matado a un elfo que había ayudado a Drizzt. ¿En serio? ¿No podían haber hecho simplemente que a McGristle se lo cargara Bruenor o que se despeñara por una montaña de nieve? En fin, un clímax muy decepcionante para un libro bastante bueno.

El peor de la trilogía, pero aun así muy digno.

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