Más o menos a la altura de la primera parte. Outrage 2 vuelve a mostrar los juegos de poder y traición de la Yakuza, en este caso Otomo, que había sido dado por muerto, se alía con su antiguo enemigo para hacer frente a la familia y a los jefes que le traicionaron. La historia se desarrolla de forma muy parecida a la primera película, es decir, se repite la violencia, las traiciones, las luchas por el poder, etc. Aunque, en mi opinión, en esta segunda parte la historia no llega a estar tan bien atada como en la primera.
Takeshi Kitano vuelve a repetir en la dirección, en este apartado se parece mucho a la anterior, la historia es narrada con el mismo tono y velocidad. Los personajes principales toman ese rol de tipos duros y sin sentimientos de una forma magistral.
A destacar, el final. Sobre todo por la muerte del policía y del aliado de Otomo (no me acuerdo ahora del nombre), una era muy merecida y la otra bastante inesperada, otro gran giro de guión. También a destacar la muerte a bolazos con la máquina de lanzar pelotas o la tortura con el taladro (no es gore).
Críticas: 2
Mad Warrior
7
Han pasado cinco años desde el asesinato del presidente del clan Sanno-kai, Sekuichi, y el ascenso al poder de su segundo, Kato. Muchos trágicos y reveladores sucesos ocurrieron, pero aunque los años hayan pasado, las traiciones, las ansias de poder, las mentiras y los negocios sucios nunca terminarán para los yakuza. Todo es un círculo infinito, y quienes murieron fueron reemplazados.
El retorno de Takeshi Kitano a su adorado cine de yakuzas en ¨Outrage¨ obtuvo una respuesta la mar de exitosa. Los fans del director vieron la película que desde hacía tiempo desearon que hiciera, y hasta entró en competición para la Palma de Oro en Cannes en 2.010, así que se puede decir que disfrutó de una tremenda acogida. Pero también nos dejó un final un tanto inconcluso.
Si hacemos memoria, el personaje de Otomo no sólo había perdido a todos los miembros de su grupo, sino que terminó esposado por el detective Kataoka y encerrado en prisión, donde Kimura aprovechó para darle una buena puñalada en la barriga como venganza por lo de su cara, Kato reemplazó a Sekiuchi e Ishihara subió al poder junto a él. Cinco años transcurren, y las cosas le van de maravilla al clan Sanno-kai, expandiendo su territorio y su poder como nunca, pero ganándose el desprecio de los demás. En esta ocasión, Kataoka juega un rol parecido al del presidente en la entrega anterior, ya que es el que acaba liando las cosas y enfrentando a las distintas familias.
¨Beyond Outrage¨ sigue por los mismos derroteros que la anterior. Ahora entran en juego otros personajes, y sí que parece que la historia, aun con sus muchos giros, subtramas y enredos algo complicados, se centra en una cosa en concreto: la venganza que deciden tomar Otomo y Kimura contra Kato y aquellos que asesinaron cruelmente a sus subordinados. La policía toma más partido que antes, y vemos la situación desde el interior de las comisarías, con los agentes expresando sus opiniones y sobre todo con las triquiñuelas tan astutas que se marca el detective Kataoka, contando con el disgusto de su compañero Shigeta, el típico policía recto y honrado.
Esta vez el personaje de Otomo no es una simple marioneta como en la primera parte; actúa más por su cuenta, sólo con dos objetivos en la cabeza: la venganza y las ganas de jubilarse, aunque eso sí, los jefazos ordenan, otros se manchan las manos y al final los peones son los que mueren, lo que viene a indicarnos que todo sigue la misma línea, los mismos esquemas. Y es que los argumentos de las historias de yakuzas tienen un orden concreto: pactos, negociaciones, traiciones y asesinatos. Cuando el asunto empieza a liarse demasiado la solución más rápida es cortar los hilos, acabando con todos, y punto.
Kitano continúa así su fábula sobre la mafia, volviendo a desatar grandes dosis de violencia unidas a momentos tranquilos, escenas de acción y gotas de humor negro, incrementadas gracias ante todo a la inclusión de esos dos jóvenes ayudantes de Kimura. Algunas escenas para recordar son el intento de asesinato de Otomo en el ascensor, las puñaladas que éste le da a Kato en la sala de juegos, la confesión que obligan a hacer a Funaki en el descampado, con Kitano taladrándole la cabeza a uno de sus secuaces (una de esas imágenes que no se olvidan) o cuando al cobarde de Ishihara empiezan a lloverle pelotas de baseball, las cuales terminan con su vida.
Volvemos a ver a los eficientes Tomokazu Miura (Kato), Ryo Kase (Ishihara), Fumiyo Kohinata (Kataoka) y Hideo Nakano (Kimura), y contamos con la presencia de Yutaka Matsushige, Akira Nakao, que saldría en la cómica ¨Ryuzo y sus Siete Secuaces¨, y Shun Sugata y Hakuryu, quienes ya colaboraron con el director anteriormente (este último era el asesino despiadado de ¨Violent Cop¨). Puesta en escena y trabajo de fotografía de Katsumi Yanagishima brutales y como de costumbre, mucho talento de Kitano tanto delante como detrás de la cámara.
Pero en fin, que no se crean los fans que la cosa acaba aquí. El espectacular e inesperado final da pie a que sigan ocurriendo muchas cosas; si en algo es experto este ¨Beat¨ Takeshi es en rizar el rizo, y por supuesto no va a dejarnos así, sin saber si Otomo va a vengarse o no de los hijos de Satán que mataron a Kimura. Ya lo averiguaremos en la tercera parte, ¨Outrage: Coda¨...no, si quedar aún queda mucho Kitano por delante.
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