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Entretenida película slasher que forma parte de la saga de La calle del terror, la cuarta para ser más exactos, y aunque el nivel ha bajado un poquito se deja ver, ideal para un fin de semana.
Una película bastante adolescente que podría haber sido más cañera si hubiese tenido un contexto más adulto, escenas bastante fuertes y mucho gore, cosa que en esta peli deja mucho que desear, a mí como buen seguidor del slasher me ha parecido pasable, pero a otros en absoluto.
El tema adolescente se ha vuelto muy recurrente en estos últimos años, pero no siempre sale bien, hay que cambiar, ya cansa.
Fear Street: Prom Queen es un slasher basado en la novela The Prom Queen. Es la cuarta entrega de la serie de películas Fear Street. Ambientada en 1988, la trama se centra en un asesino enmascarado que ataca a las candidatas a reina de graduación de Shadyside High la noche de su baile de fin de curso.
La dirección de Matt Palmer no tiene la energía ni el estilo que Leigh Janiak aportó a la trilogía original de Fear Street. Es evidente que Palmer ama el género, y su afecto es contagioso. Utiliza bien la nostalgia retro ochentera, pero con una trama convencional y con personajes planos.
Hay un par de muertes sangrientas, recurriendo a efectos prácticos, tiene una ambientación divertida, una sobreabundancia de referencias pop ochenteras y una banda sonora estupenda repleta de clásicos de Billy Idol, Roxette, Tiffany y Eurythmics.
Pero el espectador experimentado siente que ya ha visto todo esto, y mejor hecho, mil veces antes.
Tibia 4ta entrega de Fear Street a la que hay que perdonarle un sin número de agujeros de guión para poder disfrutarla en su totalidad.
Las chicas lo hacen muy bien en sus papeles de estereotipos de slasher, y comparten pantalla con actores consagrados en horas bajas.
Lo que más entretiene es su musica, su gore adolescente y las persecuciones de los asesinos, pero la inverosímil situación de que a nadie Le llame la atención que hayan asesinados y continúen con el baile, le quita cualquier atisbo de profundidad en su guión, y quedándose en una película liviana con tintes de comedia negra, cuyo final lo sabes desde la mitad en adelante.
En La calle del terror: La reina del baile, Matt Palmer intenta rendir homenaje al slasher ochentero pero se queda muy lejos de lograrlo. Con una historia simplona ambientada en 1988 y centrada en una serie de asesinatos entre candidatas a reina del baile, la película carece de tensión, originalidad y personajes memorables. Ni el intento de mezclar drama adolescente con terror ni los guiños a clásicos del género consiguen levantar el vuelo de una propuesta que parece hecha sin pasión ni ideas claras. Frente a la trilogía de Leigh Janiak, esta entrega resulta plana, predecible y olvidable. Solo apta para completistas.
La Reina del Baile prometía mucho con su estética ochentera y su campaña publicitaria llamativa, pero lo cierto es que se queda en un slasher del montón.
La historia apenas se sostiene sobre una premisa básica y, aunque hay momentos puntuales que funcionan (alguna muerte bien resuelta o una banda sonora resultona), el conjunto nunca encuentra su tono. Ni es divertida, ni inquietante, ni consigue enganchar con sus personajes.
Se nota desconectada del espíritu de los libros de R.L. Stine y acaba siendo la entrega más floja de todo el universo de La calle del terror.
Es difícil no sentir que La Reina del Baile se cuelga del nombre de La calle del terror para intentar arrastrar a los fans de la trilogía original de Netflix, pero lo cierto es que poco o nada tiene que ver con aquellas entregas.
Aquí se pierde el pulso narrativo, la tensión bien dosificada y el carisma visual que Leigh Janiak supo imprimirle a sus películas. Este nuevo intento es un slasher muy genérico, con asesinatos previsibles, personajes planos y una ambientación ochentera tan superficial como un cartel de fiesta temática. Abusa del CGI, no hay un ápice de suspense, y el giro final lo ves venir desde el primer tercio.
Se salva por la brevedad y algún secundario simpático, pero como propuesta dentro del género es una decepción más que olvidable.
Un disfraz ochentero no salva a una peli sin alma. Aunque tiene una ambientación retro simpática y no escatima en sangre ni en miembros volando, lo demás es un desastre: personajes planos, diálogos que dan pena y un argumento que no se sostiene ni con alfileres.
El típico asesino enmascarado que va cargándose a adolescentes en el baile de graduación ya no sorprende, y aquí ni siquiera entretiene.
Lo poco que funciona es puramente estético, porque en el fondo es un slasher mediocre y olvidable.
