Ficha Over Your Dead Body

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Críticas de Over Your Dead Body (2)




Mad Warrior

  • 13 Oct 2022

8



Una fuerza desconocida y poderosa, fruto del rencor, la culpa y la traición, está naciendo desde las entrañas de una obra de teatro ancestral. Y lo hace desde su oscuridad, su fantasmagoría, ese reverso alejado de la realidad el cual se escora del lado de las tinieblas, de las mismas profundidades del Mal...y sus consecuencias van a ser terribles.

La obra en cuestión es ni más ni menos que uno de los grandes clásicos del teatro japonés, el cual marcó un antes y un después en el género de terror y fantasmas: ¨Yotsuya Kaidan¨, escrito alrededor de 1.825 de la pluma de Tsuruya Nanboku para ser representado como obra kabuki y que desde 1.913 ha contado con innumerables adaptaciones en al cine; sus influencias llegarían a títulos modernos del ¨j-horror¨ tan conocidos como ¨The Ring¨ y ¨Ju-on¨. El artífice de tan interesante propuesta es el todoterreno Takashi Miike, quien empezaba el 2.014 con la que sería su segunda intervención en el terror, sólo habiendo tocado el género con ¨Llamada Perdida¨, cuyo guión escribe Kikumi Yamagishi, que ya había firmado anteriores trabajos del cineasta.
La razón de Miike para aventurarse en un proyecto así no era su interés en el terror, género al que no tiene ningún apego, sino en rendir tributo a la literatura histórica de su país y al teatro, mundillo en el que ya se ha desenvuelto con mucha soltura. ¨Kuime¨ se inicia en pleno lecho conyugal, donde se desarrollarán las futuras perfidias y horrores entre los personajes y en la historia, que sigue de cerca los temas de la obra de Katsujiro Nanboku IV: la terrorífica historia de infidelidad y venganza surgida desde el más allá donde el espíritu de Oiwa, esposa herida, traicionada, regresa al reino de los vivos para atormentar a Iemon, el culpable de su locura y muerte.

Estamos ante otro buen ejemplo de que en la historia de Japón la mujer es maltratada hasta extremos inconcebibles...y su espíritu es el que acaba reparando el equilibrio del universo. Kosuke y Miyuki, que mantienen una relación amorosa en secreto, relación de incomunicación e insatisfacción, protagonizan la obra. Miike comienza presentando de forma densa y muy pausada a los actores y a sus personajes, además de distribuir las señales y pistas que más tarde tomarán importancia (esa obra en la carretera donde se erige una amenazante viga de hierro). La cámara se desliza con elegancia por el escenario y penetra en el imaginario ficticio de la obra, que no es filmada de manera tradicional, sino según códigos cinematográficos.
Esto es, mostrándonos siempre el fondo de la habitación y a los miembros del equipo, que, como nosotros, observan expectantes en silencio, teatro filmado de la escuela de ¨Dogville¨. Los primeros paralelismos se establecen entre la vida de los actores y sus papeles (Jun se siente atraído por Miyuki, Takuetsu por Oiwa; Rio inicia una aventura con Kosuke, Ume con Iemon, el padre de Miyuki fue contrario a su noviazgo con Kosuke, el padre de Oiwa desprecia a Iemon), lo que perfila una extraña y reveladora conexión entre la ficción y la realidad. Al tomar Miyuki el peine de la obra, al arrancar de ésta una parte de su imaginería, lo sobrenatural empieza a tomar posesión de la realidad del mismo modo que de sus celos va brotando un odio incontrolable (¨el rencor está escrito en tu rostro¨) que estrechará el cerco entre ella y su álter-ego, cuyas habilidades adopta.

La obsesión por la concepción, la obsesión por los celos y su degradación mental crecen paralelamente a la degradación física que sufre Oiwa, y esta trama que va tomando un cariz cada vez más tenebroso y cruento rompe sus propios esquemas con una fuerza atronadora (la de esa viga que atraviesa el cristal del coche del actor). Se trata de una irrupción brutal de la fantasmagoría en la realidad; nada es lo que parece, la imagen tiembla y se quiebra, nos absorbe y también a Kosuke, acechado por una Miyuki que ya no será ella misma nunca más y conducido a un tormento infinito por su pecado como le sucede a su personaje (¨¡ya has caído en el Infierno, Iemon!¨).
Se mantenía un estilo sombrío y gélido que bien podría llevar la firma de Kiyoshi Kurosawa, pero Miike decide desatar la pesadilla a raíz de una repulsiva escena grabada cámara en mano donde entra su sello, delirante y atroz al tiempo que graba desde dentro de la obra, nunca saliendo de ella, arañando lo real con ásperos y turbios trazos de fantasía y locura hasta llegar a un momento que fácilmente se inscribe entre los más brutales de todo su cine (y un disfrute para su mentor Cronenberg). Pero todo, como pretendía Miyuki, es una ácida broma, una jugarreta terrible con la que no sólo nos ha torturado, sino con la que además se ha burlado de nosotros.

Una puesta en escena preciosista y elegante, apoyada en la magnífica labor de fotografía de Nobuyasu Kita y en la música de Koji Endo, no deja a ¨Kuime¨ tan lejos de la poética macabra y cautivadora de clásicos como ¨Kwaidan¨ o ¨Kaidan Yukijoro¨ (aunque la historia en sí coge de referencia la legendaria ¨Yotsuya¨ de Nobuo Nakagawa). En el lado artístico, la soberbia interpretación de la preciosa e inquietante Ko Shibasaki, quien consigue eclipsar al resto de actores, no así Hideaki Ito, Miho Nakanishi, Toshie Negishi y Ebizo Ichikawa (cuya fama y excesos en la vida real le hacen ser el indicado para encarnar a alguien como Kosuke) brindan sin duda unas grandes actuaciones.
Difícil de digerir y soportar, nos hallamos ante una obra repleta de intensidades, extraña y atrapante, en la que es preciso dejarse arrastrar por su perversa fantasmagoría y con la que Miike demuestra su valía en el género del terror, lo que no había logrado casi una década antes con ¨Llamada Perdida¨.

Al final, el eco de angustia y dolor de la voz de Iwa, un eco procedente de una época enterrada en el olvido, resonará en nuestras cabezas con la misma intensidad con que es proferida en la obra por Miyuki...
y no es preciso que nos arranque la cabeza con sus dientes para conseguirlo.



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ragman

  • 16 Mar 2017

6


interesante filme del multifacetico takashi miike, siempre sorprendiendo y no casandose con ningun estilo en especial, este filme particularmente es mas cuidado que otros de el director, quizas mas complejo por momento, es un filme para ver con todos los sentidos bien despiertos y sin perder detalles de como se va mezclando la realidad con la ficcion.
ideal para los completistas de takashi miike.



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