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El bueno de Anthony Mackie por fin tiene su película en solitario, me gustaría haber estado presente cuando él y Tom Holland fueron juntos al estreno, después de todo el cachondeo que ha habido con este tema, tuvo que ser apoteósico.
Siendo una continuación de lo acontecido en “Falcon y el Soldado de Invierno“, serie de Marvel que nos presentaba al personaje con su nuevo alter ego como nuevo Capitán América, con nuevo traje, pero manteniendo por supuesto las alas de Falcon, y en donde ya veíamos las dudas de Sam Wilson para aceptar el nombre y la responsabilidad que esto atañe.
En esta película continúan las dudas, pero ya más asimilado el ser el sustituto del “Capi“, y con un traje potenciado por tecnología wakandiana, dándole al personaje un “power up“ necesario (pues recordemos que es un soldado entrenado, pero no tiene poderes como tal).
Se os presenta una película donde las tramas políticas chocan con un mundo donde las super amenazas son constantes, dando lugar a intrigas, desconfianzas y secretos varios.
A mí, personalmente, me ha resultado una película muy aceptable dentro del UCM, que obviamente no está a la altura de las mejores de este universo, pero tampoco me ha parecido de las flojitas. Digamos que es de las normales. Hay que tener en cuenta que no todo puede ser un “Infinity War“ o un “No Way Home“, pero parece que hay gente que no asimila eso, y ese es el problema de las malas críticas y números en taquilla. En fin, allá esa gente, yo sigo disfrutando este mundillo como el primer día, desde una perspectiva realista, sabiendo que estas películas de nivel medio no son más que una preparación para lo que vendrá.
Sam Wilson toma el escudo en una película que no pretende compararse con el legado de Steve Rogers, sino buscar su propio camino. La historia mantiene el interés sin grandes pretensiones, con una trama que cumple pero que no destaca, y un villano que se queda lejos de ser memorable. No es Winter Soldier, pero tampoco un desastre dentro del MCU, ofreciendo suficiente acción y ritmo para entretener sin aburrir. Sin embargo, le falta esa chispa que haga que el nuevo Capitán América realmente brille. Aceptable, pero lejos de ser imprescindible.
Sam Wilson asume el manto del Capitán América en una película que intenta expandir el universo Marvel con guiños al Adamantium, Hulk Rojo y los Thunderbolts, pero que nunca termina de despegar. Harrison Ford cumple en su debut en el MCU y Anthony Mackie aporta humanidad al personaje, aunque sin la fuerza de su predecesor. La trama apuesta por un thriller político con menos ambición y presupuesto del esperado, lo que la hace funcional pero poco impactante. No es un desastre, pero tampoco aporta nada realmente memorable. Un intento de reinicio que deja más preguntas que emoción.
Marvel sigue sin encontrar el rumbo y Capitán América: Brave New World es otra entrega que no deja huella.
Anthony Mackie intenta dar forma a su versión del Capi, pero la película nunca consigue que su historia resulte emocionante ni que sus personajes tengan el carisma necesario para sostener el peso del legado.
Harrison Ford aporta presencia, pero el villano es insulso y la trama, una simple persecución con peleas y CGI de fondo, no ofrece nada memorable.
Aunque tiene algún momento vistoso, al final se siente innecesaria, otra pieza más en una saga que sigue acumulando productos sin alma ni dirección clara.
Sin ser un desastre, Capitán América: Brave New World se siente insípida y sin personalidad, una película más dentro del MCU que no arriesga ni aporta nada realmente memorable. Recupera tramas olvidadas y personajes secundarios, con un guion que intenta ser un thriller político pero que acaba diluyéndose en una historia sin fuerza. Harrison Ford destaca como Ross, aunque su papel tampoco brilla demasiado, y las escenas de acción cumplen sin impresionar. No es una cinta horrible, pero sí una de las más olvidables de la saga, hecha más por inercia que por verdadera inspiración
Marvel sigue atrapado en su propio bucle, ofreciendo películas que apenas logran despegar. Capitán América: Brave New World llega con la promesa de un thriller político dentro del universo superheroico, pero lo que parecía una propuesta interesante se queda en una cinta predecible, carente de alma y con un guion que sobreexplica más de la cuenta. Los problemas de producción ya hacían presagiar un resultado irregular, y así ha sido: escenas de acción bien resueltas conviven con momentos de efectos visuales que, para un presupuesto millonario, resultan inaceptables. Anthony Mackie cumple sin más, Harrison Ford está desaprovechado y el villano es completamente olvidable. Es cierto que mejora respecto a los desastres de 2024, pero eso no es decir mucho. Al final, estamos ante otro blockbuster genérico que entretendrá a los seguidores más fieles, pero que confirma la alarmante falta de ambición de un estudio que se resiste a evolucionar.
