Uno de los videojuegos de corte indie que más llamaba la atención de la comunidad ha sido, desde su anuncio, el esperado From Dust. ¿Los motivos? El principal el de estar encabezado por el gurú Eric Chahi, un creativo no demasiado prolífico en cuanto a número de lanzamientos, pero responsable de videojuegos tan memorables como el genial Another World.
En el juego seremos el Hálito, una suerte de + criatura divina que se muestra en pantalla como un simple icono en movimiento, pero que es invocado por un pueblo indígena para salir en su socorro y no sólo ayudarles a sobrevivir sino también a lograr recuperar la sabiduría perdida y también a que sus aldeas prosperen.
Como Hálito podemos dar órdenes muy sencillas a nuestros adoradores y, además, interactuar en la orografía de los escenarios alterándolos con las fuerzas de la naturaleza sobre las que tenemos un cierto control.
Los objetivos son sencillos: Se nos planta en un escenario natural en el que no hay nada artificial construido, y tenemos que hacer prosperar a nuestra civilización rápidamente.
No obstante esto no es un RTS tradicional o un título de gestión de recursos, y todo se plantea más parecido a un videojuego de rompecabezas estilo Lemmings que a cualquier otro estilo jugable. Así siempre comenzamos construyendo una aldea, labor automatizada, y acto seguido tratando de llegar a diferentes puntos del escenario: Ya sea para fundar el número de aldeas que se nos exija, o para dar con runas mágicas que nos permitan protegernos de desastres naturales como tsunamis, incendios o volcanes.
Sinopsis:
Uno de los videojuegos de corte indie que más llamaba la atención de la comunidad ha sido, desde su anuncio, el esperado From Dust. ¿Los motivos? El principal el de estar encabezado por el gurú Eric Chahi, un creativo no demasiado prolífico en cuanto a número de lanzamientos, pero responsable de videojuegos tan memorables como el genial Another World.
En el juego seremos el Hálito, una suerte de + criatura divina que se muestra en pantalla como un simple icono en movimiento, pero que es invocado por un pueblo indígena para salir en su socorro y no sólo ayudarles a sobrevivir sino también a lograr recuperar la sabiduría perdida y también a que sus aldeas prosperen.
Como Hálito podemos dar órdenes muy sencillas a nuestros adoradores y, además, interactuar en la orografía de los escenarios alterándolos con las fuerzas de la naturaleza sobre las que tenemos un cierto control.
Los objetivos son sencillos: Se nos planta en un escenario natural en el que no hay nada artificial construido, y tenemos que hacer prosperar a nuestra civilización rápidamente.
No obstante esto no es un RTS tradicional o un título de gestión de recursos, y todo se plantea más parecido a un videojuego de rompecabezas estilo Lemmings que a cualquier otro estilo jugable. Así siempre comenzamos construyendo una aldea, labor automatizada, y acto seguido tratando de llegar a diferentes puntos del escenario: Ya sea para fundar el número de aldeas que se nos exija, o para dar con runas mágicas que nos permitan protegernos de desastres naturales como tsunamis, incendios o volcanes.