Tras haberse ganado poco a poco el respeto de muchos aficionados de la animación adulta gracias a la fascinante ¨Wicked City¨ y sus OVAs de ¨Goku¨, el bueno de Yoshiaki Kawajiri finalizaba los 80 realizando algunas colaboraciones en obras firmadas por otros.
Como diseñar los personajes para la nueva versión de la popular serie ¨Kimba¨ (la que Disney plagiaría sin pudor resultando en ¨El Rey León¨...) o trabajando de guionista junto a Kazuo Yamazaki en ¨El Viento de Amnesia¨. Entonces se pone al frente de un proyecto para la aún no muy conocida MadHouse, que sin haber podido hacerse con los derechos de ¨Wicked City¨ decide crear una franquicia por su cuenta; a partir de las ideas de Akinori Endo y Juzo Mutsuki, el director realizará tres OVAs lanzados directamente al mercado del vídeo, y a esto lo acompañarán una amplia (y dicho sea de paso bastante exitosa) sucesión de novelas y videojuegos.
En un momento como el final de los 80 y el inicio de los 90, antes de que explotara la burbuja económica en Japón, casi todas las compañías de animación apuntaban al ¨cyberpunk¨ y la animación más fantasiosa...y MadHouse no iba a ser menos. Considerada en su totalidad, ¨Cyber-city Oedo 808¨ se divide en tres segmentos de unos 40 minutos, y comienza en las entrañas de una prisión orbital, cuando Hasegawa, jefe de la moderna policía de la ciudad de Oedo, ofrece a tres criminales con largas condenas una oportunidad para compensar sus pecados trabajando en defensa de la ley.
Pero esto no asegura un relato de acción al uso, pues se halla impregnado de una pesimista visión sobre la sociedad, desde el momento en que los tres presos, Sengoku, ¨Goguru¨ y Benten, han de colaborar con un collarín al cuello que puede explotar si no acatan las órdenes pertinentes, cual ¨Snake¨ Plissken. Ciertamente el film de Carpenter, ¨Blade Runner¨ y otros cientos de títulos (en especial las novelas de William Gibson) cimentan las bases de la obra, que no es para Kawajiri su oportunidad de perfeccionarse (los trazos y diseños seguirán siendo bastante grotescos y ásperos), sino para reafirmar su pasión ante la ficción futurista de corte ¨cyberpunk¨, si bien no logra las tenebrosas y viscosas atmósferas de ¨Wicked City¨.
Así somos lanzados a este mundo cuya sinfonía visual se compone de negro y azul, un mundo de tecnología punta sumido en la oscuridad y la violencia. Cada historia estará protagonizada por uno de los presos y en ellas, a través del suspense, la acción y la ficción, una parte de la sociedad será desgajada para condenar sus imperfecciones e injusticias. En la primera, Sengoku, arquetipo de la animación ¨shonen¨ y el cine de acción (un hombre valiente, astuto y propenso al sarcasmo, más hecho para actuar que para pensar), se inmiscuye en una intriga que gira alrededor de la paralización de la computadora central de uno de los principales rascielos de la ciudad.
Y de paso del secuestro de algunos trabajadores y el jefe de seguridad, todo ello llevado a cabo por una fuerza maligna inesperada; sin duda un magnífico primer OVA para iniciarse, un ¨hard-boiled¨ futurista trepidante que además de presentar el entorno y a los protagonistas, deja patente el genial estilo y estética modelados por Kawajiri (ayudado de su director de fotografía Kinichi Ishikawa y su director artístico Katsushi Aoki), nos regala un colofón oscuro y desasosegante y aborda una temática interesante: la ambición en el mundo científico y militar y el fracaso de garantizar la seguridad en la sociedad.
A partir de ahora todo lo relacionado con la ciencia será duramente criticado, como sucede en el segundo relato, protagonizado por ¨Goguru¨, la más grotesca, indigesta y brutal, acorde a la personalidad y la descripción del protagonista, mastodonte de poderoso físico y metódico en cuanto a hackeo cibernético; otro relato colmado de violencia y pesimismo, aún más dramático por la intervención de una fémina conectada al pasado del héroe y decisiva en el final. Un proyecto de Inteligencia para crear un sofisticado súperagente que acabe con la ola criminal en Oedo realza la crítica contra las dictaduras militares y sus medios tan reprochables para hacer respetar la ley...
