Ficha La Isla de los Monstruos

4.17 - Total: 28

  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de La Isla de los Monstruos (8)




Mad Warrior

  • 13 Mar 2022

2



En un mundo asfixiado por los gases contaminantes de las chimeneas de las fábricas, símbolo de la industrialización, por el incremento de delincuencia y de la crueldad infantil, por el desapego paterno...el único lugar seguro en el que se puede refugiar un niño son sus sueños...
¡Y si es al lado de Godzilla mejor que mejor!

Si bien ¨Invasión Extrarrestre¨, con el regreso de Ishiro Honda a la saga de Godzilla, podría haber supuesto el broche de oro perfecto para ella, los señores de Toho no cesaron en su manía de seguir reinventando las aventuras del saurio debido a la buena respuesta en taquilla. Pero las cosas habían cambiado; la competencia de las ¨kaiju-eiga¨ era tan grande a finales de los 60 que el público estaba ya perdiendo interés, por otro lado Gamera, pese al escaso presupuesto de sus películas, atraía a gente (mayormente padres con hijos) a las salas, y para colmo las series de televisión explotaban de mejor manera lo que antes ofrecía el cine.
Dicho y hecho. Se reclama en la compañía la presencia de Honda, quien, aunque hasta la coronilla de los films de Godzilla, se amolda a la propuesta que idea Shinichi Sekizawa...¿pero qué es lo que se inventa exactamente? Ya que eran los niños el principal interés de la rival Daiei, ahí decidieron apuntar también en Toho, destinando la nueva hazaña de su monstruo estrella a un programa llamado Toho Champion Festival, consistente en ofrecer series, dibujos animados y retocar todos sus ¨kaiju-eiga¨ para el público infantil.

Por eso mismo ¨Oru Kaiju Daishingeki¨ se estrenaría a finales de Diciembre, un producto perfecto para fechas de Navidad; otro aspecto importante fue el descenso del presupuesto y la imposibilidad del genio Eiji Tsuburaya de participar como encargado de los efectos, por su cada vez peor estado de salud y sus compromisos en televisión. Honda, con la sola supervisión del anterior, tuvo que administrarlos como pudo bajo su mando, además de reducirse el personal de rodaje. Un interesante punto de partida: tenemos a un niño (Ichiro) atrapado en el Japón del ¨boom¨ económico y de la alta criminalidad, solo y desamparado.
Maltratado por sus compañeros y sin padres que lo consuelen, como muchos de su edad (un afable vecino hará de abuelo sustitutivo), opta por abandonar su mundo real y habitar el de la fantasía; la idea nos recordará a la de ¨La Historia Interminable¨, sólo que ésta llega quince años antes. Por supuesto es vital ver esta historia con los ojos de un niño, como sucede con todos los films de aventuras protagonizados por ellos, pero lo propuesto por Sekizawa, además de hacer por primera vez que los monstruos de Toho sean sólo cosa de fantasía, nos da pocas opciones de aceptación. Una vez más, ¿qué se inventa aquí exactamente?

Nada en absoluto, pues se coge la mitad de secuencias de otras entregas de la saga y se regurgita lo ocurrido en la horrible ¨El Hijo de Godzilla¨, que dirigía Jun Fukuda; lo peor de todo es que al niño no se le concede una historia propia en esta aventura, le basta con ver reflejado todo su mundo real en los acontecimientos que suceden en esa isla plagada de miles de criaturas. Y Godzilla únicamente aparece liquidándolas (que tengo que intuir que son villanos) mientras da lecciones a su hijo sobre cómo hacerlo...escenas durante las cuales un servidor prefería taparse los ojos para no contemplar tamaña muestra de ridiculez.
Paralelamente, ya que lo de la isla viene de un argumento reciclado, se introduce una intriga donde dos ladrones se cruzan por casualidad con Ichiro y le secuestran; se suponía que los enemigos eran unos niños acosadores, pero éstos aparecen porque sí, y demostrando su extrema torpeza y estupidez contra las ¨ingeniosas¨ artimañas del pequeño...que también tengo que creerme. El escaso metraje lo dice todo, aquí no había entusiasmo para nuevas ideas; lo peor del asunto es que Toho obligó a rodar un epílogo muy imbécil al pobre Honda, quien prefería terminar con un final más melancólico y realista.

