Vamos a ver,artísticamente debo decir que es un 10 como un templo,sus imágenes en carboncillo destilan trabajo,buen gusto y buenas maneras,pero lo que es lo más importante,la historia,no ha terminado de cautivarme en ningún momento.
Su inicio es bastante prometedor pues en ella aparece un hombre que talando cañas de bambú se encuentra en una de ellas a una niña diminuta a la que este y su anciana mujer deciden cuidarla.Por otra parte el anciano siguiendo su buena suerte encuentra oro y decide vivir como un rey junto a su mujer y su hija a la que quieren instruir como una princesa impoluta y disciplinada.
El argumento se veía bien,pero el ritmo implicado y la poca emoción que reside en cada momento que pretende ser humorístico y ágido se queda simplemente en intento,ni siquiera la aparición de los 5 pretendientes con sus respectivas odiseas para hacerse con el regalo cunden.De hecho,el final si quiere emocionar a mi no ha conseguido hacérmelo.
No ha terminado conquistándome.
Preciosa, no tengo otra palabra que quepa para describir semejante proeza artística. ¨El Cuento de la Princesa Kaguya¨ es una película del animador Isao Takahata, insignia por su labor en estudio Ghibli, un ángel al igual que Miyazaki.
Con un dibujo a pulmón, 100% a mano, Isao nos muestra como una leyenda arcana japonesa cobra vida. Somos testigos de una conmovedora historia de fantasía medieval. Hecha con la más pura nostalgia, la cinta atrapa por su historia, de la mano de su estética y la impecable orquesta de Joe Hisaishi, donde el uso de instrumentos tradicionales impera. Animación vanguardista, melancólica a la vez que sublime.
Puntuación personal: 8/10 (Muy buena).
En 2013, Studio Ghibli estaba ya chapando el chiringuito que durante más de 30 años habían explotado con el mundo del cine de animación. Uno de los últimos trabajos que nos han dejado estos genios del anime es ¨El Cuento de la Princesa Kaguya¨, inspirada en una historia del folclore japonés titulada ¨El Cuento del Cortador de Bambú¨. Isao Takahata es responsable de clásicos instantáneos como la devastadora ¨La Tumba de las Luciérnagas¨ o ¨Recuerdos del Ayer¨, por lo que era de esperar una película a la altura de sus anteriores trabajos, que no habían dejado indiferente a nadie. Sin embargo, Takahata opta por un estilo un poco más indirecto a la hora de contar una historia que se toma ciertas licencias respecto a la fábula original. Y es que la duración es excesiva (casi 2 horas y media), lo que repercute en el resultado final, que no es más que un chicle estirado hasta que casi quiebra. Ha fallado una estructura argumental que pretendía ser innovadora y se ha quedado en poco más que un mero experimento cuasi fallido.
En Ghibli son muy propensos a experimentar y les gusta hacer muchos malabares con la animación. No sé si ustedes recuerdan un corto que estos muchachos sacaron a la luz en 2006, ¨Noche en Taneyamagahara¨, dirigido por Kazuo Oga y basado en un relato de Kenji Miyazawa (el autor de ¨Las Algas Americanas¨). El corto no era más que una sucesión de cuadros con audiodescripciones que contaban una historia totalmente onírica y con multitud de diálogos encontrados. Pues bien, este modelo de animación impregna todo el metraje. Colores apagados, trazos torpes, música ambiental casi todo el tiempo... En realidad, esto no se convierte en un problema ya que ayuda a sobrellevar la película y constantemente pueden observarse detalles curiosos que ayudan a redondear un poco más la esencia final del filme.
