El jugador encarna la figura de Makoto Naegi, un estudiante corriente que no ha destacado en nada en toda su vida. A pesar de esa normalidad aplastante, algo extraordinario ha pasado en su vida: va a entrar en la academia Hope’s Peak, la más prestigiosa del país, una institución para élites que sólo admite a los estudiantes más destacados en alguna rama concreta, aunque no sea estrictamente una + rama académica. Quien sale de Hope’s Peak tiene el futuro más que garantizado como demuestra el hecho de que muchos altos ejecutivos y dirigentes importantes del gobierno vienen de este instituto. ¿Y cómo un estudiante tan sumamente corriente como Makoto ha ingresado aquí? De la forma más rocambolesca: por sorteo. Las disciplinas en las que los estudiantes de Hope’s Peak destacan pueden ser de los más diversas, y en el caso del protagonista va a ingresar por ser el ganador de un sorteo a nivel nacional, por destacar en “buena suerte”. De hecho, la historia de cómo Makoto acabó siendo seleccionado es todavía más rocambolesca que un simple sorteo, pero esa es otra historia.
Emocionado pero asustado, Makoto afronta su primer día de clase después de haberse pasado la noche leyendo sobre sus compañeros de clase, todos “Ultimates”, figuras famosas incluso a pesar de que son estudiantes de la misma edad que él. Hay un fenómeno del béisbol juvenil, una luchadora de artes marciales imbatida, una ídolo del pop que lidera la banda de chicas más popular del momento, una escritora que ya ha logrado varios best-sellers a pesar de su edad, la chica más de moda en revistas de tendencias, el mejor adivino del país, la jugadora profesional más destacada, e incluso el jefe de bandas de moteros más temido del país. No hay información de todos, pero los que hay son figuras famosas, que han hecho cosas que la inmensa mayoría no podrían hacer en una vida. Muy intimidante para alguien tan normal como el protagonista
Con lógicas dudas en la cabeza, Makoto da el primer paso en su nueva vida y entra en la academia dispuesto a asistir a la ceremonia de apertura. Pero una vez dentro algo pasa, pierde la conciencia y se desmaya. Más tarde despierta solo en una clase, no sabe qué ha pasado ni cómo ha llegado, pero inmediatamente nota algo raro: no hay ventanas, o más concretamente, donde debería haber ventanas hay unas enormes placas metálicas. Extrañado y desorientado, nos dirigimos de nuevo a la entrada a ver si encontramos a alguien, cosa que hacemos: nuestros 14 compañeros de promoción están en donde supuestamente debería estar la salida del edificio, excepto que en vez del recibidor que recordamos, ahora hay una gigantesca puerta metálica cerrada a cal y canto, acompañada además de dos enormes ametralladoras.
Después de las presentaciones y de constatar que no hay más estudiantes que los 15 que están en la sala, el grupo se dirige confuso al gimnasio ante la llamada del “director”, esperando encontrar respuestas a la extraña situación. Pero la respuesta es todavía más confusa, y aterradora, de lo que cabrían esperar. Para empezar, el director es una especie de oso de peluche -no lo llames así- llamado Monokuma, con un cuerpo formado por dos partes diferenciadas: una blanca y una negra. Por si esto no fuera suficientemente estrambótico, el extraño personaje explica a los estudiantes que estarán en el colegio para toda la vida y que deberán respetar una serie de normas. Por descontado, los estudiantes no se lo toman muy bien y siguen pensando que esto es una broma pesada, pero pronto descubrirán que no, que va muy en serio. Sólo hay una forma de salir de allí según el director: matar a uno de los compañeros, y luego no ser descubierto. Si lo consigue, el asesino será liberado, y todos los demás serán ejecutados, pero si es descubierto, sólo el asesino muere y el resto continúa su vida encerrados.
Así comienza una pesadilla que se va desarrollando magistralmente a través de distintos episodios, con el pulso y el acierto de una buena novela de misterio, repleta de tramas y subtramas que se apoyan en la fantástica caracterización de los personajes: Chihiro Fujisaki, Byakuya Togami, Aoi Asahina, Kyouko Kirigiri, Mondo Owada, Celestia Ludenberg… todos son personalidades fascinantes, complejas y extremas, envueltos en una situación de alta tensión en la que tienen que colaborar con los demás sabiendo por otra parte que pueden ser asesinados por sus compañeros. Por si fuera poco, el propio Monokuma, con su irritante voz, se ocupará de hacernos la estancia todavía más insoportable, aumentando la tensión para conseguir que los prisioneros se maten entre ellos, como si fuera un macabro juego que sólo él encuentra divertido. La identidad del antagonista y sus motivaciones serán uno de los grandes misterios de la historia.
