Ficha Mizuchi

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Críticas de Mizuchi (3)




EvilRaider

  • 16 Mar 2020

8


-La basura es mala, ¿verdad? ¿Por qué? ¿Es inservible? ¿Es perjudicial? ¿Huele mal? ¿Gotea? ¿Te recuerda cosas que no deberían?

-Bueno, pero también está buena, ¿no? Pero oye, hay distintos tipos de basura, todo sea dicho. Porque a ver, también llamarle basura a ESO pues como que te has pasado un poco-mucho.

- ¿Cómo dices?

-Claro coño, a ver el término de “basura” es muy amplio. Mira, le llamamos basura a una cosa que simplemente se ha estropeado pero que si le dedicamos un rato lo arreglamos. ¿Has fracasado en algo y te sientes una basura? Puede ser, pero no por ello te tenemos que meter fuego y tirar barranco abajo. Y qué quieres que te diga, la basura del McDonald’s está buena.

-Sí, pero no es buena.


-En exceso.
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Algo muy interesante que me lleva pasando con el cine…. Vamos a llamarlo de “la dimensión desconocida”, o sea, aquel que sólo conocen servidor y cuatro gatos; es que de las poquísimas reviews que tienen los títulos de esta categoría, la mayoría son desahogos y protestas sobre la “exacerbada complejidad” que tienen estas cintas. Vamos, que mínimo hay que tener un doctorado, tres másteres y los cinco idiomas que hablan los indios de las profundidades del amazonas para entender la peli. Eso o es que directamente denotas que eres subnormal y tu inteligencia se basa en lo que te ha dicho la tele toda tu vida.

Eso sí, ¿hasta qué punto es bueno consumir la basura “buena”?

Por una parte, sabes que si te pegas toda tu vida viendo cine mainstream taquillero ni vas a tener cultura cinéfila, y ni mucho menos vas a poder sentirte realizado; y por otra, te pierdes los placeres intelectuales del cine alternativo o transgresor.

- ¿Me estás diciendo entonces que “Mizuchi” es cine alternativo?

-Dependiendo de qué es lo que interpretes como alternativo. Todo hay que tratarlo dentro de su contexto. Let’s go back to the 2000’s donde aparte de no haber whatsapp, la cartelera era más multicultural de lo que es hoy en día, y el cine asia tenía no solo un hueco, sino que constituía una presencia bastante notoria que la hacía rivalizar codo a codo con el otro gran gigante que siempre ha persistido, el cine americano.

Títulos tan taquilleros como “La Maldición 1 y 2”, “Llamada Perdida”, “The Ring”, etc se hicieron notar con bastante contundencia entre muchos occidentales que antes desconocían incluso de que “los chinos hicieran cine”. Igualmente, por aquel entonces la temática seguía siendo en sí muy parecida entre los films que salían de Asia: una chica fantasmal que venía del más allá corrompida por la venganza y la sed de matar a todo aquello que irrumpiese en su camino de terror. Este fenómeno que Servidor se ha dado el gusto en bautizar como “SadaNami” actuaba como “género” o más propiamente dicho, “moda” entre el cine oriental. Y ya se sabe que cuando algo resulta rentable se le intenta sacar todo el jugo hasta el infinito.

Al igual que en la década de los 80’s y 90’s no sólo se hacían slashers (Viernes 13, Halloween, Pesadilla en Elm Street, etc) sino que el terror ciberpunk (Hellraiser), monster films (Godzilla) o el apocalipsis al nuevo milenio eran también tópicos en la industria.

De igual manera, el cine que se intentaba desmarcar del TT del momento tenía su pequeño nicho en Oriente, otra cosa es que estuviese bien mirado por la audiencia. Y además, es el cine que más mola.

Tiempo ha del lanzamiento en el 2006 de Mizuchi y casi a comienzos del nuevo Milenio, el realizador “Kiyoshi Kurosawa” lanzó “Kairo” o “Pulse” por su “traducción” al inglés pero que aquí nosotros llamaremos “Circuito”, porque aparte de que los gringos no saben hacer remakes de cintas japos tampoco saben traducir títulos.