Esta película se estrenó casi conjuntamente con ¨The Wind Rises¨, de Hayao Miyazaki, y si me permitís el atrevimiento, me quedo con la del director de ¨La Princesa Mononoke¨ por una simple cuestión de entretenimiento. Está bien hacer ciertos experimentos, pues el anime es el género perfecto para hacer volar las ideas, pero estos experimentos hay que hacerlos bien y con mucho detenimiento. Me da la impresión de que es una película llevada a cabo con muchas prisas y que fuerza un mensaje filosófico que no encaja en el resultado final y que en una historia como esta suena impostado. Aún así, no es en absoluto un film mediocre; uno puede encontrar detalles y escenas que merecen la pena, como su primera media hora inicial que, a mi parecer, son de los mejores inicios de la Historia del Cine de animación, comparables a ¨Up¨ o a ¨Toy Story¨. Pero no todo es oro lo que reluce.
Si la animación tuviera cielo, La Princesa Kaguya lo atravesaría.
Una obra maestra dibujada a trazos, a tajadas de carboncillo y acuarelas. Un regalo a la vista, a los oídos, al corazón, a los sentidos. Un viaje a las manos y la mente de quienes hacen posible esta gran obra de animación, que pierde el Oscar a manos del salvaje capitalismo, a la moda y las tendencias, pero eso no le impide coronarse como la mejor cinta de animación en años.
Dirigida por el amigo del legendario maestro Hayao Miyasaki y co-fundador de la empresa (Que entiende la animación mejor que los titanes y dueños del mercado) la gran Studios Ghibli, presenta la Princesa Kaguya, un ser diminuto que nace en el interior de un pedazo de bambú, trayendo vida a una pareja de viejos que nunca pudieron concebir un hijo.
De allí, parte esta enigmatica y magica historia, que durante su desarrollo no deja pestañear, no hay momento muerto, no hay escena que no te produzca una fascinación e invite a atravesar la pantalla para impresionarte con sus detalles, con las tecnicas de animación tan bien logradas y conocidas por el estudio, más también, Ghibli Studios es conocida por poder tocar los sentimientos de una forma tan suave y sigilosa, que de pronto, sucumbes y es imposible no sentir el corazón ser apretado.
Una tecnica de trazos que apabulla la nueva y saturada animación en tercera dimensión, es el corazón de la pelicula, es el alma en cada cuadro, en cada hoja que se van paseando una tras otra a gran velocidad, lo que crea en lo personal, la mejor pelicula de animación jamás antes vista. Su historia aún mas bella y encantadora, hace elevar por encima de todo el producto final, creando así, lo que ya menciono: Lo mejor que he visto en animación.
¿Que es el tiempo? ¿lo aprovechamos? ¿Que es una bendición? ¿La aceptamos? ¿a sabemos ver? Y si llegamos a verla ¿La sabremos conservar? ¿Le sabremos cuidar? ¿Que es el destino? ¿Y cuando nos une a otra persona¿Lo aceptaremos? ¿Nos arrepentiremos si le dejamos ir?
Que preguntas me hizo hacer una cinta a la que le sientes el alma, y eso representa la pasión con la que fue hecha. Digna de ganar contra cualquier rival por mas técnicas modernas que el contrincante use. No hay peleador que se pueda oponer a este cuento hecho a cuadro por cuadro y carboncillo.
Difícil, muy difícil, poder contenerte. Poder hacer que durante te el desarrollo de la pelicula, sientas apretar cada vez mas ese nudo en la garganta que las canciones, la trama, el dolor que traspasa la pantalla y el arrepentimiento de los protagonistas, te hacen atar mas fuerte para evitar un llanto, que en lo personal, no pude contener.
Sublime. No hay más. La princesa Kaguya es un canto a quien sabe apreciar el cine (no solo de animación) pueda escuchar su poderoso mensaje y así mismo compartirlo.
Llena de valores y mensajes, debería ser el cine que los niños de hoy vean, pero somos ciegos y sordos a lo mejor de este mundo, o tal vez sea, que los que de verdad apreciemos las bellezas de la vida, no seamos del todo, de este mundo.
10
Críticas: 5
mahotsukai
7
21° film de Estudios Ghibli y 5° del director japonés Isao Takahata (“La tumba de las luciérnagas”, 1988; “Pompoko”, 1994), cuyo principal mérito es retomar narrativas tradicionales niponas y su espectacular animación artesanal.
