Ficha El Incinerador de Cadáveres

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Críticas de El Incinerador de Cadáveres (10)




ZukidoZ

  • 5 Oct 2017

10



Encontrarse con este tipo de películas es emocionante. Últimamente, me ha funcionado no saber nada de la película que estoy por ver.

El inicio nos muestra de a poco el entorno de un hombre; el zoológico y sus metáforas. Mientras avanza ¨Spalovac mrtvol¨ te percatas de que, te encuentras ante una experiencia alucinante, realista y perversa.

Todos los aspectos técnicos encajan perfectamente: las interpretaciones son magistrales, las fotografía (junto con las locaciones, decorados) es sublime, la música es encantadora,...

No le encontré el significado a la presencia de la mujer de cabello negro, quizá, se trata de la esposa en su juventud o de la cordura de Karl Kopfrkingl...

El final muestra la cúspide de la enajenación y he ahí lo terrorífico.

Momento favorito: El museo de cera (de los horrores).



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mahotsukai

  • 21 Jul 2017

9



Sorprendente clásico de culto y contundente ejemplo de la Nueva Ola Checoslovaca (60s – 70s), dirigido por Juraj Herz.

Karel Kopfrkingl es el encargado de un importante crematorio en la Praga de los 30s, que tiene una existencia aparentemente ordenada y ejemplar. Sin embargo, todo cambiará cuando uno de sus amigos le insista sobre la conveniencia de abrazar el nazismo, lo que lo llevará a cuestionar sus principios y, al mismo tiempo, desencadenar su carácter.

La Nueva Ola Checoslovaca fue un movimiento cinematográfico vanguardista que surgió en la antigua Checoslovaquia durante la década de los 60s y principios de los 70s, en donde sus exponentes mostrarían una tendencia a romper con las pautas del realismo socialista, utilizando la ironía y la sátira como recursos narrativos que combinados acertadamente con lo absurdo, privilegiaban la creación de situaciones kafkianas, como el conflicto entre padres e hijos, la brutalidad física y psicológica, la alienación y enajenación, entre otros.

El punto culmine de este movimiento se concretaría en 1966, cuando el cine checoslovaco lograra 26 premios internacionales para sus largometrajes y 41 para cortometrajes, y entre sus vanguardistas y talentosos directores, encontraríamos al futuro doble ganador del Oscar Miloš Forman (“Pedro el negro”, 1963), Věra Chytilová (“Las Margaritas”, 1966), Jiří Menzel (“Trenes rigurosamente vigilados”, 1966), Jaromil Jireš (“La Broma”, 1968), Juraj Jakubisko (“Desertores y peregrinos”, 1968) y Juraj Herz (“Morgiana”, 1972). No obstante, este maravilloso movimiento artístico, dentro de la llamada Primavera de Praga (05 de enero a 20 de agosto de 1968) tendría un abrupto final con la invasión de la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia, acción belicista que supondría además la declaración ilegal de varios de sus directores de cine y el (auto) exilio en muchos casos.

“Spalovač mrtvol” (1968), que se traduce como “El Incinerador de cadáveres”, surge precisamente en este convulsionado momento político y social, y no es de extrañar que terminara siendo prohibida en Checoslovaquia tras su premiere y recien vuelta a proyectar tras la caída del regimen comunista en 1989. Juraj Herz, su ideólogo y director siempre se había mostrado asiduo a retratar historias fantasiosas y de terror, enfocadas principalmente en el aspecto psicológico, a diferencia del elocuente terror occidental, de un personaje común y corriente, que evoluciona (o involuciona) hacia una clase de monstruo social.

