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La producción fue bastante descuidada. Christopher Lee contó sobre esta película que cuando hubo que doblarla al inglés, tuvo que recitar lo poco que recordaba de los diálogos de memoria e improvisar sobre la marcha: la chica que debía apuntar los diálogos para su doblaje (recordemos que estas películas se solían rodar, por comodidad, sin sonido), por algún motivo, no transcribió las líneas de Lee.
TANO
Con una sinopsis así, y con Christopher Lee por medio, ¿cómo no iba a ver esta película?
Tenemos a una especie de compañía de teatro callejera que es invitada a un castillo para interpretar su espectáculo, para su extraño dueño, un conde que se dedica a embalsamar animales para ¨preservar su belleza¨. El problema es que no solo embalsama animales.
La película se mueve entre lo intrigante e interesante, y otras cosas más tontas que se cargan... (seguir leyendo)