Ahora que existen fichas separadas para las dos versiones de esta gran película, tenemos una mejor oportunidad para hacer una crítica más redonda. Esta versión de Richard Donner es una continuación que respeta en todos los aspectos el espíritu de la primera parte, pues es una continuación inmediata que empieza con el que debió ser el final de Superman de no haber habido líos: Zod volando hacia la Tierra mientras grita “¡LIBREEEEEEE!”.

Fue un gran logro poder rescatarla, y confirma la opinión de muchos de que es mejor que la primera parte: más adulta, violenta, con menos humor para adolescentes (aunque de haberlo, haylo), una valiosa aportación de Marlon Brando (gracias a las actuales tecnologías) que redondea la continuidad de la primera y segunda parte de esta saga. Emperzaría por destacar a una Margot Kidder totalment enloquecida (por desgracia ello se trasladaría a la vida real) solo para pasar a un perfil mucho más serio conforme avanza la acción; un trío de villanos, liderados por un Terence Stamp de una refinada maldad aún más comiquera que la de Gene Hackman, si cabe, como el mortífero General Zod, enemigo jurado de Jor-El, un tipejo de mente no muy brillante pero al que Stamp da un tremebundo empaque, convirtiéndolo en un villano clásico del cine de superhéroes. Con él, la actual portavoz de honor de la saga, Sarah Douglas, como la sádica y cínica Ursa, que suelta vaciles divertidísimos mientras arrea a los machos como una dominantrix enloquecida, y el gran boxeador Jack O’Halloran como el descerebrado y peligroso hombre-bebé Non, un salvajazo que aporta a la vez terror y comicidad. Hackman sigue siendo el Luthor de verborrea fácil, ironía y gestos exagerados. Sabe incluso mal verlo a las órdenes del tontol’culo de Zod, pero Stamp es aún mas histriónico y le roba las escenas juntos. Y, claro, acabo con Reeve, el otra vez maravilloso Christopher Reeve: usar simplemente la prueba de pantalla para la escena en que revela su identidad fue una idea brillante, pues vemos como pasa de Clark Kent a Superman con solo un cambio de mirada y voz, lo que da fe de su talento tantas veces desaprovechado.
Como extra, destacar al actor de doblaje canadiense Hadley Kay en su infancia como el niñato más gilipollas de la historia del cine, junto a Elva Mai Hoover y Todd Woodcroft como perpetradores vitales de dicho elemento.

Mario Puzo firma de nuevo el guion (aunque está muy modificado por Tom Mankiewicz), muy bien estructurado en dos actos, dedicando como media película a contar las peripecias separadas de Lois y Clark (Superman, con traje y tal, no aparece hasta los 40 minutos de peli), Luthor y Zod y juntarlos en una serie de estallidos de acción desenfrenada en el segundo acto. Y además se complementa tan bien con la primera que REALMENTE parece que estemos viendo la misma película, muy al estilo de “Regreso al futuro”. Además, refuerza la idea de Donner con Superman como figura mesiánica y Jor-El como figura divina.

A nivel técnico, los necesarios y bastante sencillos añadidos CGI para hacer avanzar la trama, hacen su papel cohesionador tan ricamente, si bien hoy día resultan aún más anticuados que los FX hechos en 1978.

Fue un gran logro poder rescatarla, y confirma la opinión de muchos de que es aún mejor que la primera parte: más adulta, violenta, con menos humor para adolescentes: esta Superman II es una maravillosa y entretenida secuela (conservando la idea de Donner y Mankiewicz de hacer de “su” Superman una parábola de Jesucristo).

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