Con una sinopsis así, y con Christopher Lee por medio, ¿cómo no iba a ver esta película?
Tenemos a una especie de compañía de teatro callejera que es invitada a un castillo para interpretar su espectáculo, para su extraño dueño, un conde que se dedica a embalsamar animales para ¨preservar su belleza¨. El problema es que no solo embalsama animales.
La película se mueve entre lo intrigante e interesante, y otras cosas más tontas que se cargan... (seguir leyendo)
Donald Sutherland se sintió tan en deuda con Warren Kiefer que, como habréis deducido, bautizó a su ahora archifamoso hijo (nacido junto a su mucho menos famosa hermana gemela en 1966) con el apellido del director neoyorquino.
TANO
Con una sinopsis así, y con Christopher Lee por medio, ¿cómo no iba a ver esta película?
Tenemos a una especie de compañía de teatro callejera que es invitada a un castillo para interpretar su espectáculo, para su extraño dueño, un conde que se dedica a embalsamar animales para ¨preservar su belleza¨. El problema es que no solo embalsama animales.
La película se mueve entre lo intrigante e interesante, y otras cosas más tontas que se cargan... (seguir leyendo)