El guión de “Spalovač mrtvol” (1968), escrito por el propio Herz y Ladislav Fuks ahonda precisamente en esta clase de monstruo social, a partir de un hombre ordinario como cualquiera, pero que tiene una particular y distorsionada obsesión con la cremación y la muerte. Kopfringl es un hombre ordenado y pulcro tanto en su ambiente familiar como laboral, siendo su filosofía de vida aliviar del sufrimiento de la descomposición física y limbo espiritual a las personas, que impide que sus almas acceder rápidamente a la reencarnación. Es más, se ve a sí mismo como un mediador que permite a los muertos abandonar lo mundano y acceder a la espiritualidad, por medio de su trabajo como cremador. No es de extrañar, entonces, que se sienta fuertemente atraído por la cultura tibetana.

Sin embargo, detrás de toda esa apariencia ordenada y profundamente espiritual de Kopfringl como esposo y padre de familia y empleado modelo, no sólo tenemos a un hipócrita que frecuenta próstibulos de vez en cuando y que tiene una estima muy baja en realidad de su esposa e hijos, sino a un prospecto de simpatizante nazi que termina por ceder a la influencia de un antiguo amigo y compañero de armas de la I Guerra Mundial, quien lo conmina a privilegiar su hipotética sangre alemana y deshacerse de su esposa de sangre judía, de quien llegará a sospechar que desea aprovecharse de su negocio.

La figura del “incinerador de cadáveres”, en consecuencia, es la forma en que Herz plantea la metáfora de la psique totalitaria, egocéntrica y paranoica de un hombre que requiere sólo de la excusa perfecta para cumplir con los nuevos objetivos que se ha trazado (o quizás los verdaderos objetivos, desde el principio). Así, lo que comienza como una narración con tintes de humor negro, con un obsesionado cremador y su cruzada espiritual, paulatinamente se convertirá en una sátira de terror psicológico que recrea el arqueotípico de contexto kafkiano, el sujeto alienado y enajenado por su entorno, en este caso, la proximidad del nazismo y su influjo en la sociedad checoslovaca de ascendencia alemana. Además, el hecho de que no haga directa referencia al contexto histórico de su rodaje, a fines de la Checoslovaquia de a fines los 60s, es otro reflejo de su logrado intento por romper con el realismo socialista de entonces, obviando absurdamente la reciente ruptura de la burbuja que supuso la “Primavera de Praga” a manos de la URSS y su bloque comunista.

Además de su compleja e interesante perspectiva narrativa, “Spalovač mrtvol” (1968) se destaca por sus aspectos técnicos formales, que recuerdan indudablemente al Expresionismo Alemán de los 10s y 20s. En ese sentido, destaca indudablemente el gran trabajo del fotógrafo Stanislav Milota con un impecable blanco y negro para resaltar su estética oscura y gótica, la insistencia en los primeros planos al protagónico y la exposición de formas oníricas que suponen nuevamente –y como se repite una y otra vez en el movimiento– una ruptura con la realidad imperante, por medio de una ambientación enrarecida y asfixiante. Otro aspecto interesante es su montaje, a cargo de Jaromír Janácek (“La Bella y la Bestia”, 1978), que decididamente le confiere un caracter surrealista al film, en especial en los monólogos de Karel Kopfringl.

No hay exageración al decir que el enorme Rudolf Hrušínský (“Alondras en el alambre”, 1990) carga extraordinaria y brillantemente el peso interpretativo en “Spalovač mrtvol” (1968). El actor checoslovaco está realmente soberbio con la personificación del obsesivo y demente Kopfringl, mostrando una pulcritud y consistencia verbal que bien podría decirse resulta tan creíble como fascinante, sintiendo tan cómodo como año y señor de este verdadero recital interpretativo. Desde sus increíbles monólogos, su impertérrito semblante tanto en sus actividades mundanas del día a día como su ceremonial trabajo en el crematorio, y su obsesivo acto de usar el mismo peine para acomodar el cabello de los muertos y el propio, Hrušínský se muestra cómodo y dueño y señor absoluto de la pantalla.

