Ficha Tolkien

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Críticas de Tolkien (2)




mahotsukai

  • 25 Jul 2021

6



Pasable biopic sobre el reconocido creador de la Tierra Media y el Anillo Único, a cargo del finlandés Thomas ¨Dome¨ Karukoski (“The Grump”, 2014).

Tratando de encontrar a un viejo amigo mientras sobrevive en las trincheras, un joven J.R.R. Tolkien hace memoria sobre su infancia y adolescencia, el Tea Club & Barrovian Society y su romance con Edith Bratt antes de convertirse en una leyenda de la literatura universal.

A fines de 2013, Fox Searchlight Pictures y Chernin Entertainment anunciaron que estaban desarrollando una película biográfica sobre el legendario autor de “The Hobbit” (1937), “The Lord of the Rings” (1954) y “The Silmarillion” (1977) a partir de un borrador del director y guionista David Gleeson (“Don’t Go”, 2018). Dicho proyecto, terminaría por contar con la participación de Jenno Topping, talentosa productora especializada en biopics nominados al Oscar a la Mejor Película como “Hidden Figures” (2016) y “Ford vs. Ferrari” (2019), quien estaba encabezando otro proyecto paralelo sobre el creador de la Tierra Media y su gran amigo Clive Staples Lewis, autor de la saga literaria “The Chronicles of Narnia” (1950-1956), titulado “Tolkien & Lewis”, el cual sería cancelado finalmente a mediados de 2017 para priorizar este proyecto.

La incorporación de Topping, además de la participación de Peter Chanin, responsable del reboot de la franquicia de “Planet of the Apes” (2011-2017), la suma de Stephen Beresford, quien venía de ser nominado a los British Independent Film Awards por “Pride” (2014) para trabajar con Gleeson y la contratación del joven director finlandés de origen chipriota Dome Karukoski que venía de estrenar “Tom of Finland” (2017) auguraban un enfoque esencialmente comercial. Sin embargo, contra todo pronóstico “Tolkien” (2019) terminaría por convertirse en un digno biopic sin mayores pretenciones que las de abordar y relatar una parte reducida de la larga y compleja trayectoria del creador de la saga del Anillo Único, en concreto parte de su infancia y adolescencia y su afiliación a la carrera de lingüísta que lo llevaría a escribir “The Hobbit” (1937). Un esfuerzo y enfoque que resulta loable en cualquiera de los casos ante la escasez de films sobre Tolkien, a pesar de que resulta a todas luces incompleto y ciertamente superficial en algunos aspectos para la mayoría de los fanáticos de su obra.

El estilo de narración proporcionado por el guión privilegia esencialmente elementos analépticos, es decir, retrospectivos a partir de las espantosas vivencias en el frente de la guerra, introduciendo diversos flashbacks que nos permiten conocer, en primer lugar, la difícil infancia del genio literario, la pérdida de sus padres y su orfandad, y el crucial papel del padre Francis para que sean adoptados él y su hermano Hilary y puedan continuar con su educación en el King Edward Collegue gracias a la protección de una rica mujer viuda. La exposición de esta primera etapa de la vida de Tolkien, aunque pausada, resulta muy interesante ya que permite entender cómo se forma su carácter. Sin embargo, ya se observa una tendencia que replicaría en todo el tratamiento del personaje protagónico, que es bastante convencional y no profundiza sobre qué pensaba el propio Tolkien sobre su orfandad y adolescencia, ni mucho menos el papel de la religión en sus creencias.

Esto nos lleva a un aspecto que la mayoría de los biógrafos y estudiosos de Tolkien critican del film de Karukoski, que es el pobre abordamiento que se hace sobre la fe del novelista. Tolkien era efectivamente un devoto católico, de hecho, apostólico y fue determinante en la conversión de un ateo C.S. Lewis al cristianismo. No obstante, el film no muestra la importancia que Tolkien daba a la eucaristía y a la confesión y menos se hace referencia al papel de su madre Mabel en su fe católica, quien primero profesó el anglicanismo. Un punto clave de esta época de la vida de Tolkien, que Karukoski obvia totalmente, es el abandono que Mabel y sus hijos sufrieron cuando se conviertieron al cristianismo, lo que obligaría a la madre a hacerse cargo de la educación de sus hijos en el hogar, instruirlos para obtuvieran becas para acceder a colegios privados y buscar el apoyo eclesiástico. De hecho, en este periodo que finaliza con la muerte de Mabel, ésta se aseguró que continuaran educándose en la fe católica acudiendo a un amigo del oratorio, el Padre Francis Morgan, a quien nombró protector legal de sus hijos, personaje clave para que los chicos Tolkien fuesen adoptados y pudieran estudiar.

