Sencilla película británica de fantasmas protagonizada por un matrimonio arruinado que hereda un viejo caserón. El alcohólico, maquiavélico y parásito marido se busca una fulana y ambos planean que su sufrida esposa (que por cierto está mil veces más jamona que su rival. El marido este es más tonto que Abundio) tenga ¨ un accidente¨ y pueda venderse la casa por una buena cantidad de libras. Sin embargo, un poltergeist llamado Patrick merodea por la casa, y quiere divertirse a su costa y de paso defender a la única persona que cree en él.

Sin intérpretes conocidos pero que hacen un buen trabajo, es puro entretenimiento de serie B. Técnicamente es extremadamente sencilla, destacando negativamente los constantes fundidos a negro que a veces casi llegan a cortar los diálogos.

Se sigue con interés gracias a los buenos diálogos, pero el hecho es que es una peli de ritmo pausado donde no vemos lo realmente jugoso hasta la recta final, siguiendo fielmente el modelo cincuentero de cine fantástico. Sin embargo, por lo dicho antes, no llega a aburrir gracias a los méritos del equipo artístico y del guionista.

Simplemente pasable.

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