El reparto lo completan la actriz Vlasta Chramostová (“Un día, un gato”, 1963) quien encarna a Lakmé, esposa de Karel, el epítome de la mujer sumisa con una ausencia absoluta de diálogos; los jóvenes Jana Stehnová (“Pájaro, huérfanos y locos”, 1969) y Milos Vognic como Zina y Mili, los hijos del matrimonio Kopfringl; Míla Myslíková (“La cenicienta y el príncipe”, 1973) y Vladimír Mensík (“Los amores de una rubia”, 1965) como la pareja simpatizante nazi que convence a Kopfringl; Jirí Lír (“Amadeus”, 1984) como el Dr. Strauss; y Jirí Menzel (“Trenes rigurosamente vigilados”, 1966) como Dvořák, el nuevo ayudante del crematorio.

Otro acierto del film es la selección de su banda sonora, conformada por música clásica y ópera, a cargo de Zdenek Liska, un efectivo aliciente a la hora de construir este mundo terrorífico y surrealista que Kopfringl ha construido dentro y fuera de su propia y retorcida psique.

En resumen, una sólida y contundente radiografía psicológica de la locura y una más que correcta crítica a las ideologías totalitarias y su alienación casi cotidiana con los ciudadanos más corrientes en circunstancias de lo más comunes.



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Sergjim

  • 25 Jul 2015

10


Obra Maestra.
Ángulos de cámara y grados de lente poco usados que le imprimen a la fotografía bastante impacto.
La historia es un viaje a lo que vive en nuestro interior, luminiscente, y que se imprime hacia el exterior... aún cuando a todos los demás les sea incognoscible.
Cumple plenamente con dejarte ¨desubicado¨, con mala vibra (pero en el buen sentido).



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sting

  • 29 Dec 2012

7


Lo que resalto más de esta película es la actuación del protagonista. En cada tema de conversación y en cada toma, en su rostro se puede ver esa mente psicópata y obsesiva,la película tiene buenas tomas y planos muy adelantado para la época. Eso sí, esta cinta no es muy común y por ende resulta algo difícil digerirla y toma su tiempito para que te guste, pero igual es recomendable.



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MORNINGSIDE

  • 21 Dec 2011

10


Esta es mi primera critica (despues de bucear horas y horas por esta pagina y recopilar recomendaciones) y empiezo por una de las mejores peliculas que he visto en años. Es increible como esta pelicula consigue que te zambullas en ella y no salgas ni un momento a tomar aire. Soy un fan de peliculas de terror desde que tenia 10 años (ahora tengo 40) y no pensaba que veria algo tan terrorifico en mi vida. La caida de este incinerador en la locura, como la presión externa y una desmedido afan profesional de alguien se aunan para completar el descenso a los infiernos. Geniales los cambios de escenario, concatenando uno con otro sin que casi se de uno cuenta. En fin los actores estupendos (creibles) sobre todo el incinerador, que es el centro de toda la pelicula y encima rodada en blanco y negro (atmosfera opresiva). En fin una pequeña joyita. Es alucinante que sea de 1967. No me extiendo mas, decir que pude encontrar en internet una copia subtitulada al español y emitida en la 2 (lo cual dice mucho de este canal). Por su brillantez un 10.



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sebascasablanca

  • 19 Jul 2011

8


Uno busca constantemente este tipo de peliculas, y talvez, antes ve hasta 100 basuras para llegar a esta muy buena y trabajada historia.
La transformacion de este personaje a lo largo de la pelicula es increible, te metes en la cabeza del protagonista sin duda alguna y en la creacion mas aberrante que talvez creo¨ el hombre.
Cuando vi la cantidad de lineas que tenia el guion (mas de 900) ya me llamo la atencion. Solo cuando temine de verla llegue a poder entender eso porque el film te tiene constantemente la cabeza ocupada.
Y podemos decir: para contar una historia de horror no hace falta salpicar con sangre toda una habitacion.
8 puntos (Muy buena).