Karukoski salió al paso de las críticas por no mostrar explícitamente las claves de la fe católica en la vida de Tolkien y el impacto en su obra y señaló que no pretendía filmar una película basada en el manifiesto católico, sino una visión particular de la infancia y adolescencia del genio británico, incorporando algunos elementos religiosos según correspondiera. El director alegó que es posible advertir varios elementos religiosos en la cinta como en la que Tolkien participa de la comunión y ayuda al Padre Francis a demostrar que era un hombre de fe, otras secuencias en que mira al cielo como buscando respuesta en el Creador y la aparición de símbolos católicos como la cruz. A todas luces estos elementos son más bien circunstanciales y responden, en realidad, a un intento de Karukoski de despojar al film de una esencia religiosa, lo cual no es negativo, pero para lo cual no ofrece un componente que pueda reemplazar dicho elemento fundamental en la vida y obra de Tolkien.

Lo que sí es realmente cuestionable en mi opinión es el débil tratamiento que el director de “Heart of a Lion” (2013) termina por ofrecer para explicar la fascinación del pequeño Tolkien por los idiomas. Apenas se hace una referencia en que Mabel enseñaba a sus hijos a leer y aprenden latín, francés y alemán a los 7 años, y que el joven Tolkien prefería encerrarse en la biblioteca a estudiar lenguas antiguas que jugar al rugby. Aunque podemos ver en el mural de su habitación que hay prototipos de los lenguajes que llegaría a crear, la verdad es que salvo unas secuencias más bien “mundanas” entre Ronald y Edith y algunas conversaciones con sus amigos del Tea Club & Barrovian Society, no se entregan claves de su ideología política y más aún su amor por la lingüística. Por otra parte, el film sí aborda su encuentro con el Prof. Joseph Wright, filologo catedrática de la Universidad de Oxford que sería la gran influencia y mentor de Tolkien en este estudio de las lenguas británicas.

Tampoco hay muchas referencias a la influencia de la literatura fantástica en su niñez, quienes eran sus obras y autores favoritos, etc., lo que es una verdadera pena. No hay indicios de la influencia de obras míticas como el Ciclo Artúrico (Siglo VI) Beowulf (Siglos VIII-XI), las Eddas (1260) y el Cantar de los Nibelungos (Siglo XIII) y un largo etc. Como compensación, parece ser, Karukoski nos muestra cómo Tolkien en el frente de batalla en Somme durante la Gran Guerra es atacado virtualmente por escenas pesadillescas sobre batallas medievales, dragones y personajes malignos como un prototipo de Sauron, y otros elementos inspiradores como Sarehole, la aldea dependiente de Hall Green, cerca de Birmingham, en donde Tolkien creció y que serviría de idea para Hobbiton, el amor por la naturaleza en especial por los árboles que lo llevarían a crear a los ents, el disgusto que le provocaba la revolución industrial, el dominio de las fábricas y la destrucción del campo, el Tea Club & Barrovian Society como antecedente de la Comunidad del Anillo y el recuerdo de su ayudante militar Sam Hodges que replicaría en Samsagaz Gamyi.

De esta forma, prescindiendo prácticamente de todos los elementos que harían de una biografía de Tolkien una delicia para sus fanáticos, Karukoski prefiere rendir homenaje al hombre por sobre el genio literario y filologo, cuyo mayor mérito es presentarnos el lado más humano de Tolkien, lejano por cierto de la idea que el público en general tiene sobre él. “Tolkien” (2019) se adentra, entonces, en los miedos primigenios del pequeño, el impacto de la pérdida de su madre, la adopción, los difíciles primeros años en el King Edward College al tratarse de un huérfano de familia aristócrata venida a menos, la formación del Tea Club & Barrovian Society, antesala del Club de Tertulia Los Inklings en el pub The Eagle and Child junto a C.S. Lewis y, por supuesto, el romance con Edith Bratt, personaje al que Karukoski otorga demasiada importancia, en mi opinión, es desmedro de todos los otros elementos que enumeré en párrafos anteriores. Si bien la futura esposa de Tokien inspiraría a personajes femeninos como las elfas Lúthien Tinúviel y Arwen Evenstar, hubiese sido deseable que la trama se centrará más en lo que creía, pensaba y sentía el literato.

