En tanto que productor americano de la película, James Nicholson de American International montó un gimmick a lo William Castle: a cada espectador se le entregaba un saquito de sal y un prospecto con supuestos conjuros para librarase del miedo que iban a pasar.
En las escenas que está el águila volando en el campus, se puede apreciar que tiene unas cuerdas atadas a las garras.
reptilenin
Película poco conocida,con ese aroma añejo a producciones británicas de los sesenta y una trama de brujería casera que siempre me ha gustado desde la primera vez que la vi.
Todo muy efectivo,buenas actuaciones de la pareja y compañia,una historia que va creciendo con los minutos y esa atmósfera tan característica de este tipo de películas de las que hace mucho tiempo que se dejaron de hacer.
Muy... (seguir leyendo)