Es noche cerrada, la oscuridad y la densa niebla lo cubren todo, que se deslizan por el espacio con pesadez atenuando la resplandeciente luz que proyectan las farolas sobre las húmedas aceras.
De repente, un grito de horror seguido de un silencio sepulcral: una mujer ha sido asesinada, pero...¿dónde está el culpable?
Han pasado treinta y un años desde el nacimiento del cinematógrafo, y por consiguiente del 7.º Arte, y sólo uno desde que Alfred Hitchcock forma parte de él, un joven nacido en Leytonstone que, a fuerza de trabajar duro en los primeros estudios de la industria británica, primero como diseñador de intertítulos, director artístico y asistente de dirección (mientras escribe guiones ocasionalmente), es ascendido por fin gracias al productor Michael Balcon, quien le pide realizar dos coproducciones anglo-germanas: ¨El Jardín de la Alegría¨ y ¨El Águila de la Montaña¨.
Sin embargo, antes incluso del estreno de éstas, el principiante cineasta pidió a Balton que le permitiese rodar la adaptación de ¨The Lodger¨, novela muy popular escrita en 1.913 por la autora Marie Adelaide Belloc-Lowndes, quien se sirvió de la realidad para construir una intriga de crímenes y pasiones, concretamente de los asesinatos del tan famoso como temido Jack ¨el Destripador¨, perpetrados en el East End londinense cuando ella contaba unos 20 años de edad.
La historia tiene lugar en un ambiente de incertidumbre y temor debido a los horribles homicidios que comete ¨El Vengador¨ (claro reflejo del verdadero Jack), quien ya va por su séptima víctima, todas ellas bonitas y jóvenes rubias. Tras una pequeña introducción donde el director nos sumerge en este clima de pánico general, provocado no sólo por lo aterrador de los crímenes en sí, sino por la prensa, cuyo entusiasmo resulta abrumador, el film se centra en Betsy, modelo que mantiene un romance con Joe, un detective de policía que pretende casarse con ella.
El motivo central de la trama da comienzo cuando un joven, cuya imagen se corresponde con la que el espectador ha tenido tiempo de forjarse del asesino, llegue a la casa de los padres de Betsy, ya que éstos alquilan una habitación en la misma; Hitchcock irá desarrollando de manera brillante el entramado de suspense y creciente tensión al plantear si ese inquilino de extraño y receloso comportamiento es el mismo ¨Vengador¨, duda que atormenta sin cesar a la madre de Betsy tanto como a nosotros, y todo ello dado por un ingenioso recurso que será sinónimo del cine del inglés.
La emblemática escena inicial, que muestra a una chica en primer plano siendo asesinada, no va seguida de un contracampo que desvele al criminal, sino de un prólogo en forma de falso documental sobre la divulgación del homicidio. De hecho jamás vemos al ¨Vengador¨: es el primer ¨macguffin¨ del cine de Hitchcock, un vacío que mantiene al todo en movimiento. Mientras relaja la tensión con casuales gotas de humor, éste demuestra un gran talento a la hora de modelar las atmósferas recogiendo influencias de DeMille y del expresionismo alemán, en concreto de Lang y Murnau, y sirviéndose de los distintos elementos que le brinda el escenario (la permanente oscuridad, la niebla, la débil intensidad de las luces).
De este modo nos sumergimos en un clima de opresión, asfixiante por momentos, e impregnados con su misterio y sensualidad casi morbosa (estamos obligados a espiar a Betsy tomando un baño, o a fantasear cuando Joe le pone a ésta las esposas). Otras invenciones formales vendrán a confirmar el dominio del director en el lenguaje visual: la superposición de imágenes para insinuar lo escondido o interpenetrar en la psique de los personajes, el uso del plano subjetivo para ponernos en la piel de éstos, el del ¨flashback¨, los primeros planos a los rostros para subrayar la intensidad de las emociones (ya sea en una situación de suspense o de amor).
Además de esto hallamos todas las claves y temas que han ido ligados no sólo al cine de Hitchcock, sino al cine policíaco e intriga desde siempre: los patrones de conducta del asesino, la ardua investigación, el policía que se toma el caso como asunto personal, la joven cohibida por amor, la inevitable sospecha y la culpabilidad y, sobre todo, la severa acusación y persecución del inocente. Es realmente curioso cómo ésto último llegaría a convertirse en otra de las marcas de la casa de la obra del director: éste deseaba mantener la ambigüedad sobre el protagonista, pero el estudio le impuso que su inocencia quedara demostrada más allá de toda duda.
El resultado, tras un clímax memorable (la persecución del inquilino por la muchedumbre) es un desenlace bastante mediocre que deja un regusto amargo pese a la felicidad por la que se aboga; no sería la última vez que Hitchcock se vio condicionado por mandato de los productores. En el reparto, donde éste figuraría realizando su primer cameo, tenemos a unos correctos Marie Ault y Arthur Chesney, que de vez en cuando sirven de contrapunto cómico al suspense propio del film, un Malcolm Keen con gusto por la exageración de las expresiones faciales, la guapa pero algo insulsa June Tripp y el mejor, un Ivor Novello cuya actuación resulta tan inquietante como conmovedora, lo que subraya una clara ambigüedad en la identidad de su personaje; en una breve aparición también podemos ver a Alma Reville, futura esposa del director.