Cuando un asesinato se produce, comienza la parte más interactiva del juego. Para empezar, hay que recabar pistas, explorar el lugar del crimen y otros puntos de interés. Necesitas encontrar todos los datos posibles del asesinato para averiguar quién ha sido el responsable. Con un cursor iremos buscando por la pantalla posibles puntos de interés -que podemos además señalar con un botón para evitar tener que buscar a ciegas si lo deseamos-, y esos puntos de interés desbloquearán posibles pruebas. Una vez con todos los hechos en la mano, afrontaremos los momentos más emocionantes e interactivos del juego: los juicios.
En el juicio, el grupo trata de descubrir quién es el verdadero culpable del asesinato en medio de una oleada de dudas y sospechas. A pesar de no ser nada especial, Makoto tendrá un papel central como protagonista a la hora de desentrañar el misterio -aunque con ayuda por parte de otros miembros del grupo-. Hay tres tipos de pruebas interactivas que hay que superar a lo largo de un juicio, que puede ser bastante largo. En una, los personajes conversan entre ellos, tratando de levantar acusaciones o exponer dudas; en esta fase debemos utilizar lo que se llama una “bala de verdad”, y dispararla contra una palabra clave para señalar una inconsistencia o una falsedad. El reto consiste en elegir la bala adecuada, bien entre las que tienes, o bien “robándolas” de las conversaciones de tus compañeros; puesto que las conversaciones se van repitiendo, puedes hacer varias pruebas, aunque hay que tener cuidado pues sólo puedes equivocarte un número máximo de veces. También hay que apuntar bien, ya que las palabras clave se mueven rápido, rotan, o están tapadas por “ruido”, así que hay un elemento de habilidad, facilitado por una especie de “tiempo bala” con el que podremos apuntar mejor por unos segundos.
En las otras dos pruebas, en una tendremos que encontrar la palabra clave seleccionando las letras correctas de la secuencia. Y en una tercera prueba deberemos romper la resistencia de uno de nuestros compañeros con una especie de bemani muy simple en el que deberemos pulsar un botón con un ritmo determinado para ¨apuntar¨ y otro botón para disparar y destruir los argumentos del rival hasta que se rinda y asuma la verdad. El juego ofrece niveles de dificultad divididos en dos categorías: uno para la lógica, y otro para la “acción”. Puedes complicarte la elección de posibilidades, aumentando el número de opciones disponibles, o puedes complicarte las pruebas de habilidad, haciendo que sean más difíciles cosas como el apuntar. El modo normal es bastante asequible y no dará complicaciones a nadie en ninguno de los dos aspectos, además el juego nos deja reiniciar una vez que nos quedemos sin vidas en un juicio, así que la posibilidad de atascarse es bastante pequeña -y siempre tienes los modos más fáciles que harán que los juicios no tengan reto alguno-.
Cuando no estamos en un juicio en el que se decide nuestras vidas, asistiremos al desarrollo de la historia, exploraremos las instalaciones y tendremos libertad para desarrollar nuestras relaciones con los personaje. Cuando tengamos tiempo libre podremos hablar con el personaje que queramos y conocerle un poco mejor, con varios niveles de profundidad hasta conseguir conocerlo a fondo. La idea es un poco parecida a los Enlaces Sociales de ¨Persona¨, pero menos desarrollado y sin apenas efectos prácticos, aunque con el plus de que los personajes son también muy interesantes y ahondar en ellos es muy atractivo. Al contrario que la saga de Atlus, los personajes en ¨DanganRonpa¨ son tremendamente exagerados e “irreales”, pero eso no les quita encanto. Conocerlos mejor nos dará además ciertas ventajas durante el juicio que podremos desbloquear. Un modo alternativo del juego, fuera de cánon, nos permitirá pasar nuestro tiempo en la academia con ellos y explorar a fondo sus personalidades, sin miedo a perderlos en algún asesinato. Un detalle importante de estas relaciones es que podremos gastar monedas en una máquina de bolas con diferentes objetos aleatorios que podremos regalar a nuestros compañeros cuando terminemos una conversación. Si el objeto en cuestión es interesante para ellos, mejoraremos todavía más nuestras relaciones y podremos saber más de ellos.