La nueva del Capitán América tenía potencial para explorar el conflicto de identidad y legado de Sam Wilson, pero se conforma con una fórmula predecible. La historia recurre a un macguffin tecnológico y un villano olvidable, mientras la evolución de Sam se reduce a discursos superficiales sobre el escudo.
Julius Onah intenta replicar el tono de El Soldado de Invierno, pero sin el pulso narrativo ni la intensidad visual de los Russo. La acción es funcional, pero genérica, con CGI sin impacto. Anthony Mackie no recibe material para brillar, y Harrison Ford parece cumplir sin entusiasmo.
Vamos, una entrega correcta pero irrelevante, que deja al nuevo Capitán sin su momento icónico.
*Capitán América: Brave New World* intenta seguir la línea de *El Soldado de Invierno* con un enfoque de thriller de espías, pero se queda en un intento fallido.
La película sufre por un guion caótico escrito por cinco personas, repleto de diálogos explicativos, decisiones ilógicas y chistes poco efectivos. Aunque Anthony Mackie cumple como el nuevo Capitán América, el exceso de personajes impide que el reparto brille, incluso con nombres como Harrison Ford y Giancarlo Esposito.
La acción es su punto fuerte, con algunas secuencias destacadas, pero el CGI y un villano mal desarrollado lastran el resultado. En definitiva, otra entrega genérica del UCM sin el alma ni el impacto de sus mejores épocas.
Está peli es el equivalente cinematográfico a un partido aburrido de un equipo de media tabla: no inspira, no emociona y apenas justifica su existencia. No hay sorpresas, ni pasión, ni siquiera ese mínimo de espectacularidad que uno espera de Marvel. Es una pelo que simplemente sucede, sin dejar huella ni generar interes, como un tá¡mite innecesario dentro de un universo que ya no sabe hacia donde ir. Con una producción sorprendentemente barata y una solemnidad que no viene a cuento, parece más un capítulo mediocre de una serie olvidable que una entrega de una franquicia que alguna vez supo ser un evento. Si este es el camino que sigue Marvel, cada vez hay menos razones para seguirlo.
Marvel inicia una nueva fase de su universo cinematográfico con una película que, aunque entretenida, no logra destacar ni generar un impacto duradero. La sobrecarga de CGI, la trama superficial disfrazada de compleja y un protagonista que no termina de convencer hacen que esta entrega pase sin pena ni gloria. Sam Wilson puede ser Falcon, pero su transición a Capitán América se siente forzada y carente del carisma o la presencia necesaria para llenar el vacío dejado por Steve Rogers.
Además, su rechazo al suero del supersoldado choca con las escenas de acción que lo muestran realizando hazañas imposibles sin explicación alguna, como si ya poseyera habilidades sobrehumanas. La película también introduce a un nuevo Falcon sin desarrollo alguno, desperdiciando una subtrama que podría haber sido interesante.
En cuanto al villano, se siente desdibujado, con más peso en la trama política que en la amenaza real, mientras que el personaje de Thaddeus Ross (interpretado ahora por Harrison Ford) se mantiene en una indefinición molesta. La narrativa sigue cayendo en el clásico buenismo estadounidense, presentando a EE.UU. como víctima de ataques injustificados en una historia de geopolítica tan simple como predecible. En definitiva, es una película más del montón, sin la épica ni la emoción de las mejores entregas de Marvel, y que deja claro que el chicle del MCU lleva demasiado tiempo mascado. Habrá que ver si Thunderbolts y Los 4 Fantásticos logran revitalizar un universo que, para muchos, ya ha perdido su atractivo.
Críticas: 11
edcarpenter
5
Ya el hecho de ver a falcon sustituyendo a steve rogers como el nuevo capitán america la verdad es que no me generaba ninguna expectativa y aún así decidí darle una oportunidad a la película que une su historia con aquella película de hulk del 2008 , si bien tiene unos efectos decentes y escenas de acción que cumplen pero su trasfondo político en la trama termina provocando insomnio además de que me lleve una decepción al ver quien era el actor que terminó interpretando a redhulk incluyendo todo ese giro argumental en la historia, tal parece que la moda por el cine de superhéroes cada vez se va desvaneciendo
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