La película, pese a las trifulcas de Hitchcock con Balcon y el distribuidor, quienes le obligan nuevamente a cambiar ciertos detalles y aspectos, se estrena por fin, y no sólo consiguiendo el reconocimiento de la crítica, sino la gran asistencia de público a su exhibición.
Asistimos, sino al nacimiento, sí a la definición de un género y, desde luego, a la primera de las muchas obras que formarían parte del imaginario único del inglés, cuyo estilo fue depurando hasta alcanzar su perfección. ¨The Lodger¨, como éste confesaría a Truffaut, es su primera ¨película auténtica¨.
Aquí está: la película de la Gainsborough que lanzó al estrellato a un joven y orondo cineasta que llegaría a ser una de las mayores estrellas de la historia del cine. Es la primera película de suspense de Hitchcock.
Su primer actor-fetiche, el legendario entertainer galés Ivor Novello (mucho más famoso en su faceta musical que en la interpretativa), protagoniza la pieza. Era bien parecido, y su expresión patética, ausente, en aparente estado de pánico permanente, que va evolucionando cada vez a una mayor seguridad en si mismo va como anillo al dedo a su inquietante personaje del anónimo inquilino.
A partir de la novela de misterio de Marie Belloc Lowndes, el guionista Eliot Stannard crea una historia de suspense con un ligero toque de sexo y un especial sentido del humor, muy en la la línea de lo que sería el futuro Hitch, que la ejecuta con estilo y prestancia y hasta se reserva su cameo (esta vez dos).
A nivel técnico destacaría los ingeniosos intertítulos, y varias soluciones visuales – entonces aún muy enraizadas en el expresionismo alemán - que ya señalan los futuros trucos del cineasta, amén de un ambiente urbano marginal poco habitual en la obra de Hitch (lo pudimos ver, por ejemplo, en películas como “Frenesí”).
Un interesante producto primerizo de Hitchcock donde empezamos a otear su estilo de hacer cine... ¡Y su obsesión por las rubias, oigausté!
Muy buena película muda del gran Hitchcock. Este es su tercer largometraje aunque públicamente es el segundo debido a que el primero que filmó en el año 1922 está estropeado y nunca pudo recuperarse. Esta película cuenta con una magnífica fotografía, buena trama muy original para la época del film y actuaciones mas que aceptables. Sorprende mucho al final, toda la película crees que el asesino es ¨tal persona¨ y termina resultando la que menos imaginás que es. La verdad que me gustó mucho. Recomendable.
Una gran película del gran Alfred Hitchcock, me ha encantado, y eso que es muda, pero te atrapa y te engancha mas que cualquier película de las que se hagan hoy en día.
La cinta está basada en los crímenes del Jack el destripador, pero no de manera directa, sino mas bien basándose en la novela de la escritora Marie Belloc Lowndes, así que no trata el hecho real directamente, pero se desarrolla justamente durante los años de terror del susodicho asesino.
Recomendada al 100%
Don Alfred hacia una de sus primeras apariciones en el mundo del cine y lo hacia de una inmejorable manera, esta joyita es una muestra de ello , el argumento es simple en el principio , pero conforme va avanzando la historia se vuelve muy interesante y el espectador entra en la duda por saber quien realmente es el psicópata, la actuación del protagonista es muy pero muy sobresaliente dado por su amaneramiento y dramática interpretación
Hitchcock se adelanto a esta etapa del cine inyectando esa dosis de jugar con el espectador en donde sobresalen el sospechoso y el falso culpable.
Recomendada.
Exquisita maravilla de Alfred bajo una continua musica de piano y una historia atrapante de una rubia modelo que recibe en su casa a un inquilino que busca venganza. Misterio, sospechas, amor y elegancia es este film mudo que tiene sus momentos de crueldad y tambien de ternura al estilo de los filmes mudos de la epoca.
Una joya que habria que ver observando retazos del cine que hizo mitico a Hitchcock. Fantástica.
Sensacional, sin lugar a dudas la mejor película muda junto con el cine de Murnau. Sir Alfred demuestra en su primer film de su estilo (ya q el Jardín de la alegría no tiene su propio estilo) q es capaz de crear escuela...y lo hizo de sobra. Sensacional
La peli está bastante bien pa ser muda y muy antigua El guión está bastante bien elaborado y bastante intriga en casi todo el momento
Esta muy bien la pelì, tomando en cuenta que fue hecha en 1926 y con un relativo bajo presupuesto.
Críticas: 10
TANO
9
La primera película de intriga del gran Alfred Hitchcock, basada en una novela muy conocida en la época, que a su vez ¨utiliza¨ la historia real de Jack el Destripador para presentarnos una historia misteriosa sobre un hombre sospechoso, muy sospechoso, interpretado por un Ivor Novello al que la verdad no conocía de nada, pero me ha parecido magistral en pantalla.
Muy buena fotografía y una historia llena de intriga, donde hasta cerca del final no sabes realmente si las cosas son lo que parecen o no, y una explosiva parte final que te mantiene en tensión.
Película muda, y rodada en un exquisito blanco y negro, con unos curiosos efectos animados en los rótulos de diálogo.
Muy disfrutable y digna de verse.
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