Así que ya saben de mi recomendación personal, si les gustó “Kairo” vayan a ver “Mizuchi”. Pero antes de eso, déjenme intentar decirles por qué “Death Water” es tan buena que nadie parece tomársela en serio (incluso los propios japoneses, ojo).

Al comienzo, hace ya 677 palabras, según me chiva el Word, introduje la idea que ahora me gustaría tratar más en detalle. El cine mainstream o taquillero le da al espectador una papilla bien sabrosa y sin grumos para que, con ayuda de una cuchara vaya tomándose tranquilamente la historia de la peli. Más a mi parecer tratar al espectador como un deficiente mental al que, pobrecito, vamos a explicarle tranquilamente todo, no vaya a ser que le dé una embolia si metemos un plot twist.

Por otra parte, tenemos el cine que nos hace pensar, el que nos hace poner a trabajar nuestras neuronas, encajando las piezas de un puzzle en formato cinematográfico. Un ejemplo práctico y seguro conocido por todos es la película de “ju-On” o “La Maldición” anteriormente mencionada aquí. Dada una historia desordenada espacio-temporalmente, has de encajar las piezas de la historia, ordenarla y verle el sentido a todo.

En Mizuchi no tenemos tal gusto para la mente, pero como ya en “Kairo” pudimos ver, la película transcurre a un ritmo tranquilo pero adictivo. Con ganas de saber más, cada cuadro, cada enfoque que se sucede en el metraje es un cuadro que pide una oscultación especial, un detalle que has de buscar. Normalmente la película te evita realizar tal esfuerzo poniéndote por pantalla rápidos y fugaces “flash backs” de los personajes, si no, diálogos que actúan de la misma manera.

La trayectoria de la cinta en cuestión, Mizuchi, se podría representar como un círculo imperfecto, pero a la vez, perfecto. De forma retorcida y malformada (estructura narrativa) termina como empezó (un ouroboros). Tal genialidad es contada por diversos personajes, siendo el conductor principal nuestra protagonista reportera.

De hecho, le viene como anillo al dedo, nuestro personaje estrella es tan incomprendida por los demás como la propia historia “de que el agua mata”. Fiel reflejo de esto, pero a la vez, tomándose muy en serio acudimos a una sucesión de eventos o mini arcos, donde el film te muestra el horror que puede llegar a suceder con el tema. Entre ellos destaco el de “las dos chicas de secundaria” y el de “la casa maldita”. Siendo éste último un clarísimo guiño a la anteriormente comentada, cinta de “Ju-On”.

Ya desde el comienzo, con esa voz en off de la protagonista, la peli nos está diciendo “si me vas a ver, va a ser mejor que estés tranquilo y calmado, porque hay que tratarme con calma, hay que disfrutarme trozo a trozo”. Y así es, la peli sigue una gymkana al más puro estilo de “backtracking”, donde los hechos nuevos que se van descubriendo te van llevando hacia un atrás, un origen del todo que, una vez resuelto, te da la respuesta no solo del ahora, sino del futuro. Y ese futuro es el apocalipsis que siendo inminente, es silencioso. Un mal que sin hacer ruido mata, condena al desdichado de una forma horrenda y despiadada a morir en una agonía paranoica donde su estado de confusión mental le juega malas pasadas en sus momentos más conscientes. ¿No resulta eso terrorífico? ¿No saber que te mueres mientras que a la misma vez te la estás provocando?

No sólo eso, la película te muestra dos formas distintas y totalmente antagónicas de encarar, o mejor dicho, resolver el enigma. Recordándome este juego teológico-científico al propuesto en el videojuego de “Forbidden Siren”, se nos preparan dos posibles soluciones, por así llamarlas. Una de ellas será la apoyada por la comunidad científica, una explicación racional, bien sustentada en las pruebas que aborda el problema. Y por otra parte, tendremos aquella postura más religiosa, más pantanosa en cuanto a pruebas que puedan explicarse y que, está sumida en un profundo pozo de superstición y maldiciones.