Tiene lo justo para entretener, pero no mucho más. Funciona como un slasher clásico con su fórmula habitual —adolescentes, asesinatos, identidad del asesino revelada al final—, aunque esta nueva entrega se siente desconectada del espíritu de la trilogía original de Netflix. Falta ese toque sobrenatural y de justicia vengativa que daba fuerza a las anteriores. Los personajes están tan poco desarrollados que da igual quién viva o muera, y el giro final apenas impacta. No es mala para matar el rato, pero sabe a poco si esperabas algo al nivel de sus predecesoras.
Yo no he visto esta trilogía pero está me ha gustado bastante es más porque yo soy fan de los slashers ochenteros y aquí capta bastante de aquellos filmes.
La bso es fantástica , me encantó ver de nuevo de Chris Klein de American pie , las muertes están muy buenas aunque la pega sería que el cgi se nota en la mayoría de ocasiones y es algo triste ya que con efectos prácticos hubiese sido fantástico.
Igual me gustó casi todo incluyendo el final aunque yo ya me suponía todo el plan de los asesinos igual me gustó , yo la recomiendo si eres fan del slasher seguro que te la pasarás de maravilla los 90 minutos que dura.
Se queda lejos del nivel que alcanzaron las pelsi anteriores. Aunque la producción es correcta y la ambientación ochentera cumple con los básicos visuales y musicales del género, la historia no aporta nada nuevo y repite clichés de slashers estudiantiles sin gracia ni ironía. Los personajes son planos, la trama avanza sin sorpresas y ni siquiera las muertes logran impactar. El guion se toma demasiado en serio algo que pide a gritos más desparpajo, y ni el reparto consigue levantar el conjunto. En lugar de aprovechar el potencial de una saga con mitología propia, La Reina del Baile se limita a rellenar el hueco con un producto genérico que no deja huella.
La nueva entrega de la calle del terror ambientada en los 80s llega con menos ambición y bastante menos acierto que la trilogía original. La reina del baile intenta ser un slasher sencillo y nostálgico, pero se queda en una copia barata con estética de fiesta temática ochentera, donde todo resulta superficial: desde el vestuario hasta los personajes, que no logran destacar ni provocar empatía.
El guion va con prisas, presenta demasiados personajes sin desarrollarlos y las muertes, lejos de ser impactantes, están mal coreografiadas y carecen de tensión. Ni siquiera el villano tiene carisma. El ritmo no engancha, no hay atmósfera ni miedo, y lo poco que funciona se pierde entre momentos anodinos y diálogos sin gracia.
En resumen, una decepción que no está a la altura de lo que esta franquicia prometía.
Intenta capturar el espíritu de los slashers ochenteros con una historia ambientada en 1988, pero termina siendo una propuesta insulsa, torpemente actuada y carente de impacto. A pesar de su esfuerzo por mantener el legado de la franquicia y establecer un nuevo punto en la línea temporal de Shadyside, la película no logra generar tensión ni emoción.
Las muertes, uno de los pilares del género, carecen de contundencia y se ven lastradas por efectos flojos y escenas sin garra. El guion abusa de diálogos explicativos, los personajes son estereotipos sin desarrollo y ni siquiera el vestuario logra evocar la estética del periodo con autenticidad.
A pesar de algunos destellos de carisma en roles secundarios, todo se siente prefabricado y sin alma, como si la película existiera más por necesidad de catálogo que por verdadera intención creativa.
Ambientada en 1988, La Reina del Baile intenta rendir homenaje al cine slasher ochentero con una historia de asesinatos durante una fiesta de instituto, pero cae en todos los tópicos del género sin aportar chispa ni novedad.
Con personajes planos que parecen sacados de un catálogo de estereotipos adolescentes (desde la marginada que busca redención hasta el grupo de chicas populares y crueles), la película apenas consigue destacar ni por su trama ni por su tono. Aunque hay un esfuerzo por mezclar drama juvenil con sangre y gore, los efectos digitales poco convincentes y los giros previsibles impiden que el conjunto emocione o sorprenda.
Solo Katherine Waterston parece divertirse exagerando su papel en una propuesta que, en lugar de abrazar el camp, se toma demasiado en serio para lo vacía que resulta.
Críticas: 14
alejandropadula
6
Película que se deja ver,y hay varias muertes,algunas están bien logradas y otras no tanto.Pero lo que más da ganas es de ver cuando asesinen a tantos personajes insoportables y también odiables,más que nada las candidatas a reina del baile.
En cuanto a los asesinos no son de lo mejor que he visto,de eso es seguro.La película tiene actuaciones aceptables y termino gustandome.Mi puntuación es un 6.
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