Además, sólo invita a la confusión. Consiste en ver a Ichiro aprendiendo de su sueño y hacer cara a sus problemas de frente, como un hombre de verdad; la violencia que llega con violencia se va...es decir, que aquí, en este mundo tan despiadado, los buenos no tienen cabida y esto, sea quien sea el que lo ideó, se basa en el típico consejo de padre: los problemas se resuelven a golpes. Curioso lo sucedido y cómo el chaval, después de su muestra de poder, hace una broma pesada a un pobre pintor que estaba por allí.
Así que Ichiro no pelea por preservar la justicia ni por una causa noble, no pelea para evitar que siga existiendo violencia o discriminación...¡lo hace para ocupar el lugar de los que le maltrataban, para convertirse en el nuevo jefe del barrio! Estarían orgullosos los de Toho dando a su público infantil mensajes de este ponzoñoso calibre; lejos de este desastre que fue recibido con la mayor de las indiferencias, mola (porque sí, porque mola) ver a Godzilla derribar a tantos y tantos enemigos imaginarios, incluso batallar con los viles humanos (no olvidemos que la bestia se volvió buena).

El elenco, con Hideyo Amamoto en un extraño papel no malvado y Yoshifumi Tajima apareciendo por última vez en la saga hasta su muy tardío regreso, no merece ni recordarse.
Para colmo de males, el 25 de Enero de 1.970, un mes después del pobre estreno del film, Tsuburaya fallece de un ataque al corazón dejando un tremendo vacío en el género, en la compañía y sobre todo en Honda, quien cree que las peripecias de Godzilla han de acabar definitivamente...por desgracia no será así, pero él ya no estará allí para verlo; tardará mucho en volver, y cuando lo haga será por última vez.



Me gusta (0) Reportar

mahotsukai

  • 11 Mar 2021

3



Irregular, atípico y fallido 10° film de Godzilla, dirigida por el mítico Ishiro Honda.

El pequeño Ichiro se ve envuelto en una particular aventura en la Isla de los Monstruos, en donde Minilla, el hijo de Godzilla, tiene serios problemas con un gigantesco ogro que llaman Gabara.

Tras el éxito de “怪獣総進撃” (“Invasión Extraterrestre”, 1968) de Ishiro Honda que parecía haberle dado un final más que digno a la larga franquicia del reptil radioactivo iniciada con“ゴジラ” (“Godzilla”, 1954) del propio Honda, los altos ejecutivos de la productora nipona Toho volverían a insistir en rodar una nueva película de Godzilla. El retorno del experimentado Ishiro Honda y la refrescante incorporación del guionista Takeshi Kimura en lugar del cuestionado director Jun Fukuda y el desgastado escritor Shinichi Sekizawa tras las fallidas“ゴジラ・エビラ・モスラ 南海の大決闘” (“Los Monstruos del Mar”, 1966) y “怪獣島の決戦 ゴジラの息子” (“El Hijo de Godzilla”, 1967), había resultado en una acertada, madura, equilibrada y conclusiva película que abordaba los principales tópicos de toda la franquicia como el referente atómico, el mensaje ecologista, componentes de espionaje y acción y, por supuesto, elementos de ciencia ficción. Sin embargo, lo que parecía ser una decisión innecesaria y contradictoria tenía, por supuesto, una ambigua razón y explicación comercial que como veremos terminaría por ser totalmente desastrosa para Godzilla.

A mediados de los 60s, el visionario y legendario director, productor y jefe de efectos especiales Eiji Tsuburaya, responsable de prácticamente toda la magia efectista de las películas de Godzilla, se volvió consciente del desgaste del género特撮 o Tokusatsu en el cine y la fuerte competencia de la Daiei, principal rival de la Toho, luego del estreno de la exitosa “大怪獣ガメラ” (“Gamera: El mundo bajo el terror”, 1965). La clave del éxito de la que rápidamente se convirtió en una prolífica franquicia por esos años sobre la tortuga gigante se basaría principalmente por la visión del influyente director Noriaki Yuasa, quien exploró tempranamente la inclusión de temáticas familiares e incluso infantiles como en “大怪獣空中戦 ガメラ対ギャオス” (“Gamera vs. Gaos, el terror de la noche” (1967) y “ガメラ対宇宙怪獣バイラス” (“Viras ataca la Tierra”, 1968), que llevaría a la Toho intentar replicar dicha receta a su desgasta fórmula.