¿Cuál es la respuesta correcta? La película no sólo responde a esta pregunta, sino que además te explica por qué gana la postura que finalmente se impone. Por ello tira de sus personajes, de todos ellos, para hacértelo ver.

Otro aspecto que me parece de obligada mención es la gran pila de detalles que aparecen in il filmi. Esto ya siendo marca de la casa, made in Japan, se refleja en todo momento: ya sean escenas o cuadros fijos en los que la aparición de un personaje, un gesto tal vez, o la momentánea fijación de la cámara sobre algo en particular te explica algo muy importante sobre la historia; ya sea acerca de un personaje o de un hecho en concreto.

Desligándome de la atractiva trama, resulta también importante remarcar algo muy menospreciado por la gente en general: las actuaciones. Los orientales por regla general, tienen una gracia única para dar vida a personajes, ya sea en formato de representación tradicional a través de una película o serie o bien, dándole el ánima mediante la voz, esto es, el anime. No sólo resultan brutales como descripción general, sino que logran transmitir ese conjunto de gestos y comportamientos tan humanos que alguien podría sufrir en las situaciones de los personajes. No sólo para darle a entender al espectador que está ante una escena de miedo, sino para que empatice con el pobre personaje. Y es más, para que se sienta totalmente dentro de su papel. Esto obviamente resulta una tarea muy ardua, ya que enteramente depende de cómo hayas construido toda la historia hasta el momento, por qué salvoconducto has transportado la narrativa, le será más fácil o no al espectador introducirse en la acción.

Satisfactoriamente, y para el bien de “Mizuchi” ya desde el primer minuto la cinta nos agarra suavemente para transportarnos al universo que nos es narrado en la obra. Y no me refiero a esa voz en off del comienzo, sino al propio comienzo en sí, el lugar donde se desarrolla la acción primera, antes del pase al título de la película. ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué estaba en ese sitio la protagonista?, etc. O séase, una amalgama de interrogantes que a medida que transcurre el filme se van apilando para que, cuando se llegue al zénit de la obra, empiecen a responderse solos.

Si no lo he dejado caer ahora es el momento de comentar varias cuestiones sobre el apartado más técnico de la obra. El trabajo de la cámara es un papelón muy importante, de hecho, a lo largo de la peli nos vamos a ir dando cuenta de esto, si no es porque enfoque una respuesta a un gran interrogante planteado en la trama va a ser para enfatizar una escena de terror o para aportar más preguntas sobre la trama ya de por sí confusa en general.

La música resulta otro elemento acompañante junto con los efectos especiales, los cuáles, todo sea dicho, a veces dejan que desear. Pero vamos, esto último puede dársele el pase ya que ni son tan terribles ni tampoco están fuera de tono. El bajo presupuesto, quiero pensar.

Pero si de verdad hay algo que me gustaría remarcar son las actuaciones. No solo de nuestra waifu protagonista, sino también del resto del elenco. Ahora mismo puedo recordar acertadamente al ex de la reportera, su compañero de trabajo y su jefe. Por poner esos tres ya te salen escenas redondas.

Sin entrar en spoilers, el ex desempeña una escena de locura mental digna de galardón (eso que antes mencioné sobre no saber que te estás matando hasta que lo descubres); el compañero del curro que, aunque tontorrón, hace muy bien el papel de tipo que quiere seguir por el camino del éxito haciéndole caso a un jefe tipo japanese de cualquier empresa.

Además, dentro del cast contamos con caritas muy conocidas:

-Haruka Igawa como miss reportera estrella.

-Yurei Yanagi como el profesor. (Actor secundario en varias pelis de terror, como en la de Ju-On también).

-Denden (viejito indiscutible del cine ponja).

-Hanase Hoshii como una de las colegialas (perfecta en la serie Life).



En conclusión, peli muy chula, muy de darle a la cabeza, de esas que molan cómo te lo unen todo y que merece la pena verla.

Notable alto, enhorabuena, Kiyoshi Yamamoto.



[PARTE CON SPOILERS-EXPLICACIÓN]

Leer bajo el criterio de cada uno. Contiene spoilers y explicación de la película.

