Frases célebres de El Laberinto del Fauno



obedecer por obedecer...eso solo lo hacen personas como usted, capitan


La guerra terminó y ganamos nosotros, y si para que nos enteremos todos hay que matar a esos hijos de puta, pues los matamos y ya está


Cuentan que hace mucho, mucho tiempo en el reino subterráneo, donde no existe la mentira, ni el dolor vivía un princesa que soñaba con el mundo de los humanos, soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol.


Un día burlando toda vigilancia la princesa escapó. Una vez en el exterior la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado.


La princesa olvidó quién era, de dónde venía. Su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor. Y al correr de los años murió.


Sin embargo, su padre, El Rey sabía que el alma de la princesa regresaría quizá en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar y él la esperaría hasta su último aliento, hasta que el mundo dejara de girar.


Es un laberinto. Nada, un montón de piedras muy viejas que han estado siempre ahí, antes incluso que el molino. Mejor que ni te acerques te puedes perder.


¿Qué es ese ruido? - No es nada hija. Es el viento. Las noches aquí son muy distintas a las de la ciudad.


Pues mi abuela me decía que con los faunos hay que andarse con cuidado.


Con la tiza, trazaréis el contorno de una puerta en cualquier parte de tu habitación.


Porque son inescrutables los caminos del Señor, porque en su palabra y en su misterio se encierra la esencia de su misericordia.


Porque si bien Dios nos envía el mensaje, está en nosotros descifrarlo, porque al abrirnos los brazos la tierra se lleva solo el cascarón vacío y sin sentido.


La puerta está cerrada. - En ese caso, haced vuestra propia puerta.


Decidle a mi hijo, decidle a qué hora murió su padre. Decidle que yo... - No. Ni siquiera sabrá tu nombre.


El mundo es un lugar cruel