Sin embargo, si bien Eiji Tsuburaya había tenido éxito en explorar el género特撮 o Tokusatsu en formato televisivo con “ウルトラマン” (“Ultraman”, 1966-1967) sobre la raza de unos gigantescos alienígenas pacíficos con los mismos objetivos de público familiar e infantil que Gamera, ello nunca aseguró que volcar el tono dramático y maduro de la franquicia de Godzilla hacia uno más familiar e incluso infantil como el de la tortuga infantil resultara. Ambos compartían un origen similar al tratarse de monstruos que despertaban de su letargo tras ensayos atómicos, pero Gamera tardó mucho menos en mostrarse más empático hacia la humanidad a diferencia de Godzilla, cuyo tono más maduro y crítico lo había mantenido en cierta posición de ambigüedad narrativo durante varios años. Por tanto, presionados por encontrar ideas innovadoras, pero en una mala decisión en mi opinión de la Toho, entre ellos el mismísimo Tsuburaya y la complicidad de Jun Fukuda, la franquicia había caído en un pozo del cual Honda parecía haberla sacado. Pero nunca estaríamos más equivocados y la Toho recién lo entendería ya en plenos 70s.

Parece ser que el propio Ishiro Honda terminó convencido por los productores o por sí mismo que valía la pena insistir con un producto familiar y el resultado sería la fallida “ゴジラ・ミニラ・ガバラ オール怪獣大進撃” (“La Isla de los Monstruos”, 1969), considerada por varios críticos como una de las peores películas de la franquicia, a pesar de ser dirigida por el mismísimo Honda. Sin embargo, el problema en realidad no es el guión el cual incluye varios temas maduros y serios que Honda aborda de una forma crítica e interesante, sino el hecho de haber escogido precisamente el universo de Godzilla para desarrollarla. El padre de la franquicia tenía hace tiempo en mente rodar un drama con una historia bastante personal y llamó de regreso al guionista Shinichi Sekizawa para que la adaptara y constituyera la décima entrega de la franquicia, pero lamentablemente terminará por cometer errores pragma-discursivos bien ingenuos que los críticos y los fanáticos de Godzilla no le perdonarían.

Y es que a pesar de sus buenas intenciones, “ゴジラ・ミニラ・ガバラ オール怪獣大進撃” (“La Isla de los Monstruos”, 1969) se convertiría en un ejercicio fallido principalmente por el vínculo de las temáticas dramáticas que aborda y su correcta contextualización en el universo del reptil radioactivo. La historia parte de una premisa interesante y muy pertinente como es la combinación de varios elementos como la soledad, el bullying y el viaje de aprendizaje. En primer lugar, Honda aborda una de las problemáticas más complejas de la sociedad nipona en los tiempos modernos, la soledad. Es posible observar la paradoja del éxito de una sociedad industrializada y tecnologizada a partir de los 60s y la existencia de una sociedad cada vez más individualizada y desinteresada en la familia como núcleo social básico. Un elemento narrativo que en el caso de este film aborda críticamente la necesidad de varios padres de privilegiar el trabajo por sobre una mayor dedicación de tiempo a los hijos, en pos de un mejor futuro económico.

Este tratamiento es realmente interesante y se conecta con el componente del bullying o acoso del cual es objeto. Ichiro no es sólo un niño solitario que asiste a una escuela de primaria y prácticamente se las debe arreglar solo, al margen de la voluntaria supervisión del cariñoso fabricante de juguetes que tiene por vecino, sino que debe soportar la violencia y discriminación de algunos de sus compañeros de colegio. Sólo su imaginación en la cual puede viajar a la Isla de los Monstruos le permite escapar del maltrato de estos mocosos malcriados. No obstante, también resulta relevante que la psique del niño proyecte una realidad similar a la que le toca enfrentar, en donde Minilla atraviesa por una problemática similar, al ser constantemente atacado por una especie de ogro kaiju, que Ichiro llama Gabara, en referencia al principal buleador que lo acosa.