El eje central de la trama gira en torno al aparente envenenamiento por el agua, el agua potable que todos consumimos día tras día. Sobre tal problema la película nos presenta dos soluciones que al comienzo se presentan como igual de válidas.

La primera que se pone sobre el tablero acoge el raciocinio más científico, explicar con hechos y pruebas sólidas el origen del agua maldita que mata sin piedad. De hecho, nuestra reportera Kyoko llega muy rápido a esa conclusión. Todo esto se origina por un desprendimiento gigantesco de tierra que se da a nivel subterráneo, cerca de un gran manantial de agua, y que provoca que productos químicos y nocivos entren en contacto con la gran balsa de agua que abastece no sólo a la ciudad, sino a buena parte del país.

El flujo de información sobre todo esto comienza con las noticias de radio que escucha Kyoko en el coche, aquel diálogo que mantiene conduciendo con su compañero del trabajo (donde le comenta lo de unas ruinas que han aparecido tras unos terremotos), la labor investigadora que realiza en el departamento de informática/Hemeroteca en su sede (recordemos esas búsquedas por Internet) y la posterior puesta en escena del problema con ayuda de una chica y varios mapas de la ciudad.

Además, hay que recordar los distintos diálogos que mantiene con su Ex sobre el tratamiento del agua que se lleva a cabo en su empresa, cómo se puede envenenar el agua para matar tan sádicamente a alguien, etc. Todo ello mientras la película nos mete de por medio la situación de expareja que llevan.

Toda esta labor de investigadora que realiza durante todo el film le servirá para ir ahondando en la historia. De mientras, recordemos que se auto medica con un pastillero en mano. Esto es muy importante, puesto que todos los personajes con los que entra en contacto Kyoko, de alguna forma u otra, terminan muriendo: su profesor de la universidad, su ex marido, la colegiala con la que se entrevista, etc.

Como bien dije antes, la solución científica al enigma llega más pronto que tarde, y con una maravillosa panorámica enfocando al embalse y la ciudad, la cinta nos da la bienvenida a la alternativa más alejada del dogma científico: la religión.

El cine japonés tiene muchos puntos por los que lo adoro, y uno de ellos es que, a la hora de contar una historia de esta magnitud, siempre hace lo mismo, esto es, te bombardea con muchísima información, toda desordenada y aparentemente desconectada entre sí para tiempo después, encajar las piezas del puzle a la perfección.

Por ello mismo, y en paralelo con el camino científico, se te coge de la mano por el sendero más místico. Todo esto recordemos, originado por el mismo hecho, el hallazgo de su profesor de universidad fallecido en una residencia de ancianos desértica.

El punto álgido, por no decir, la propia explicación del fenómeno religioso de todo esto, reside en esa conversación que a modo de flashback nos ofrece Kyoko. Hace un año, cuando andaba realizando un trabajo con su profesor, éste le dio una pequeña charla sobre el tema que le tenía sumergido en una importante investigación relacionada con “el agua de los muertos”. ¿Qué es esto? ¿Agua que te mata? Parece que una antigua leyenda de esas que están relacionadas con el origen de Japón, sus dioses más primigenios y demás farándula mística tiene algo que ver. La película toma por nombre “Mizuchi” y aunque la propia palabra sabemos que no existe, la película, a través del profesor, nos explica que se trataba de un vocablo de un pueblito donde se usaba agua en unas prácticas rituales en los enterramientos y demás ceremonias para transportar al difunto al más allá. Algo sobre ponerle agua en la boca, ¿verdad?