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utumno

  • 13 Dec 2009

--



Bueno, menos mal que entre las críticas anteriores tenemos personajes que parecen hacer de sus opiniones y vivencias algo común para todos, como el protagonista de la película queriendo matar a la humanidad para librarnos de sufrimiento. Como cualquier otro individuo no tengo la capacidad de decidir por todos si es muy buena, genial o una obra maestra dificilísima de encontrar o por el contrario de fácil y asequible adquisición.
Me parece excelente desde el primer al último fotograma, desde la primera a la última nota; en toda la simbología que ofrece con diversos y originales recursos, y en su amplia representación cultural y artística.
Solamente me ha recordado a una mucho más moderna y también en brillante blanco y negro que destaca su ¨mala sombra¨ llamada ¨Ocurrió cerca de su casa¨, a diferencia de que no necesita ser tan gráfica y violenta para resultar igualmente oscura y sórdida.



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El checo

  • 4 May 2009

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Bueno, ante todo, una verdadera rareza, clima agobiante, nada mala, pero discrepo que sea dificil de encontrar. De hecho, la tengo en mis manos y la consegui al modico precio de 1,5 euros. Eso si... en Chequia :-) VO con subtitulos en ingles.



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Marcos

  • 15 Feb 2008

9


Impresionante filme procedente de la antigua Checoslovaquia sobre un incinerador que quiere que los difutos se dirijan al más allá de la mejor y rápida forma. Desconocía totalmente esta película, pero gracias a esta web he podido descubrirlo, eso sí, cuesta mucho encontrarlo y además en V.O.S. ya que en español no existe, que yo sepa. Eso sí, verla subtitulada no es una desventaja, creo que es mucho mejor que si es vista doblada. Como ya he dicho es una peli impresionante, con una dirección de Juraj Herz excelente, unas actuaciones de lo más creíbles y realmente magistrales (sobre todo el protagonista), un montaje maravilloso y una fotografía con unos planos inmejorables. Una de las cosas que hacen que la peli sea aún más buena es su ambiente en B/N, ya que le da un aire agobiante, asfixiante a veces e incluso enfermizo. Una gran película, lamentablemente desconocida y muy difícil de conseguirla, y aunque no es una obra maestra se queda cerca. ¡Magnífica!



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Lowell Freeman

  • 8 Mar 2007

10


Película de culto hecha en la Checoslovaquia de finales de los sesenta, dificilísima de encontrar y todo un icono del cine fantástico del este. Hay que meterse de lleno en la película porque toda ella esta rodada como si fuera un filtro que pasa por la mente del protagonista y el espectador viera una realidad distorsionada.

Es increíble como lo consigue. Absolutamente antológico. Una dirección y realización tan perfecta que que el propio espectador cree que es el mismo incinerador. Todas y cada una de las escenas y los planos pertenecen al incinerador y no hay ninguna toma donde el no aparezca. Lleno de imágenes oníricas relacionadas con la muerte, el film trata de explorar la enferma mente de un incinerador que ve un mundo y unos personajes que le rodean totalmente distorsionado de la realidad.

Es tremendo el cambio de escenas sin planos generales, si no desde distintos ángulos de partes de la cara del incinerador en cada cambio de secuencia que hace que el espectador apenas aprecie cuando se pasa de una escena a otra y tenga que estar continuamente atento a la película. Es alucinante.

La representación de la muerte en una muchacha morena es antológica. Una película en un ambiente malsano llena de tópicos y mucho humor negro que llega a arrancar las carcajadas del espectador, pero con una última parte cruda, enfermiza y terrorífica. Todo ello salpicado por la influencia del nazismo (Estamos a principios de los 40), y el amor a la muerte.

En fin, creo que mucha gente no entiende esta película, pero si te metes en ella plano a plano, puedes quedar impresionado. Considerada obra maestra y casi una reliquia, por su dificultad para poderse ver en ciclos de cine. Quiero dar la enhorabuena a la página por tenerla, me habéis sorprendido, porque esta película es para incondicionales y gente muy metida en cine. Mi recomendación y aprobación.



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Críticas: 10


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