Y, en tercer lugar, la trama incorpora elementos asociados a la novela de aprendizaje o Bildungsroman, término alemán original, en el que el niño debe atravesar por una prueba que le hace “madurar” y vencer sus miedos y traumas. En este caso, “ゴジラ・ミニラ・ガバラ オール怪獣大進撃” (“La Isla de los Monstruos”, 1969) desarrolla una historia de policías y ladrones y un millonario robo, trama paralela que sirve de excusa para introducir elementos de acción que Honda no domina bien, pero que no le son ajenos a la franquicia. Incluso el tono cómico e infantiloide que tiene este segmento narrativo del film, con ladrones estúpidos que caen por su propia idiotez y no pueden lidiar con un niño de primaria, al futuro estilo de las comedias estadounidenses de los 90s “Home Alone” (1990) de Chris Columbus y “Baby’s Day Out” (1994) de Patrick Read Johnson no resulta del todo molesto y funciona para un público familiar e infantil.

Sin embargo, a pesar de sus premisas narrativas, el film no funciona y fracasa por varias razones, entre las cuales encontramos su enfoque, su estructura, su técnica y, especialmente, su intención. Primero, porque las temáticas maduras que enfrentan se diluyen en un tono demasiado infantil que le restan varios puntos. Si Honda pretende hacer una crítica social a la soledad y al bullying debe dirigir principalmente el mensaje a los padres, sin embargo en el camino termina por hacerlo hacia el público infantil, demasiado inmaduro como para comprenderlo. Además, el epílogo es francamente impresentable y cínico, con Ichiro haciendo lo que tanto le critica a Gabara. Segundo, porque estructuralmente la película nunca se decanta realmente por un género predominante, dejando la sensación de que ante todo es un drama familiar con mensajes críticos, pero donde los componentes de fantasía y ciencia ficción no calzan ni pegan como, por ejemplo, sí funciona en “Die Unendliche Geschichte” (“La Historia Sin Fin” (1984) de Wolfgang Petersen. Honda, en esta oportunidad, no tiene la sutileza para construir metáforas por muy obvio que resulte que Minilla es una proyección del propio Ichiro.

Lo anterior se suma a las mezquinas y desconectadas apariciones de Godzilla con la trama principal, que dejan la sensación de una película totalmente innecesaria e intrascendente en el universo del monstruoso reptil radioactivo, rebajado a una metáfora pobremente explorada y forzadamente incluida para justificar el film. La sensación que deja es que pudo haber sido cualquier monstruo o kaiju y no hubiese habido diferencia. Por otra parte, el personaje de Minilla que despierta urticaria en la inmensa mayoría de los fanáticos de la franquicia sigue sin despertar empatía y resulta molesto. Sé que esta apreciación puede ser más bien una visión ideológica occidental, pero aparte de repugnante visualmente, el film también falla en la exposición del hijo de Godzilla como personaje, recurriendo a decisiones francamente ridículas y poco imaginativas para otorgarle carácter que tampoco funcionan, como el hecho de rebajarle inexplicablemente el tamaño al del niño y poder hablar con él sin problemas o que sea buleado por el propio Godzilla en una escena francamente deshonrosa.

Habiendo ya hecho alusión a su pobre factura técnica, una paradoja de la Toho que insistía con nuevas películas de Godzilla cuando la franquicia se suponía dignamente finalizada con “怪獣総進撃” (“Invasión Extraterrestre”, 1968) y, a la vez, negaba un presupuesto aceptablemente decente, Honda se ve obligado a reutilizar material audiovisual de otras películas anteriores como “ゴジラ・エビラ・モスラ 南海の大決闘” (“Los Monstruos del Mar”, 1966), “怪獣島の決戦 ゴジラの息子” (“El Hijo de Godzilla”, 1967) y la propia “怪獣総進撃” (“Invasión Extraterrestre”, 1968) para las ridículamente breves apariciones de las mantis kamakuras, la araña Kumonga y la langosta Ebirah. Al margen del bajísimo presupuesto de la cinta, se dice que el obligado retiro de Eiji Tsuburaya por enfermedad se tradujo en un grave golpe anímico para Ishiro Honda quien realmente perdió interés en el producto final, claramente. De hecho, Tsuburaya moriría poco más de un mes después del fracasado estreno del film.

