Sinopsis:
"Lone Survivor: Director's Cut" es la versión para consolas de "Lone Survivor" para PC. Las novedades de esta edición van más allá de las mejoras técnicas y visuales, y se centran en añadir nuevos aspectos en el modo New Game+ que se desbloquea al terminar por primera vez la aventura. Los aficionados acérrimos encontrarán aquí el principal motivo de interés que puede despertar esta edición en + caso de contar con la original.
Estas novedades incluyen seis nuevas localizaciones o escenarios, dos finales completamente nuevos (solucionando así el gap argumental que muchos usuarios criticaron de la versión original), nuevos objetos, enemigos y sorpresas. Ahora podemos subir una partida guardada para intercambiarla con la edición de PS3 o PSVita, además de poder hacer uso del cross-play, de la vibración en el Dual Shock o de trofeos, que curiosamente se aconseja desactivar para no mermar la experiencia de juego. La versión para PS Vita uso de la pantalla táctil para diversas acciones secundarias.
El "Director's Cut" soluciona cientos de bugs presentes en la edición original, añade nuevos efectos de iluminación, presenta nuevas melodías, diálogos reconstruídos, una mejor interfaz para navegar.
Por lo demás, el argumento sigue siendo el mismo:
Hastiado del mundo, un muchacho decide salir de su cuarto para explorar lo que queda de humanidad después de que una infección diese al traste con las esperanzas de la raza humana. Apenas quedan unos cuantos supervivientes, poco o nada de comida y cero recursos para afrontar un combate cuerpo a cuerpo con las criaturas que ahora, y sin motivo aparente, campan a sus anchas por lo que antes eran joviales calles repletas de vitalidad. Nuestro héroe hace tiempo que dejó de soñar con una escapatoria. Sin recursos para sobrevivir, se limita a escapar de las alucinaciones que provocan el aburrimiento y la falta de alimento, buscando cualquier tipo de sustancia que le ayude a dormir o a rememorar la vida pasada que no volverá.
No, nuestro héroe no sabe utilizar una pistola -aunque no le quedará otro remedio- ni tampoco sería capaz de enfrentarse a las abominables criaturas que otrora fueron -cree pensar- humanos. No es un portento físico ni tampoco un ex-soldado a quien las tropas estatales reclaman por su experiencia de campo. Este muchacho podría ser nuestro vecino, el vendedor de perritos calientes de la acera o nosotros mismos después de una semana de interminable vicio delante de la consola. Su máxima preocupación es evitar la pérdida de la poca cordura que le queda, sin importar cuánto tiempo lleva sufriendo el esperpento en el que se ha convertido su vida. El único tesoro con el que cuenta es su pequeño apartamento, a lo que eventualmente podríamos sumarle la linterna de color rojo que obtuvo de una presencia fantasmagórica.