Digo en la crítica que esta película es única en el aspecto de que su protagonista es anónimo. Así es: Victor Kilian, hasta entonces un reputado secundario, entró en las lisas negras de McCarthy por sus ideas progres, y tuvo que pasarse al teatro, donde tuvo una carrera más que decente. En los 70 recuperó la popularidad gracias a la tele, pero en 1979 unos cacos entraron en su casa a robar y los muy hijoputas se lo cargaron a porrazo limpio. Tenía 88 años. Sí señor, muy valientes los chorizos esos. Cuanto desgraciao corre por el mundo, leches...

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