En un futuro donde la IA domina, Gabrielle enfrenta una decisión crítica: purificar su ADN para liberarse de las emociones. A través de tres eras distintas, se reencuentra con su amor, Louis.
Dirigida por Bertrand Bonello, esta trama interconectada explora amor, destino y humanidad. Léa Seydoux destaca, complementada por una sólida dirección, cinematografía impresionante y una atmósfera evocadora. Una narrativa visual rica en un contexto futurista intrigante.
La película se presenta como un desafío cinematográfico que entrelaza múltiples géneros y temporalidades, ofreciendo un ejercicio posmoderno que desborda en ideas y ambigüedades. Este filme no convencional, que coquetea con la distopía futurista, el melodrama romántico y el suspense sexual, entre otros, pone a prueba tanto el intelecto como la paciencia del espectador con su estructura fragmentada y su profunda irregularidad. A través de un recorrido que explora la crítica social hacia una sociedad dominada por la tecnología, Bonello nos confronta con la idea de que en un mundo de eficiencia aséptica, el impulso visceral de amar se convierte en un objetivo a erradicar.
Visualmente virtuosa, la película se sumerge en una atmósfera perturbadora, con ecos de David Lynch, donde la memoria, los sueños y la realidad confluyen en una dimensión en la que la humanidad se ve atrapada por el control tecnológico. “La Bestia“ es, a la vez, romántica y desesperanzadora, repleta de reflexiones sobre la condición humana y su futuro emocional. Con una narrativa que se reinventa continuamente, Bonello nos ofrece una obra que no teme al ridículo y que se destaca por sus hallazgos visuales y la sinergia entre sus protagonistas. La película es un testimonio de la libertad creativa del cineasta, que oscila entre lo trasnochado y lo visionario, culminando en una propuesta cinematográfica única que no dejará a nadie indiferente.
“La Bestia“ se aventura en un laberinto narrativo con pretensiones de profundidad, pero termina envuelta en su propia aura de pedantería. La trama, que promete intriga y complejidad, desenreda una historia distópica donde la inteligencia artificial regula las emociones humanas, un concepto que podría fascinar si no se diluyera en diálogos interminables y una falta palpable de sustancia.
Los intentos de innovación se pierden en un mar de ambición desmedida, donde ni siquiera la prometedora actuación de Léa Seydoux y George MacKay, ni una banda sonora destacable, consiguen redimir la experiencia. Pese a ello, la película intenta cautivar con elementos estéticos como un vestuario notable y un curioso final que reemplaza los créditos tradicionales por un QR, quizás el último esfuerzo por mantener al espectador enganchado tras dos horas y media de un viaje que, en última instancia, resulta más vacío que revelador.
“La Bestia“ intenta ser un coloso cinematográfico pero, paradójicamente, se queda corta en su intento de combinar inteligencia y entretenimiento.
Bertrand Bonello se aventura en la adaptación de una historia de Henry James, confiando en la profundidad actoral de Léa Seydoux para enfrentar el riesgo de una narrativa fríamente expositiva en su película “La Bestia“.
La trama se desarrolla a lo largo de tres eras distintas, desde 1910 hasta un 2044 futurista, donde la inteligencia artificial busca suprimir las emociones humanas tras una guerra devastadora. Gabrielle, interpretada por Seydoux, se enfrenta al dilema de alterar su ADN para adaptarse a este nuevo orden, poniendo en riesgo su espíritu rebelde y romántico.
Aunque la película brilla por su estética y la evolución hacia una narrativa más vanguardista, su primer acto resulta desconectado y demanda una atención meticulosa para no perderse en la trama. A pesar de cierta pretenciosidad inicial, la dirección logra redirigir el rumbo hacia un final energético, apoyado en una banda sonora acertada y las actuaciones de Seydoux y George MacKay, cuya química eleva el relato.
“La Bestia“ se sumerge en la complejidad de su distopía con un mensaje sobre la erosión de la humanidad ante la tecnología, aunque su enfoque inicial puede alienar a algunos espectadores.
Esta coproducción franco-canadiense ofrece una narrativa compleja y multifacética, extendiéndose por 146 minutos a través de tres historias interconectadas que exploran diferentes épocas con los mismos personajes principales.
La mezcla de géneros, que abarca desde el romance hasta la ciencia ficción pasando por el suspense, crea una experiencia única, aunque la extensa duración y la complejidad de la trama exigen una concentración plena del espectador, con el riesgo de perderse detalles cruciales. La película destaca por su ambición y por una realización que oscila entre lo clásico y lo innovador, respaldada por actuaciones sólidas. Aunque su ambición puede ser tanto su fortaleza como su debilidad, dejando a los espectadores divididos entre la admiración y la confusión.
Críticas: 6
300
7
Dirigida magistralmente por Bertrand Bonello, esta película teje una narrativa compleja sobre el amor, el temor y la esencia humana contra un telón de fondo futurista. Léa Seydoux ofrece una actuación memorable, apoyada por un elenco que profundiza la historia y sus dinámicas. Visualmente impactante, con una cinematografía que abarca diversas épocas y una banda sonora que eleva el tono emocional, esta obra es un espectáculo técnico y narrativo que captura la imaginación del espectador.
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