A Wounded Fawn es una sorpresa desconcertante. Inicia como el típico thriller de psicópata asesino, en una estupenda escena que incluye un brutal asesinato y donde conocemos al Búho Rojo, la entidad ¿alucinatoria? que impulsa a asesinar.
Luego, conocemos a Meredith (me ha encantado Sarah Lind), quien imprudentemente ha aceptado ir con un casi desconocido Bruce a pasar una velada romántica en una alejada casa de campo. Cuando llegan allí, las cosas se ponen raras, con sombras misteriosas e intenciones sombrías, y se ponen aún más raras cuando ponen un vinilo de 45 rpm titulado ¨LSD¨.
El primer acto del film me atrapó de inmediato, tiene tensión y suspenso, y una fotografía que rinde homenaje al giallo, con esos rojos y amarillos brillantes, pero en el segundo acto, A Wounded Fawn subvierte sus expectativas, tomando relevancia un diorama griego de criaturas mitológicas, y, a menos que conozcas la mitología griega y las obras de arte de Leonora Carrington, es posible que, como yo, no tengas idea de la simbología y metáforas de una trama que se vuelve surrealista. Pocas veces se ha representado tan literalmente el retorcido espectáculo de un hombre malvado luchando y siendo vencido por sus demonios internos.
Miguel Arkangel
6
A Wounded Fawn es una sorpresa desconcertante. Inicia como el típico thriller de psicópata asesino, en una estupenda escena que incluye un brutal asesinato y donde conocemos al Búho Rojo, la entidad ¿alucinatoria? que impulsa a asesinar.
Luego, conocemos a Meredith (me ha encantado Sarah Lind), quien imprudentemente ha aceptado ir con un casi desconocido Bruce a pasar una velada romántica en una alejada casa de campo. Cuando llegan allí, las cosas se ponen raras, con sombras misteriosas e intenciones sombrías, y se ponen aún más raras cuando ponen un vinilo de 45 rpm titulado ¨LSD¨.
El primer acto del film me atrapó de inmediato, tiene tensión y suspenso, y una fotografía que rinde homenaje al giallo, con esos rojos y amarillos brillantes, pero en el segundo acto, A Wounded Fawn subvierte sus expectativas, tomando relevancia un diorama griego de criaturas mitológicas, y, a menos que conozcas la mitología griega y las obras de arte de Leonora Carrington, es posible que, como yo, no tengas idea de la simbología y metáforas de una trama que se vuelve surrealista. Pocas veces se ha representado tan literalmente el retorcido espectáculo de un hombre malvado luchando y siendo vencido por sus demonios internos.
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