Y máxime cuando ese agente es un cyborg construido con pedazos de diferentes cuerpos humanos; un salvaje duelo entre él y ¨Goguru¨ remata el quizás mejor de los tres OVAs, acabando con una fábula protagonizada por Benten. Cuesta creer que el personaje más interesante, por su condición de andrógino de maneras elegantes y calculadoras, ocupe un relato desligado de la esencia ¨cyberpunk¨ que caracteriza los dos anteriores y se escore hacia terrenos fantásticos, a menudo rozando el terror gótico de tintes trágicos, de una forma errónea...tanto que parece no pertenecer a la misma colección de OVAs.
Y todo dado por la triste historia de una joven que, aceptando ser criogenizada siglos antes para ser curada del virus que padecía, fue utilizada como objeto de estudio por un prestigioso doctor en su hazaña para hallar una fórmula que lograse la inmortalidad; de no haber aplicado trazos de temática vampírica a la intriga el resultado habría sido más satisfactorio. En este segmento Kawajiri mira de reojo a su ¨Demon City¨ y sus pasajes más fantasiosos y oníricos, demostrando ser también un buen narrador de historias dramáticas.
Puede que esa sea la mayor virtud de ¨Cyber-city Oedo 808¨, que permite al director confirmarse como un buen narrador y experto en el manejo de la acción más visceral y frenética en la animación del momento. MadHouse logró lo que quería: un éxito, y lo consiguió, siendo este trío de OVAs muy querido aún hoy día por los fans.
Todas estas obras, experiencias enriquecedoras más enfocadas en el gusto por la estética que por la originalidad argumental, llevarían a Kawajiri en pocos años a dar el salto definitivo en su carrera, con el que por fin pasaría a ocupar las filas de los maestros de la animación: ¨Ninja Scroll¨.
Mad Warrior
7
Tras haberse ganado poco a poco el respeto de muchos aficionados de la animación adulta gracias a la fascinante ¨Wicked City¨ y sus OVAs de ¨Goku¨, el bueno de Yoshiaki Kawajiri finalizaba los 80 realizando algunas colaboraciones en obras firmadas por otros.
Como diseñar los personajes para la nueva versión de la popular serie ¨Kimba¨ (la que Disney plagiaría sin pudor resultando en ¨El Rey León¨...) o trabajando de guionista junto a Kazuo Yamazaki en ¨El Viento de Amnesia¨. Entonces se pone al frente de un proyecto para la aún no muy conocida MadHouse, que sin haber podido hacerse con los derechos de ¨Wicked City¨ decide crear una franquicia por su cuenta; a partir de las ideas de Akinori Endo y Juzo Mutsuki, el director realizará tres OVAs lanzados directamente al mercado del vídeo, y a esto lo acompañarán una amplia (y dicho sea de paso bastante exitosa) sucesión de novelas y videojuegos.
En un momento como el final de los 80 y el inicio de los 90, antes de que explotara la burbuja económica en Japón, casi todas las compañías de animación apuntaban al ¨cyberpunk¨ y la animación más fantasiosa...y MadHouse no iba a ser menos. Considerada en su totalidad, ¨Cyber-city Oedo 808¨ se divide en tres segmentos de unos 40 minutos, y comienza en las entrañas de una prisión orbital, cuando Hasegawa, jefe de la moderna policía de la ciudad de Oedo, ofrece a tres criminales con largas condenas una oportunidad para compensar sus pecados trabajando en defensa de la ley.
Pero esto no asegura un relato de acción al uso, pues se halla impregnado de una pesimista visión sobre la sociedad, desde el momento en que los tres presos, Sengoku, ¨Goguru¨ y Benten, han de colaborar con un collarín al cuello que puede explotar si no acatan las órdenes pertinentes, cual ¨Snake¨ Plissken. Ciertamente el film de Carpenter, ¨Blade Runner¨ y otros cientos de títulos (en especial las novelas de William Gibson) cimentan las bases de la obra, que no es para Kawajiri su oportunidad de perfeccionarse (los trazos y diseños seguirán siendo bastante grotescos y ásperos), sino para reafirmar su pasión ante la ficción futurista de corte ¨cyberpunk¨, si bien no logra las tenebrosas y viscosas atmósferas de ¨Wicked City¨.
