Ficha Mayday


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Críticas de Mayday (1)




Raúl Rubio Peñas

  • 11 Dec 2016

6



Miniserie británica, muy en la línea de las series Twin Peaks, The Killing y Broadchurch, en el cual hay una desaparición y posterior asesinato de una persona joven y se barajan diversas hipótesis dentro de un nutrido grupo de sospechosos.

En este caso, nos encontramos ante un pequeño pueblo británico que celebra su festividad natal, muy relacionada con el bosque y la nautraleza, el día 1 de Mayo. Durante ese día, la adolescente que debería ser la reina del festival desaparece, no se presenta al festival y su bicicleta es hallada tirada en el suelo. A partir de ahí, tenemos lo típico: los familiares yendo a buscar a la chica por todo el pueblo, los policías investigando, posibles sospechosos, etc.

La serie cuenta con un capítulo inicial tremendamente prometedor, pero poco a poco la historia se va desinflando, y no es hasta el capítulo cuatro, con cierto giro de guión, cuando la serie vuelve a remontar. Aun así, el último capítulo es bastante extraño y nos da una de cal y otra de arena.

Por un lado, he de hablar de la dirección, que no está mal, resulta correcta, pero al mismo tiempo te da la sensación de que se podía haber contado esta misma historia en la mitad de tiempo. Por suerte, el guión sabe como mantener el suspense, y los personajes están muy bien definidos. Las actuaciones también son bastante notables, y entre ellas cabe destacar sin duda al joven Max Fowler y a Sophie Okonedo, cara habitual de las series de la BBC.

Aunque sin lugar a dudas la mejor actuación es la de Aidan Gillen, que interpreta al padre de Max Fowler, un tipo huraño, mujeriego y muy peculiar, que pasa los días jugando a videojuegos Shooters en la XBOX y ligando con jovencitas en los pubs, y además no deja que su hijo abra una gran maleta que tiene en el desván. Lo mejor de la actuación de Gillen es que desde el primer momento tienes la sensación de que está interpretando a un mal tipo, a un sicario o a un pervertido degenerado, o que ha asesinado a la chica desaparecida. Sin embargo, cuando el hombre explica el porqué de su comportamiento y la existencia de la maleta, descubres que es un hombre que carga con mucho dolor, que verdaderamente quiere a su hijo y que no es la clase de persona que esperabas en el primer momento.

Por lo general, todos los personajes están bastante currados en cuanto a personalidad en ese sentido. Max Fowler interpreta al típico adolescente que sufre bullying pero al mismo tiempo es un tipo inteligente y descarado que no se deja engañar. Sophie Okonedo es mostrada como la típica expolicía íntegra y madre, pero al final de la miniserie se revela como una auténtica hipócrita, ya que traspasa los límites de lo moral para mantener a su familia unida. Me resultaron también interesantes el arquitecto mirón que decide suicidarse y su esposa, que a lo largo de los capítulos resulta ser una auténtica arpía. O por ejemplo los personajes de los tíos de la chica desaparecida, uno de ellos que deseaba poder volver a tener la custodia de su hijo pequeño, y el otro un lunático con trastorno bipolar que de algún modo parecía implicado en la desaparición de la chica.

Ahora bien, ¿la miniserie es perfecta? No, ni mucho menos. De hecho, se hace bastante lenta y a ratos quizá soporífera, con muchos altibajos, aunque lo compensa que la riqueza de sus personajes y de su trama. Quizá lo que menos me gustó es ese halo espiritual que envuelve a ratos a la historia.

Por otra parte, la identidad del asesino resulta muy previsible, ya que una vez que has visto Twin Peaks, Broadchurch y The Killing, sabes de inmediato qué clase de personaje será el asesino: un personaje secundario que no destacaba sobre los demás, aparentemente normal, muy relacionado con el policía o la víctima, y que a simple vista no resulta amenazador. Sabiendo esto, los personajes de Aidan Gillen, el tío lunático y el mirón son descartados al instante, quedando tan solo el del marido policía de Sophie Okonedo.

Pese a la previsibilidad, lo impactante del final no es la revelación del asesino, sino que Sophie Okonedo, sabiendo ya que su esposo es el que mató a la chica, acude a la casa de Aidan Gillen y deposita allí la única prueba que podría inculpar a su marido. Como además Max Fowler le había revelado a Okonedo que sospechaba que su padre era el asesino, la policía aprovecha esa información para testificar contra Gillen. El resultado es que Aidan Gillen resulta arrestado por la policía por el crimen, mientras Okonedo y su esposo mantienen su matrimonio a flote. El final es desesperante para el espectador, del mismo modo que lo es para Max Fowler, ya que acabamos de descubrir que Gillen era un buen hombre y que había cuidado a su hijo todo este tiempo lo mejor que había sabido.

Sin embargo, en un giro de guión precioso aunque un tanto extraño, la hermana gemela de la chica muerta deja su estética gótica por una más angelical, convirtiéndose prácticamente en un calco de su hermana, ya que dan a entender que el espíritu de la muerta vive en la otra. De esa forma, se cumple la predicción del tío lunático, que anunció que la chica muerta ¨renacería¨. A manera de deus ex machina, se da a entender que el espíritu también ha conseguido convertir en piedra la prueba que inculpaba a Aidan Gillen, impidiendo que le juzguen por asesinato, y según se deja entrever en los últimos minutos de serie, el esposo de Okonedo será el que pague por el crímen. Es quizá un final extraño y rocambolesco que a muchos puede no gustar demasiado, ya que tiene un compenente fantasioso-espiritista, pero lo cierto es que tampoco es un mal final.

Aceptable.



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