Críticas de El Extraño Caso Del Doctor Longman (1)
bigladiesman
5 Sep 2017
7
Un tío loco con barba llamado Sharpey que estaba tan tranquilo viajando en tren, se tira en marcha de golpe y porrazo. Empieza fuerte este producto del mítico Basil Dearden para la inefable productora de serie B británica Anglo-Amalgamated.
Después nos encontramos con que Sharpey era científico, y un Dirk Bogarde brillante, elocuente, escondiendo una gran vulnerabilidad bajo una imagen de hombre seguro e irónico, es uno de sus ayudantes, el Dr. Longman, que desea seguir con sus experimentos en la psique humana. La malograda (y muy hermosa) Mary Ure es su enamoradísima, alegre y bohemia esposa Oonagh, conforme avanza la acción cada vez más sufrida, cínica y resignada, haciendo un papel análogo al de Bogarde en vulnerabilidad y elocuencia: como buenos mitos de los escenarios, llenan la pantalla en cada escena que salen. Frente a ellos, los secundarios John Clements y Michael Bryant interpretan a los “mind benders” del título: un agente gubernamental el otro ayudante de Sharpey que van a poner patas arriba la vida de la pareja y sus hijos.
El guion de James Kennaway, uno de los grandes de ese tiempo, ofrece una angustiosa historia de lavados de cerebro, combinando la ci-fi con los “kitchen sink melodramas” en boga en el Reino Unido en ese tiempo, aderezado con toques de thriller psicológico y de espionaje. Se deja ver, engancha y es interesante, aunque el final pueda resultar algo anticlimático y con un algún elemento forzado (que alguien me cuente qué representa el perro ese).
Técnicamente destacaría el delicioso trabajo de Dearden y todo el equipo técnico en un punto en concreto: la escena en que Longman se somete al experimento psicológico, que parece beber directamente de “La jetée”.
Entre el drama y el thriller, un interesante producto con magistrales actuaciones por parte del reparto.
bigladiesman
7
Un tío loco con barba llamado Sharpey que estaba tan tranquilo viajando en tren, se tira en marcha de golpe y porrazo. Empieza fuerte este producto del mítico Basil Dearden para la inefable productora de serie B británica Anglo-Amalgamated.
Después nos encontramos con que Sharpey era científico, y un Dirk Bogarde brillante, elocuente, escondiendo una gran vulnerabilidad bajo una imagen de hombre seguro e irónico, es uno de sus ayudantes, el Dr. Longman, que desea seguir con sus experimentos en la psique humana. La malograda (y muy hermosa) Mary Ure es su enamoradísima, alegre y bohemia esposa Oonagh, conforme avanza la acción cada vez más sufrida, cínica y resignada, haciendo un papel análogo al de Bogarde en vulnerabilidad y elocuencia: como buenos mitos de los escenarios, llenan la pantalla en cada escena que salen. Frente a ellos, los secundarios John Clements y Michael Bryant interpretan a los “mind benders” del título: un agente gubernamental el otro ayudante de Sharpey que van a poner patas arriba la vida de la pareja y sus hijos.
El guion de James Kennaway, uno de los grandes de ese tiempo, ofrece una angustiosa historia de lavados de cerebro, combinando la ci-fi con los “kitchen sink melodramas” en boga en el Reino Unido en ese tiempo, aderezado con toques de thriller psicológico y de espionaje. Se deja ver, engancha y es interesante, aunque el final pueda resultar algo anticlimático y con un algún elemento forzado (que alguien me cuente qué representa el perro ese).
Técnicamente destacaría el delicioso trabajo de Dearden y todo el equipo técnico en un punto en concreto: la escena en que Longman se somete al experimento psicológico, que parece beber directamente de “La jetée”.
Entre el drama y el thriller, un interesante producto con magistrales actuaciones por parte del reparto.
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