Hay videojuegos y videojuegos, es sabido. Hay grandes ventas, clásicos, favoritos personales, y hay, entre otras cosas, esa joyas raras, bien o mal valoradas en su época, que despliegan imaginación, originalidad, una mezcla de géneros deliciosa y un diseño atractivo. Psiconautas (Psychonauts) está en el último grupo, una maravilla escasamente valorada en su época, que está recibiendo parte del respeto que se merece con el correr de los años.
Mezclando plataformas y aventuras, nos muestra un (pequeño) mundo que nos recuerda a Tim Burton y a Jhonen Vazquez (Invasor Zim), un campamento de verano para niños psíquicos con potencial. El estrambótico campamento no es nada en comparación con los mundos a los que tendremos acceso: ¿qué es un monstruo del lago que secuestra niños, u osos y pumas con poderes psíquicos, ante una fiesta de baile setentosa, un Espaméxico de satén negro, un campo de batalla repleto de tanques, balas, trapecios y sogas?
Además de las originalísimas mentes a las que podremos acceder, cada una con un estilo único, según transcurra la historia, nos encontramos con diversos coleccionables: uno de ellos sólo se revelará en la segunda mitad del juego. Además de los ¨fragmentos¨ de colores, las bóvedas, el equipaje emocional, las cartas Psi, la búsqueda de objetos y las puntas de flechas, claro, que tienen importancia variada según cuáles sean tus objetivos.
Razputin, indiscutido protagonista, se encuentra con niños de su edad en el campamento, enfrentándose a diversas situaciones. Es imposible, desde el vamos, encontrar todos los diálogos y comprender todo lo que sucede a nuestros colegas de campamento, por lo que es aconsejable jugar más de una vez el juego para comprender la magnitud de los hechos. Además, están los instructores, que le enseñarán a Raz diversas habilidades psíquicas.
Por supuesto, hay más de lo que se ve a simple vista, y nuestro protagonista debe ir y salvar la situación, una más horrible de la que se podría pensar en primera instancia, en especial si empiezas a pensar *cómo* se obtiene el *combustible* para esos *vehículos*. En menos de cuarenta y ocho horas, Razputin, con una sangre fría loable, debe ser el héroe de esos que tanto leyó en sus historietas. En el camino, se las arregla para ganarse amigos y una ¨amigovia¨, obtener todas las habilidades que pueda, afinar la puntería y los reflejos...
Porque reflejos y coordinación es lo que necesitarás en el nivel final. Es uno de los más difíciles de toda la historia de los videojuegos, con un ambiente inquietante, una historia de fondo poco tranquilizadora, y el saber que se está en una situación muy complicada, por decir lo menos.
Un videojuego raro, excelente, con ese toque que no puede ponerse en palabras, pero que, quizás, pueda comprenderse como ¨encanto¨. O ¨atractivo¨. O, en dos palabras, una joya.
Shamsia
10
Hay videojuegos y videojuegos, es sabido. Hay grandes ventas, clásicos, favoritos personales, y hay, entre otras cosas, esa joyas raras, bien o mal valoradas en su época, que despliegan imaginación, originalidad, una mezcla de géneros deliciosa y un diseño atractivo. Psiconautas (Psychonauts) está en el último grupo, una maravilla escasamente valorada en su época, que está recibiendo parte del respeto que se merece con el correr de los años.
Mezclando plataformas y aventuras, nos muestra un (pequeño) mundo que nos recuerda a Tim Burton y a Jhonen Vazquez (Invasor Zim), un campamento de verano para niños psíquicos con potencial. El estrambótico campamento no es nada en comparación con los mundos a los que tendremos acceso: ¿qué es un monstruo del lago que secuestra niños, u osos y pumas con poderes psíquicos, ante una fiesta de baile setentosa, un Espaméxico de satén negro, un campo de batalla repleto de tanques, balas, trapecios y sogas?
Además de las originalísimas mentes a las que podremos acceder, cada una con un estilo único, según transcurra la historia, nos encontramos con diversos coleccionables: uno de ellos sólo se revelará en la segunda mitad del juego. Además de los ¨fragmentos¨ de colores, las bóvedas, el equipaje emocional, las cartas Psi, la búsqueda de objetos y las puntas de flechas, claro, que tienen importancia variada según cuáles sean tus objetivos.
Razputin, indiscutido protagonista, se encuentra con niños de su edad en el campamento, enfrentándose a diversas situaciones. Es imposible, desde el vamos, encontrar todos los diálogos y comprender todo lo que sucede a nuestros colegas de campamento, por lo que es aconsejable jugar más de una vez el juego para comprender la magnitud de los hechos. Además, están los instructores, que le enseñarán a Raz diversas habilidades psíquicas.
Por supuesto, hay más de lo que se ve a simple vista, y nuestro protagonista debe ir y salvar la situación, una más horrible de la que se podría pensar en primera instancia, en especial si empiezas a pensar *cómo* se obtiene el *combustible* para esos *vehículos*. En menos de cuarenta y ocho horas, Razputin, con una sangre fría loable, debe ser el héroe de esos que tanto leyó en sus historietas. En el camino, se las arregla para ganarse amigos y una ¨amigovia¨, obtener todas las habilidades que pueda, afinar la puntería y los reflejos...
Porque reflejos y coordinación es lo que necesitarás en el nivel final. Es uno de los más difíciles de toda la historia de los videojuegos, con un ambiente inquietante, una historia de fondo poco tranquilizadora, y el saber que se está en una situación muy complicada, por decir lo menos.
Un videojuego raro, excelente, con ese toque que no puede ponerse en palabras, pero que, quizás, pueda comprenderse como ¨encanto¨. O ¨atractivo¨. O, en dos palabras, una joya.
Reportar