Interesante film sobre fantasmas vengativos, filmado en la naciente República de Rusia, tras el colapso de la ex Unión Soviética, a comienzos de los 90s.

Un niño aparece muerto junto a su madre, en su hogar. Al parecer, ella lo ha asfixiado con una almohada antes de cortarse las venas. El detective a cargo del caso se apoyará de la hermana de la suicida, de la cual terminará enamorándose, quien también cree –como alguien que se lo advirtió antes- que el responsable de las muertes es el fantasma de su padre, muerto hace 12 años.

El director soviético de origen armenio Albert S. Mkrtchyan (“The Land of Sannikov”, 1974) dirigió a inicios de los 90s este interesante thriller sobrenatural, que a pesar de contar con un bajo presupuesto, logra transmitir una efectiva sensación de desasosiego y fatalismo, principalmente por medio de una progresiva construcción fría, sucia y opresiva, desde un punto de vista psicológico y visual.

El guión escrito por Andrei Goryunov está basado en una antigua creencia eslava sobre los frozie/forzi, una clase de fantasma vengativo, cuyo único objetivo es regresar a atormentar a sus seres queridos y llevarlos al suicidio. De acuerdo a lo que se explica en el guión, se trata de fantasmas de personas que en vida fueron bondadosos y ejemplares, pero con un profundo egoísmo respecto a la libertad de sus familiares para vivir sus vidas. Este sentimiento de egoísmo sería tan fuerte que podría sobrevivir incluso la muerte física y ser motor de sus intereses en el más allá.

De esta forma, y a partir de esta premisa poco conocida en el mundo occidental, Goryunov construye una historia de marcado aire angustioso y fatal, a la cual el director introducirá al espectador desde el primer minuto, con esa conmovedora escena inicial de Olga tirada en la cama sosteniendo la almohada que asfixió a su hijo. El fotógrafo Boris Kocherov muestra uno de sus tres efectivos momentos de cámara, al seguir la acción del viento contras las cortinas dentro del departamento con los cadáveres aún tibios de la madre y el hijo, desvelando un halo sobrenatural en lo que acaba de pasar, sin siquiera el guión haber insinuado la temática que desarrollará.

La aparición del policía a cargo Andrey Konstantinovich y sus sospechas de que hay algo maligno detrás del infanticidio y suicidio, cobrarán mayor interés cuando la ex pareja de Olga, señale al policía que hay una fuerza sobrenatural detrás de las muertes, en concreto, del padre de Olga, muerto hace más de una década. El sujeto señala que la familia está maldita y que esto no parará. Tratando de encontrar algunas pistas, Andrey conocerá a Maryana, hermana de Olga, quien le confirma las sospechas sobre el fantasma de su padre.

Posteriormente, el film cae en un breve letargo caracterizado con uno que otro diálogo intrascendente, para ir construyendo el contexto en que Andrey se enamora de Marina, se compromete y contrae matrimonio con ella, hasta que tienen una hija y forman una familia, cumpliendo con una profecía que se les había revelado. Este hilo argumentativo pretende, entonces, exponer un “regreso” a la normalidad que termina siendo sólo momentáneo ya que en el momento en que Andrey y Marina formen una nueva familia con su hija, nuevamente la amenaza fantasmal surgirá para atormentar a la nueva familia.

Así, la insinuante presencia del fantasma de su ahora suegro poco a poco comenzará a angustiar especialmente al otrora incrédulo policía, que se verá obligado a creer en una evidencia intangible, llegando a “pactar” con el espíritu de su suegro para que se mantenga alejado de su familia. Hay, desde luego, una referencia incestuosa en el comportamiento del espectro, que ya acabó con su otra hija, Olga, y su vástago, y ahora pretende lo mismo con Martina y su hija. El desenlace es bastante más dramático y conmovedor de lo que se espera, dejando una sensación agobiante y agria.

Ya citaba el trabajo del fotógrafo Boris Kocherov, que tiene momentos de acierto visual dignos de mencionar como la mencionada escena del departamento de Olga, la escena del cuerpo fantasmal de Olga envuelto en el sudario en el departamento, y aquella en el túnel, cuando la combinación de luces de la ciudad convergen para crear un extraño efecto de luz con forma de miles de cruces, que pronostican que la muerte se anda paseando por ahí cerca. Conviene reconocer que lamentablemente la fotografía no puede apreciarse de buena manera en la copia de VHS que circula en el mercado, por lo que sería realmente conveniente que pudiera restaurarse para valorar de otra forma este aspecto técnico.

Conviene citar también la partitura de Leonid Desyatnikov, que acierta en varios momentos, en especial, en los momentos de intriga sobre la presencia del espíritu vengativo, y de máxima tensión, como “la conversación” entre Andrey y su suegro en el cementerio, y el dramático clímax.

El film cuenta con un correcto reparto, en donde destacan Aleksandr Zuev como Andrey Konstantinovich, el policía que investiga el asesinato de Olga; Maryana Polteva, como Marina, hermana de Olga que está en peligro también; Aleksandra Kharitonova, como Olga; y Vsevolod Abdulov como el padre de Olga y Marina, el fantasma vengativo.

En resumen, un interesante thriller sobrenatural cuyo problema, en realidad, es la falta de un mejor presupuesto, pero que sorprende gratamente por su progresiva estructura narrativa intrigosa y fatalista.

https://cineramica.blogspot.com/

Me gusta (0) Reportar