El jugador encarna la figura de Makoto Naegi, un estudiante corriente que no ha destacado en nada en toda su vida. A pesar de esa normalidad aplastante, algo extraordinario ha pasado en su vida: va a entrar en la academia Hope’s Peak, la más prestigiosa del país, una institución para élites que sólo admite a los estudiantes más destacados en alguna rama concreta, aunque no sea estrictamente una + rama académica. Quien sale de Hope’s Peak tiene el futuro más que garantizado como demuestra el hecho de que muchos altos ejecutivos y dirigentes importantes del gobierno vienen de este instituto. ¿Y cómo un estudiante tan sumamente corriente como Makoto ha ingresado aquí? De la forma más rocambolesca: por sorteo. Las disciplinas en las que los estudiantes de Hope’s Peak destacan pueden ser de los más diversas, y en el caso del protagonista va a ingresar por ser el ganador de un sorteo a nivel nacional, por destacar en “buena suerte”. De hecho, la historia de cómo Makoto acabó siendo seleccionado es todavía más rocambolesca que un simple sorteo, pero esa es otra historia.
Emocionado pero asustado, Makoto afronta su primer día de clase después de haberse pasado la noche leyendo sobre sus compañeros de clase, todos “Ultimates”, figuras famosas incluso a pesar de que son estudiantes de la misma edad que él. Hay un fenómeno del béisbol juvenil, una luchadora de artes marciales imbatida, una ídolo del pop que lidera la banda de chicas más popular del momento, una escritora que ya ha logrado varios best-sellers a pesar de su edad, la chica más de moda en revistas de tendencias, el mejor adivino del país, la jugadora profesional más destacada, e incluso el jefe de bandas de moteros más temido del país. No hay información de todos, pero los que hay son figuras famosas, que han hecho cosas que la inmensa mayoría no podrían hacer en una vida. Muy intimidante para alguien tan normal como el protagonista
Con lógicas dudas en la cabeza, Makoto da el primer paso en su nueva vida y entra en la academia dispuesto a asistir a la ceremonia de apertura. Pero una vez dentro algo pasa, pierde la conciencia y se desmaya. Más tarde despierta solo en una clase, no sabe qué ha pasado ni cómo ha llegado, pero inmediatamente nota algo raro: no hay ventanas, o más concretamente, donde debería haber ventanas hay unas enormes placas metálicas. Extrañado y desorientado, nos dirigimos de nuevo a la entrada a ver si encontramos a alguien, cosa que hacemos: nuestros 14 compañeros de promoción están en donde supuestamente debería estar la salida del edificio, excepto que en vez del recibidor que recordamos, ahora hay una gigantesca puerta metálica cerrada a cal y canto, acompañada además de dos enormes ametralladoras.
Después de las presentaciones y de constatar que no hay más estudiantes que los 15 que están en la sala, el grupo se dirige confuso al gimnasio ante la llamada del “director”, esperando encontrar respuestas a la extraña situación. Pero la respuesta es todavía más confusa, y aterradora, de lo que cabrían esperar. Para empezar, el director es una especie de oso de peluche -no lo llames así- llamado Monokuma, con un cuerpo formado por dos partes diferenciadas: una blanca y una negra. Por si esto no fuera suficientemente estrambótico, el extraño personaje explica a los estudiantes que estarán en el colegio para toda la vida y que deberán respetar una serie de normas. Por descontado, los estudiantes no se lo toman muy bien y siguen pensando que esto es una broma pesada, pero pronto descubrirán que no, que va muy en serio. Sólo hay una forma de salir de allí según el director: matar a uno de los compañeros, y luego no ser descubierto. Si lo consigue, el asesino será liberado, y todos los demás serán ejecutados, pero si es descubierto, sólo el asesino muere y el resto continúa su vida encerrados.
Así comienza una pesadilla que se va desarrollando magistralmente a través de distintos episodios, con el pulso y el acierto de una buena novela de misterio, repleta de tramas y subtramas que se apoyan en la fantástica caracterización de los personajes: Chihiro Fujisaki, Byakuya Togami, Aoi Asahina, Kyouko Kirigiri, Mondo Owada, Celestia Ludenberg… todos son personalidades fascinantes, complejas y extremas, envueltos en una situación de alta tensión en la que tienen que colaborar con los demás sabiendo por otra parte que pueden ser asesinados por sus compañeros. Por si fuera poco, el propio Monokuma, con su irritante voz, se ocupará de hacernos la estancia todavía más insoportable, aumentando la tensión para conseguir que los prisioneros se maten entre ellos, como si fuera un macabro juego que sólo él encuentra divertido. La identidad del antagonista y sus motivaciones serán uno de los grandes misterios de la historia.