Así somos lanzados a este mundo cuya sinfonía visual se compone de negro y azul, un mundo de tecnología punta sumido en la oscuridad y la violencia. Cada historia estará protagonizada por uno de los presos y en ellas, a través del suspense, la acción y la ficción, una parte de la sociedad será desgajada para condenar sus imperfecciones e injusticias. En la primera, Sengoku, arquetipo de la animación ¨shonen¨ y el cine de acción (un hombre valiente, astuto y propenso al sarcasmo, más hecho para actuar que para pensar), se inmiscuye en una intriga que gira alrededor de la paralización de la computadora central de uno de los principales rascielos de la ciudad.
Y de paso del secuestro de algunos trabajadores y el jefe de seguridad, todo ello llevado a cabo por una fuerza maligna inesperada; sin duda un magnífico primer OVA para iniciarse, un ¨hard-boiled¨ futurista trepidante que además de presentar el entorno y a los protagonistas, deja patente el genial estilo y estética modelados por Kawajiri (ayudado de su director de fotografía Kinichi Ishikawa y su director artístico Katsushi Aoki), nos regala un colofón oscuro y desasosegante y aborda una temática interesante: la ambición en el mundo científico y militar y el fracaso de garantizar la seguridad en la sociedad.
A partir de ahora todo lo relacionado con la ciencia será duramente criticado, como sucede en el segundo relato, protagonizado por ¨Goguru¨, la más grotesca, indigesta y brutal, acorde a la personalidad y la descripción del protagonista, mastodonte de poderoso físico y metódico en cuanto a hackeo cibernético; otro relato colmado de violencia y pesimismo, aún más dramático por la intervención de una fémina conectada al pasado del héroe y decisiva en el final. Un proyecto de Inteligencia para crear un sofisticado súperagente que acabe con la ola criminal en Oedo realza la crítica contra las dictaduras militares y sus medios tan reprochables para hacer respetar la ley...
Y máxime cuando ese agente es un cyborg construido con pedazos de diferentes cuerpos humanos; un salvaje duelo entre él y ¨Goguru¨ remata el quizás mejor de los tres OVAs, acabando con una fábula protagonizada por Benten. Cuesta creer que el personaje más interesante, por su condición de andrógino de maneras elegantes y calculadoras, ocupe un relato desligado de la esencia ¨cyberpunk¨ que caracteriza los dos anteriores y se escore hacia terrenos fantásticos, a menudo rozando el terror gótico de tintes trágicos, de una forma errónea...tanto que parece no pertenecer a la misma colección de OVAs.
Y todo dado por la triste historia de una joven que, aceptando ser criogenizada siglos antes para ser curada del virus que padecía, fue utilizada como objeto de estudio por un prestigioso doctor en su hazaña para hallar una fórmula que lograse la inmortalidad; de no haber aplicado trazos de temática vampírica a la intriga el resultado habría sido más satisfactorio. En este segmento Kawajiri mira de reojo a su ¨Demon City¨ y sus pasajes más fantasiosos y oníricos, demostrando ser también un buen narrador de historias dramáticas.
Puede que esa sea la mayor virtud de ¨Cyber-city Oedo 808¨, que permite al director confirmarse como un buen narrador y experto en el manejo de la acción más visceral y frenética en la animación del momento. MadHouse logró lo que quería: un éxito, y lo consiguió, siendo este trío de OVAs muy querido aún hoy día por los fans.
Todas estas obras, experiencias enriquecedoras más enfocadas en el gusto por la estética que por la originalidad argumental, llevarían a Kawajiri en pocos años a dar el salto definitivo en su carrera, con el que por fin pasaría a ocupar las filas de los maestros de la animación: ¨Ninja Scroll¨.
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