En el Japón del siglo IX, una pareja de ancianos que se dedican a la venta de bambú, encuentra una diminuta niña dentro de una vara, Kaguya, la Princesa de Bambú, a quien finalmente adoptarán y criarán como su hija. Debido a su naturaleza divina, Kaguya crecerá con una rapidez abismante, convirtiéndose en una bella adolescente, que terminará siendo pretendida por 5 nobles y el mismísimo emperador.
Basada en el cuento japonés “竹取物語” o “El cortador de bambú” del siglo IX, el guión fue escrito por el propio Takahata y Riko Sakaguchi y constituye un evidente y sentido homenaje a la narrativa tradicional japonesa, que todos sabemos se basa esencialmente en historias agridulces y altamente melancólicas, con ciertas dosis de lo que podríamos llamar realismo mágico y otros elementos claramente minimalistas. En este tipo de historias se destaca, sin duda, la relación del hombre con la naturaleza pero también las problemáticas asociadas al componente “social”, entiéndase “reglas sociales” en contraposición con la propia naturaleza libre del hombre.
Todo lo anterior puede sonar bastante existencialista e incluso pretencioso, pero no sólo es la esencia de la narrativa nipona, sino también “la bandera” de lucha de los films de Ghibli, influenciados altamente por el concepto de “melancolía”, a pesar de que no siempre recrea animación de historias propiamente japonesas, sino más bien influenciada por otros elementos narrativos de rasgos occidentales.
Ahora bien, por lo mismo, además de su ritmo pausado, el espectador tendrá que concebir el film desde una perspectiva abierta, ya que la filosofía oriental definitivamente es distinta a la occidental y bien puede cuestionarse porqué el personaje femenino protagónico –y se le agradece nuevamente a los Estudios Ghibli que insista en personajes protagónicos femeninos para narrar sus historias, como “千と千尋の神隠し” o “El viaje de Chihiro” (2001)- logra vencer la angustia adolescente para rebelarse contra su destino “mundano” para ceder irremediablemente al “divino”, que también la subyuga a una fuerza masculina, en este caso divina, al fin de cuentas, dada su naturaleza. Y este elemento se reforzará cuando Kaguya sufra una y otra vez por su platónico amor con el joven Sutemaru, que nos recuerda que nunca debes sentir vergüenza por tus orígenes.
Desde un punto de vista visual, el film es una obra de arte. Takahata, que fue animador y productor de Miyazaki en “風の谷のナウシカ” o “Nausicaä del Valle del Viento (1984) y “天空の城ラピュタ” o “El Castillo en el Cielo” (1986), opta por una animación más abstracta y hasta cierto punto impresionista, como si el espectador estuviese contemplando acuarelas de colores tenues y bordes claros de un libro antiguo. No es exagerado decir que constituye todo un trabajo artesanal realmente notable, en especial, en tiempos en que la tendencia en la animación es más bien por gráficos. Cabe destacar principalmente las escenas en las que una diminuta Kaguya se aparece a la pareja de ancianos en un escenario mágico, aquella en la que la adolescente Kaguya huye por la noche hacia el bosque y aquel vuelo mágico con Sutemaru.
El compositor Joe Hisaichi (“La Princesa Mononoke”, 1997; “El viaje de Chihiro”, 2001) se muestra mucho más reflexivo en términos musicales, y probablemente más melancólico que nunca. La partitura privilegia los acordes de piano y parece estar escrita respetando el crecimiento de Kaguya, en los que también obviamente tenemos violines alegres que reflejan la frescura de la adolescencia.
En resumen, una película visualmente hermosa, que rescata la belleza de la narrativa japonesa de los tiempos feudales, pero que necesitará de una perspectiva abierta del espectador occidental en cuanto a su ritmo y temática. La evalúo con un 7.5.
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