Este concepto tan tenebroso es fomentado con gran entusiasmo a lo largo de toda la obra. Las víctimas que caen por culpa del agua de los muertos, agua que en el desprendimiento se filtró en el sistema de agua de toda la ciudad, se amontonan no sin antes enloquecer sin saberlo. Ansiedad exagerada por beber el agua de los muertos. “No bebáis” reza la nota del profesor, al lado de unas tijeras manchadas de sangre…

Estamos ante una película de terror, y como bien tú y yo sabemos, que todo se explique como un simple envenenamiento pues como que no nos sirve. La cinta se sirve de ese pretexto tan codiciado por el público amante del J-Horror de la época, para ridiculizar el método empírico y seguir su trayectoria de locura asesina. Presenciamos la horrenda escena del suicidio de las dos colegialas (que nos sirve para saber cómo muere la gente maldita), la locura descontrolada del ex marido de Kyoko que provocó la filtración del agua contaminada en el sistema público de abastecimiento, y finalmente, la locura de la propia protagonista.

Antes de esto último, la película, como he dicho antes, recurre a frustrar los planes del médico y su cobaya, quitando así, cualquier posible explicación racional sobre el agua, y el cómo sanarse, del tablero de juego.

El resto de suicidios son producto de la propagación de la enfermedad, como el de la profesora de las colegialas, los compañeros del trabajo de la sede del periódico para el que trabaja Kyoko o las calles desoladas casi al final de la película. Incluso el casero de los apartamentos aquellos ironiza sobre todo esto “parece que éste es un buen sitio para venir a tirarse”.

¿Pero entonces cómo se para todo esto? No se puede. Esa es la gran y terrorífica respuesta. Ya lo intentó el pobre loco, ofreciéndose al médico para que le hiciese una carnicería salvaje, y ya lo intentó Kyoko bebiendo nada más que agua embotellada. Pero como hemos visto la infección está demasiado extendida, y no sólo se queda en la red de abastecimiento, sino que llega a las embotelladoras.

El cómo se puede llegar a propagar la infección por toda la población es mostrado en la escena del “despertar” del Ex, otro loco de la cabeza ya desde el comienzo, que en uno de sus momentos de paranoia le dio por abrir la válvula que no debía y conectarla a otra que tampoco debía.

Otra cuestión interesante a comentar es la causa de las muertes, no reventarse los ojos, sino lo que viene antes, la locura descontrolada y totalmente ajena al infectado. Quitando a la pareja protagonista, el resto pilla la locura de beber hasta reventar (fielmente reflejado con la colegiala y la pecera) y si intentas resistirte, la propia locura de evitar morir termina consumiéndole a uno (Kyoko es un claro ejemplo, aunque ya estaba loca de antes, habiendo matado a su bebé y tomar sus huesecillos como pastillas). Y además, en el supuesto caso de que tras pasar por el infierno de la maldición del agua; vas a desear estar muerto, puesto que aunque vivo, deseas acabar con tu vida, tienes la maldición por todo tu ser y te hacer ver a los que la infección se llevó consigo (el diálogo de la colegiala que Kyoko rescata de la casa y que estaba a punto de ahorcarse).

Como vemos no hay ni cura ni manera de contener todo esto. Ya sea realmente místico o no lo del agua de los muertos, la cosa es que la humanidad está condenada a la extinción por lo único que le permite vivir, un bien necesario e indispensable, el agua. Por eso mismo y a modo de recordatorio, la peli termina igual que al comienzo como dando a entender: da igual lo que hagas o hasta donde quieras llegar investigando, vas terminar muerto.

https://elrinconderaider.blogspot.com/



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ilustrador.tk

  • 10 Mar 2010

4


La calificación correcta que deberia ponerla en 2 partes. La entretenida y misteriosa primera parte, cuando las chicas del colegio comienzan a tomar agua compulsivamente, se merece un 7, es intrigante y con ese sabor oriental tan bueno que nos captura con el misterio que está ocurriendo en la ciudad.
Luego la segunda parte que se merece una muy baja nota, ya que todo lo enreda innecesariamente, disminuye el nivel de tensión hasta los suelos, es larga y aburrida, y no consigue retomar todo lo bueno que tenía en su comienzo. Y el final, en mi opinion, lamentable.



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zOmbie_fuckkk

  • 3 Nov 2009

8


Otra peli asiatica basada en una leyenda urbana de su pais !!

sin gore ni sustos llega a entretener al enganchar con una buena historia i un final correcto !!

le pongo un 8 de 10



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