Desde un punto de vista plástico, el film tiene una correcta y buena fotografía en el trabajo de Lasse Frank (“Tom of Finland”, 2017), en el que logra ambientar la Inglaterra de fines del siglo XIX e inicios del XX con un predominio de colores opacos y grises en contraste con una propuesta iluminada, naturalista y colorida en las secuencias de Ronald y Edith descubriéndose y enamorándose. También, la fotografía de negros, cafés, grises y rojizos para las escenas del frente de guerra funcionan, sin embargo, ya sea por una cuestión de presupuesto o por poco imaginativa, los escenarios de la batalla se vuelven repetitivos y la falta de variedad de movimientos de cámara para un relato dinámico se hace notar. De esta forma, demasiado preocupado por la convencionalidad plástica del cine británico, el director no se aventura por impresionar e incluso abrazar una ambientación realmente surrealista y mágica que transporte al espectador a la maravillosa imaginación de Tolkien.

En el reparto encontramos a un convincente Harry Gilby quien encarna al joven J. R. R. Tolkien, que en mi opinión lo hace mejor que un plano y aburrido Nicholas Hoult (“Mad Max: Fury Road”, 2015). Por su parte, en el caso de Edith Bratt, interpretada de niña por Mimi Keene, es al revés, Lily Collins (“Rules Dont Apply”, 2016) se las arregla para ofrecer una variedad de registros que muestran la chica tímida y soñadora hasta la mujer determinada y segura que apuntaló al propio Tolkien. Con todo que la película tiene una fuerte veta romántica, Collins no defrauda y se alza como “el” personaje femenino de la película.

Los actores juveniles que interpretaron a los amigos de Tolkien y miembros del Tea Club & Barrovian Society también muestran un gran carisma, a la cabeza con Ty Tennant como el joven Christopher Wiseman, Adam Bregman como el joven Geoffrey Bache Smith y Albie Marber como el joven Robert Q. Gilson. Por su parte, sus contrapartes adultas replican lo aburrido que es crecer, Tom Glynn-Carney (“Dunkirk”, 2017) como Christopher Wiseman, Anthony Boyle (“The Lost City of Z”, 2016) como Geoffrey Bache Smith y Patrick Gibson (“The Darkest Minds”, 2018) como Robert Q. Gilson
Colm Meaney (Serie “Star Trek, New Generation”, 1987-1994) como el padre Francis Morgan, Laura Donnelly (“Dread”, 2009) como Mabel Suffield, madre de Tolkien, Craig Roberts (Serie “Red Oaks”, 2014–2017) como Sam, Derek Jacobi como el Prof. Joseph Wright (“The King’s Speech”, 2010), Guillermo Bedward y James MacCallum como Hilary Tolkien, hermano menor del escritor, y Pam Ferris (“Matilda”, 1996) como la señora Faulkner completan el reparto.

“Tolkien” (2019) se filmó entre octubre y diciembre de 2017 y fue estrenada en el Reino Unido el 3 de mayo y en Estados Unidos el 10 de mayo de 2019. Con apenas US$7,8 millones de recaudación a partir de un presupuesto de US$20 millones, fue un fracaso comercial y recibió críticas positivas por su ambientación, pero negativas especialmente por lo convencional de su propuesta, sin aventurarse a emular la imaginación de Tolkien y experimentar.

En resumen, un convencional biopic que cumple con presentarnos la infancia y adolescencia de uno de los literatos más grandes de la historia, pero que se queda corto en tratar de abordar cuestiones realmente interesantes de su vida, como sus creencias, sus pasiones y, principalmente, su imaginación.



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DE NIRO

  • 7 Dec 2019

8


La super-recomiendo, me atrajo esta biografia para saber como el escritor comenzó a imaginar ese mundo de elfos, dragones, caballeros, castillos y princesas, y si bien solo al final comienza su travesia literaria, siempre tiene en su cabeza imagenes de lo que en un futuro hará, esta pelicula no sólo es para los fanaticos de la saga del señor de los anillos, yo no lo soy y lo que más me gustó fueron las escenas belicas en las que el protagonista participa en la primera guerra mundial y tambien sus inicios en la universidad junto a sus amigos que conforman el grupo literario, las actuaciones de Nicolas Hoult como Tolkien y la de Lily Collins como su prometida están geniales, transmiten el romance y drama justo, la cinta no aburre por más que no sepas nada del universo de este escritor.



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