El único kaiju nuevo del film es ガバラ o Gabara, el cual tiene características muy particulares. Además de aparecer solamente en este film en toda franquicia, y en los episodios de las series de TV “行けゴッドマン” (Go, Godman, 1972-1973) e “行けグリーンマン” (Go, Greenman”, 1973-1974), Gabara es un ogro de 58 metros y 23 toneladas de peso que puede considerarse ficticio incluso dentro del universo de kaijus ya que existe sólo en la mente de Ichiro. El monstruo no se inspira en ningún animal real, vivo o extinto, aunque algunos identifiquen rasgos felinos en su rostro, pero lo cierto es que su aspecto tiene reminiscencia de los clásicos 鬼 u Oni, un tipo de ogro o demonio de los cuales existen decenas de leyendas en Japón. Otros rasgos que lo asimilan a estas criaturas son sus colores turquesa y naranja, los tres cuernos en la cabeza y la capacidad de electrocutar cosas que lo asocian a fuerzas naturales como el relámpago y el trueno. Es una lástima que no haya vuelto aparecer y que su única batalla con Godzilla haya sido plana, ridícula y poco madura armada por el efectista especial Teruyoshi Nakano.

Las interpretaciones tampoco ayudan mucho, aunque el niño Tomonori Yazaki no resulta molesto encarnando a Ichiro Mitsuki. Se lleva todo el peso interpretativo de la película y logra por varios momentos transmitir esa sensación de resignación a su soledad cuando lo vemos caminar solo a casa, calentar la comida que le dejó su madre mientras ve TV o dormirse de aburrimiento. Los actores adultos participan muy poco de la acción en realidad, Hideyo Amamoto encarnó al juguetero Shinpei Minami, mientras Kenji Sahara (“Rodan”, 1956) y Machiko Naka personificaron a Kenichi y Tamiko Mitsuki padres ausentes e intrascendentes para la trama.

La banda sonora fue compuesta por Kunio Miyauchi (Serie “Ultraman”, 1966-1967), siendo la primera en no estar a cargo Akira Ifukube y Masaru Sato. Con un estilo demasiado jazzístico, es una de las partituras más alejadas del espíritu dramático y sinfónico de la franquicia y se vuelve demasiado repetitiva a lo largo del metraje.

“ゴジラ・ミニラ・ガバラ オール怪獣大進撃” (“La Isla de los Monstruos”, 1969) se estrenó en Tokio el 20 de diciembre y fue la primera película del ¨Toho Champion Matsuri¨, un programa estilo festival que incluía cortometrajes y largometrajes. Con todo, fue un fracasó de taquilla y la crítica la despedazó, a pesar de que Honda señalara que una de sus películas favoritas. Una versión editada fue estrenada en Estados Unidos como “Godzilla’s Revenge”, además de la doblada con el título “All Monsters Attack”.

En resumen, una increíblemente fallida incursión de Ishiro Honda que tiene muy buenas intenciones al tratar temas maduros y pertinentes, pero que sucumbe por una equivocada visión y estructura de génerps, su bajísimo presupuesto y cierta sensación de compromiso comercial que otra cosa. De las peores de la franquicia.



Me gusta (0) Reportar

[email protected]

  • 18 Sep 2019

7


A mí la película me gustó (como me viene gustando toda la saga).
Es la entrega más infantil de todas las que vi hasta ahora pero, si la ves para divertirte, de seguro te sacará unas cuantas carcajadas ya que todo lo que sucede es absolutamente ridículo.
Tiene actuaciones pésimas, malos efectos, mal argumento, etc... Pero todo eso que está mal le juega a favor para que el espectador se divierta.
Me gustó! Recomendable!



