Helen Walker tiene una de las historias más trágicas de la historia de Hollywood. Pudo ser una de las mejores actrices del planeta, pero la desgracia se cebó con ella. Con solo 22 años la sacaron de Broadway, donde en pocos meses se había convertido en una megaestrella. A partir de aquí se le dieron papeles en películas de poco presupuesto pero calidad contrastada dode ella era la estrella indiscutible.

Era la niña mimada de la crítica estadounidense, y al fin había logrado su primer papel en una gan producción (¨Solo el Cielo lo Sabe¨) cuando la tragedia se cebó sobre ella. Una nefasta noche de 1946 recogió en su coche a 4 veteranos de la II GM que estaban haciendo autoestop. Se estrelló contra una mediana y el coche quedó destrozado tras dar varias vueltas de campana. Uno de los veteranos murió, los otros recibieron heridas de gravedad y Walker se rompió la pelvis. Los otros tres supervivientes la denunciaron (sin pruebas) por conducir ebria y con exceso de velocidad. Los veteranos eran sagrados por aquel entonces, y aunque fue declarada inocente, la prensa que la había ensalzado y el público le dieron la espalda.

Perdió su gran papel, y ningún estudio grande la quería. Siguió exhibiendo su talento en producciones menores. En 1960 se retiró, pero le pasó otra desgracia: se le quemó la casa. Como apenas tenía un duro, los amigos que aún tenía en la farándula le consigueron dinero para un nuevo hogar (nunca olvidó el apoyo recibido). En 1968 falleció muy prematuramente de cáncer.

Moraleja: Nunca recojas a un autestopista. Este ejemplo es aún más claro que ¨Carretera al Infierno¨.

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