Ficha Experimento Diabólico (El Experimento Diabólico)

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Críticas de Experimento Diabólico (El Experimento Diabólico) (5)




mahotsukai

  • 3 Dec 2018

7



Surrealista comedia de terror y ciencia ficción, considerada película de culto.

El racista e intolerante cirujano Maxwell Kirshner llevará sus retorcidos experimentos al extremo cuando ordene a su equipo médico que practiquen una operación para salvarle la vida, al transplantar su cabeza al cuerpo de otro hombre, que resulta ser un reo negro.

El transgresor director de explotation Lee Frost (“Chrome and Hot Leather”, 1971; “The Black Gestapo”, 1975) guionizó y dirigió este estrafalario y divertido film de ciencia ficción y terror, con marcados tintes de comedia negra. No obstante, la temática no será del todo original, ya que toma directamente la idea de “The Incredible Two-headed Transplant” (1971) de Anthony M. Lanza -en la que un científico loco unía la cabeza de un asesino en serie y la de un retrasado mental- para adaptarla al subgénero blaxplotation, recientemente inaugurado a inicios de la década con “Cotton comes to Harlem” (1970) de Ossie Davis y “They call me Mr. Tibbs” (1970) de Gordon Douglas. La trama supone, entonces, la problemática experiencia de un científico racista que debe unir su cabeza al cuerpo un recluso negro, el único voluntario que acepta someterse al experimento (sin que ninguno lo sepa, claro), y con ello las implicancias que supone esta “forzada” mancomunión de cabezas en un solo cuerpo.

La premisa es ciertamente absurda, pero no por ella rica en posibilidades. Kirshner ha estado trabajando en un espantoso experimento con un gorila, al cual ha transplantado una segunda cabeza. A parte de las implicancias aéticas de experimentar con la monstruosidad misma, Kirshner busca en realidad encontrar la forma de hacer que la segunda cabeza tome control progresivamente de las funciones fisiológicas del cuerpo, y luego eliminar la cabeza original del cuerpo. Su intención es lograr transplantar su propia cabeza a otro cuerpo, después de enterarse que padece cáncer terminal, para luego “apropiarse” de ese cuerpo y eliminar la cabeza original.

Hay que señalar a favor de “The Thing with Two Heads” (1972) que, a pesar de lo ridícula e irrisible que es su trama, goza de un guión divertido y cargado de momentos hilarantes y surrealistas, cuya clave será el humor negro correctamente dosificado por el propio Frost, en colaboración con Wes Bishop y James Gordon White, éste último guionista de “The Incredible Two-headed Transplant” (1971), para construir una historia que ironiza con la paradoja misma del racista conviviendo con el objeto de la conducta racista. De hecho, la temática racista no sólo será abordada de forma irónica con la obligada interacción de Kirshner y Jack Moss, sino previamente también con la despreciativa opinión de Krishner sobre su recientemente contratado ayudante, el laboratorista Fred Williams.

Sin embargo, el guión también tendrá el mérito de estructurar un personaje antagónico tan odioso como divertido, con sus manías, contradicciones e ideologías discriminatorias, en donde se reúne lo peor del racismo, la misoginia, el machismo y la soberbia científica, que lo convierten en un villano ciertamente interesante. Porque, además, Kirshner no sólo es un científico demente y transgresor, que ha experimentado con cuestiones absolutamente amorales y aéticas en animales, sino también un megalómano extremista que no quiere privar al mundo de su “genialidad”. Por ello, no tendrá empacho en ordenar la realización del experimento, sin importarle si los demás están de acuerdo de participar de esta locura.

“The Thing with Two Heads” (1972), sin embargo, padece de los típicos problemas de ritmo y presupuesto de las realizaciones de este tipo, lo cual es esperable en todo caso. Frost recurrirá a lo que sea para rellenar la trama, por ejemplo, la innecesariamente larga persecución en la que, con una motocicleta destartalada, Kirshner-Moss y el Dr. Williams logran deshacerse de un “ejército” de patrullas policiales que los persiguen y terminan volcados y desbarrancados, gracias a las enormes “habilidades” de las dos cabezas en terreno irregular. Realizada en una campiña abandonada, claramente fue concebida para rellenar el metraje.

Respecto a los efectos especiales, comentar que no son tan desastrosos como esperaría el espectador. Ciertamente, a pesar de lo ridículo que es ver a Ray Milland pegado la mayor parte del cuerpo de 2 metros de Rosey Grier, la mayor parte del trabajo técnico encabezado por Richard R. Burman (“The Goonies”, 1985), Daniel C. Striepeke (“The Planet of the Apes”, 1968) y Rick Baker (“Star Wars Episode IV”, 1977) -que entre paréntesis encarnó al gorila bicéfalo- resulta eficiente para la calidad de la película. Las escenas de la persecución en moto y manejo de vehículos fueron hechas con una evidente cabeza de goma, pero aquella en la que separan la cabeza de Kirshner y la dejan funcionando con sondas, así como aquellas en las que comparten graciosos diálogos, como el del sexo de Moss y su pareja, dan cuenta de un trabajo aceptable dentro de su innegable calidad de explotation.

No cabe duda que la mejor performance actoral está en el ganador del Oscar Ray Milland (“The Lost Weekend”, 1945; “Dial M for Murder”, 1954), quien se echa la película al hombro como el lunático, racista y amargado Dr. Kirshner, que curiosamente tendrá una buena química con el ex guardaespalda Roosevelt Grier (“Skyjacked”, 1972), empinado actor negro, que también pone lo suyo en esta hilarante interacción entre un blanco y un negro en un solo cuerpo.

También encontraremos en el reparto al reconocido actor Don Marshall de la serie “Land of the Giants” (1968-1970), como el Dr. Williams; Roger Perry (“Count Yorga, Vampire”, 1970), como el Dr. Desmond; la actriz y modelo Katherine Baumann (“Chrome and Hot Leather”, 1970) como Patricia, la enfermera a cargo de cuidar a Moss; y Chelsea Brown como Lila Moss.

Robert O. Ragland (“The Touch of Satan”, 1971) fue el encargado de musicalizar este film, con el infaltable ritmo de riffs setenteros, que desquician por lo repetitivo, aunque tengan por ciertos momentos algo de experimental.

En resumen, a pesar de su trama ridícula y absurda, se trata de un film entretenido en gran parte de su desarrollo, principalmente por llevar una adecuada cuota de ironía, sarcasmo y crítica social, que no aburre ni tampoco se pone demasiado filosófica, porque en ningún momento pretende ser más que eso, una película de humor negro.



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TANO

  • 18 Feb 2014

3


Creía que iba a ser una película de cachondeo, pero ni lejanamente, o si al menos lo es, no tiene gracia ninguna.
Me ha parecido una película seria, bastante aburrida y mal hecha, que no tiene interés ninguno y que la verdad, no vale la pena ver.
Actuaciones normales, historia normal, todo tan normal que resulta soporífero, excepto la interminable escena de la moto y los coches de policia, que es insoportable.



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rocksteady

  • 21 Aug 2010

1


Pesima explotacion de los 70s,con una idea de locura total del demente transplantando su cabeza a otro cuerpo.Esto esta pesimamente hecho,actuado y filmado.No vale la pena.



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Roy

  • 3 Jul 2006

5


Concuerdo con Janker.Una idea pesima que si es graciosa en algun momento,yo no lo encontre.



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Janker.

  • 1 Dec 2005

5


Una autentica caspa totalmente delirante pero pesimamente filmada.

Solo vale la pena como curiosidad.



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Críticas: 5


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