Me gusta (1) Reportar

sori

  • 5 Oct 2014

2


Cuando mezclas ¨Solo en casa¨ con ¨Godzilla¨ obtenemos este truño de película, y si además incitas a los niños a las peleas y al gamberrismo respaldándolos por los padres, entonces ya ni hablamos de lo que representa esta película.
Le doy un dos por la aparición de un monstruo nuevo, pero vamos, que utilicen los mismos clichés ya usados en las anteriores pelis me parece una caída en picado de la saga.



Me gusta (0) Reportar

COCO 1

  • 4 May 2014

3


Uff... Decir mala es poco, la he encontrado horrible.
Despues del buen sabor de boca que dejo la entrega anterior nos encontramos con este truño.
Se nota que apenas había presupuesto y que por lo tanto los productores tenian que sacar una nueva entrega de godzilla si o si, así que por lo tanto se inventan una historia totalmente ridícula y acoplan imagenes de otras entregas para formar esta decima parte de la saga.

La historia es sobre un niño que mediante su imaginacion o en sueños viaja a Monsterland, lugar donde vive Godzilla con el resto de los monstruos, una vez alli se hace amigo de Minira, el hijo de Godzilla que inluso habla y cambia de tamaño a sus anchas..... Palabras aparte.
En la isla se enfrentara a Gabara, el monstruo más horrible que vi en la saga ya que su diseño es nulo.

No penseis ni por un minuto que vereis escenas de destruccion ni nada por el estilo, todo sucede en la cabeza del niño y solo hay.
Digamos que la historia de los monstruos esta como telon de fondo, dando más importancia al niño y a unos ladrones que lo secuestran.

Por si os lo habeis preguntado yo os respondo, las actuaciones son malas y el crio me pareció repelente.
Los FX normaluchos, BSO del montón y la historia es ridicula.

Personalmente me ha parecido una entrega lamentable, que no sabe por donde tirar y que las escenas de lucha son de otras entregas como ¨Los monstruos del mar¨ y ¨El hijo de Godzilla¨, la única que fue rodada para este film es la lucha contra Gabara, la cual me pareció pesima.

Coco 1.



Me gusta (0) Reportar

Eastwood

  • 16 Feb 2014

1


Y estamos ante el mayor esperpento de toda la saga de Godzilla, ¿por donde empezar?, la trama de este film roza lo ridiculo y lo infantiloide: un niño es secuestrado y este empieza a imaginar que esta en Birth Island y se hace amigo de Minilla (la version cutre del hijo de Godzilla), hasta ahi uno piensa que el film puede ser algo decente, pero no, justo lo contario.

¨La Venganza de Godzilla¨ es un esperpento donde roza lo psicotronico, el ridiculo y lo infantiloide, dejando bien claro que los guionistas estaban muy perdidos cuando escribieron la trama, ademas todas las escenas de accion con Godzilla, a excepcion de la de Gabrera (monstruo ridiculo, por cierto) son sacadas de manera descarada de ¨El Hijo de Godzilla¨, no, no es coña.

Teniendo en cuenta que el diseño de Godzilla es vergonzoso y los combates son pobres a rabiar, ¿que tal los actores?, pues poco aportan, sus interpretaciones son pasables y bastante pobres.

Y luego dicen que Godzilla (1998) es mala.



Me gusta (0) Reportar

TANO

  • 25 Dec 2009

6


Película rara y sosa de Gadzilla, que casi parece una versión japonesa de ¨La Historia Interminable¨ por la parte del niño y tal. El 90% de las escenas en la isla de los monstruos no son más que un refrito de escenas de películas de Godzilla anteriores, excepto la parte de Gabara.



Me gusta (1) Reportar

masoma

  • 15 Dec 2007

2


Sin duda la peor pelicula de godzilla .Incluso peor que la de godzilla contra gigan o contra megalon , aunque en esta se intenta dar un poco de originalidad.Las partes del niñato son tan insufribles que tienes ganas de cogerte el pelo y arrancartelo de la estupidez del niño.Muy a pesar mio , mejor no verla.



Me gusta (0) Reportar

Críticas: 8


Escribir crítica

Tendencia de puntuaciones

0
14%
1
7%
2
14%
3
17%
4
7%
5
14%
6
3%
7
10%
8
3%
9
3%
10
3%