Cuando un asesinato se produce, comienza la parte más interactiva del juego. Para empezar, hay que recabar pistas, explorar el lugar del crimen y otros puntos de interés. Necesitas encontrar todos los datos posibles del asesinato para averiguar quién ha sido el responsable. Con un cursor iremos buscando por la pantalla posibles puntos de interés -que podemos además señalar con un botón para evitar tener que buscar a ciegas si lo deseamos-, y esos puntos de interés desbloquearán posibles pruebas. Una vez con todos los hechos en la mano, afrontaremos los momentos más emocionantes e interactivos del juego: los juicios.
En el juicio, el grupo trata de descubrir quién es el verdadero culpable del asesinato en medio de una oleada de dudas y sospechas. A pesar de no ser nada especial, Makoto tendrá un papel central como protagonista a la hora de desentrañar el misterio -aunque con ayuda por parte de otros miembros del grupo-. Hay tres tipos de pruebas interactivas que hay que superar a lo largo de un juicio, que puede ser bastante largo. En una, los personajes conversan entre ellos, tratando de levantar acusaciones o exponer dudas; en esta fase debemos utilizar lo que se llama una “bala de verdad”, y dispararla contra una palabra clave para señalar una inconsistencia o una falsedad. El reto consiste en elegir la bala adecuada, bien entre las que tienes, o bien “robándolas” de las conversaciones de tus compañeros; puesto que las conversaciones se van repitiendo, puedes hacer varias pruebas, aunque hay que tener cuidado pues sólo puedes equivocarte un número máximo de veces. También hay que apuntar bien, ya que las palabras clave se mueven rápido, rotan, o están tapadas por “ruido”, así que hay un elemento de habilidad, facilitado por una especie de “tiempo bala” con el que podremos apuntar mejor por unos segundos.
En las otras dos pruebas, en una tendremos que encontrar la palabra clave seleccionando las letras correctas de la secuencia. Y en una tercera prueba deberemos romper la resistencia de uno de nuestros compañeros con una especie de bemani muy simple en el que deberemos pulsar un botón con un ritmo determinado para ¨apuntar¨ y otro botón para disparar y destruir los argumentos del rival hasta que se rinda y asuma la verdad. El juego ofrece niveles de dificultad divididos en dos categorías: uno para la lógica, y otro para la “acción”. Puedes complicarte la elección de posibilidades, aumentando el número de opciones disponibles, o puedes complicarte las pruebas de habilidad, haciendo que sean más difíciles cosas como el apuntar. El modo normal es bastante asequible y no dará complicaciones a nadie en ninguno de los dos aspectos, además el juego nos deja reiniciar una vez que nos quedemos sin vidas en un juicio, así que la posibilidad de atascarse es bastante pequeña -y siempre tienes los modos más fáciles que harán que los juicios no tengan reto alguno-.
Cuando no estamos en un juicio en el que se decide nuestras vidas, asistiremos al desarrollo de la historia, exploraremos las instalaciones y tendremos libertad para desarrollar nuestras relaciones con los personaje. Cuando tengamos tiempo libre podremos hablar con el personaje que queramos y conocerle un poco mejor, con varios niveles de profundidad hasta conseguir conocerlo a fondo. La idea es un poco parecida a los Enlaces Sociales de ¨Persona¨, pero menos desarrollado y sin apenas efectos prácticos, aunque con el plus de que los personajes son también muy interesantes y ahondar en ellos es muy atractivo. Al contrario que la saga de Atlus, los personajes en ¨DanganRonpa¨ son tremendamente exagerados e “irreales”, pero eso no les quita encanto. Conocerlos mejor nos dará además ciertas ventajas durante el juicio que podremos desbloquear. Un modo alternativo del juego, fuera de cánon, nos permitirá pasar nuestro tiempo en la academia con ellos y explorar a fondo sus personalidades, sin miedo a perderlos en algún asesinato. Un detalle importante de estas relaciones es que podremos gastar monedas en una máquina de bolas con diferentes objetos aleatorios que podremos regalar a nuestros compañeros cuando terminemos una conversación. Si el objeto en cuestión es interesante para ellos, mejoraremos todavía más nuestras relaciones y podremos saber más de ellos.
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