Ficha Night on the Galactic Railroad

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Críticas de Night on the Galactic Railroad (2)




Mad Warrior

  • 12 Dec 2023

9



Atravesando de punta a punta la Cruz del Norte y bajo las luces de la constelación de Escorpio hasta más allá de Albireo, nuestros amigos Giovanni y Campanella realizan un viaje sin parangón, rozando los secretos mejor escondidos del cosmos y esperando en la última parada del Cisne, cuando la Vía Láctea desnude sus misterios de la vida y la muerte ante ellos...

Sus ojos quedan tan atónitos como los nuestros ante este espectáculo de fantasía cosmológico, surgido desde la inagotable fuente de imaginación del maestro de la literatura que fue Kenji Miyazawa con tan sólo 28 años, y tras perder a su hermana Toshi poco antes. “Ginga-tetsudo no Yoru“ es, hoy por hoy, una lectura obligatoria en todos los centros escolares de Japón, como debería serlo a nivel mundial, esta hazaña que cruza las creencias budistas del autor con la fantasía de los cuentos cuyo viaje central sacude la perspectiva filosófica, existencial y religiosa del protagonista y así del lector.
Pero la obra, que pasó por diversas revisiones a lo largo de los años, nunca quedó completa debido a su temprana muerte a causa de neumonía, quedando entonces una elegía que debe interpretarse desde el punto de vista de cada uno y sobre todo sentirse a flor de piel. Esta adaptación animada de 1.985 a cargo del (por desgracia hoy no tan conocido) genio Gisaburo Sugii, fanático de las obras de Miyazawa, traslada el libro a partir de la versión manga de Hiroshi Masumura; el aspecto humano se sustituye por la visión más fantástica (y no poco “ghibliana“) que entraña el tener a gatos antropomórficos como protagonistas...

Pero siguiendo el modelo original, Sugii también profundiza en la vida de Giovanni a lo largo de una introducción desarrollada con mucha paciencia y cuya puesta en escena absorbe gracias a sus ricos detalles de ambientación, color y atmósfera; esta introducción, pese a lo triste que pueda resultar para un público infantil, se trata de plantear una existencia melancólica a ojos de un niño, acosado, solitario, sin padre y con una madre enferma, que de algún modo permanece alejado de la realidad y las costumbres de su entorno, como si ya habitara en un mundo aparte.
Respetando la narrativa episódica el director estrecha el asfixiante círculo social alrededor del protagonista hasta llevarle a un inevitable acto de rechazo, si bien, a causa de los precarios medios de la productora Nippon Herald Films, esta versión felina de Giovanni se muestra en continua sorpresa ante la realidad que enfrenta, en un mutismo permanente que será también el del espectador. Esta comunión mística tendrá lugar cuando las incógnitas de la Vía Láctea que se plantea el anterior tomen la forma del tren fantasma del título y le arrastre a un viaje donde no se sabe si hay destino o retorno; al principio está solo y Campanella aparece más tarde, al contrario que en el texto.

Y entonces se libra la realidad de sus limitaciones. El cosmos vagamente dibujado en la pizarra por el profesor ahora es atravesado. La historia, acompañada de la ensoñadora música del siempre sorprendente Haruomi Hosono, se basa en una serie de encuentros increíbles con pasajeros de la más diversa condición; en cada encuentro e interacción, y también en cada parada, el espíritu de la pareja, meros espectadores como nosotros, se enriquece, desde un pícaro cazador de garzas de caramelo que se las dará a probar hasta el descubrimiento de unos arqueólogos que investigan un esqueleto gigantesco de vaca.
El fósil de nuez recogido se deshace en el interior del tren, un espacio situado entre la eternidad y la nada, el sueño y el infinito; cada pasajero se materializa en el vacío exterior cumpliendo un deseo, un anhelo, antes de volver a su asiento y quedarse para siempre en la parada que le corresponde. Sugii captura cada instante, que se desarrolla con toda naturalidad entre conversaciones ordinarias, y le otorga un valor de eternidad para prevalecer como enseñanza vital; en la sencillez de su propuesta la película desfila como la estela de un extraño sueño, placentero y a la vez amenazante debido a la incertidumbre de lo inexplicable, sobrevolando escenarios imposibles al límite del fin de esta Galaxia celestial.

No es hasta que aparecen los dos niños y su tutor y escuchamos el relato de su muerte que podemos comprender el significado de todo este viaje, de cómo para estos pasajeros sólo hay paradas sin retorno, imaginando el Paraíso (según la creencia budista de Miyazawa) entre las estrellas de la Cruz del Sur, así Giovanni y Campanella se ven desafiados en esta peripecia interdimensional ante enigmas como la vida más allá de la muerte, la posibilidad de existir en dos realidades en el camino hacia el Cielo, el recuerdo y la pérdida, la fragilidad del tiempo, la redención, la sabiduría y la felicidad no alcanzadas en vida y el autosacrificio.
Esto último cobra un importante significado durante la narración del mito de la constelación del escorpión que lleva a cabo la niña humana ante, una vez más, los expectantes ojos de gato de los protagonistas, uno de los momentos más maravillosos de la Historia del anime, dejando en ellos y nosotros la idea de Miyazawa desde su creencia budista del acto sacrificial del propio destino para alimentar la existencia del ajeno; en el libro esto alcanza mayor trascendencia por la simpatía de Giovanni hacia el cazador de pájaros, pero éste también lo expresa a Campanella, dispuesto a dejar su vida terrenal atrás para seguirle (sin saber que él ya ha dado la suya por salvar a otro).

Cosmología budista y ciencia astronómica se unen en la festividad de la Tanabata donde al fin y al cabo todas las existencias se revelan en una pura ilusión, y encontrándose en esta celebración una similitud entre la unión ancestral de las estrellas Altair y Vega, condenadas a la eterna separación, y la de Campanella y Giovanni, derivando en un inevitable y desgarrador epílogo que destrozará el corazón a los más sensibles. Pero tal vez ellos puedan volver a reunirse algún día en las estrellas...
El esfuerzo de Sugii no podría plasmar ni la mitad de las ideas y simbologías metafísico-religioso-filosóficas del nativo de Iwate, pero logra acercarse a ello con toda sencillez, misterio y elegancia visual, un tributo muy galardonado y exitoso en su momento y que continuará brillando con intensidad en la constelación de las obras maestras de la animación de todos los tiempos.



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Ryo

  • 4 Sep 2018

8



Es dificil analizar esta pelicula con objetividad
Tiene muchas metaforas y cosas raras que quizas no termine de entender.
Supongo yo que la mayor de todas y el eje central de pelicula es el viaje del alma hasta llegar al cielo(segun quien creo la historia,claro esta)
A mi me gusto,mas que nada por la amistad incondicional de los 2 protagonistas principales.Triste si,pero buena.



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