En la continuación de la exitosa “Night Eyes” (1990), vemos a Andrew Stevens regresar como el guardia de seguridad Will Griffith, un tipo que tiene la costumbre de seducir y llevarse a la cama a las mujeres por las que le pagan para proteger.
En esta ocasión, Griffith se enamora de Marilyn Mejenes (Shannon Tweed) la esposa de un cónsul extranjero a quien debe proteger de posibles intentos de asesinato por parte de terroristas. La sexy Tweed, que siempre logra que valga la pena ver una de sus películas, reemplaza a Tanya Roberts que se negó a aparecer a en esta secuela, cuya fórmula es muy parecida a su antecesora.
Las escenas de sexo, entre el suertudo de Stevens y Tweed, son tórridas, ya sea en un gimnasio o usando unas bayas como afrodisiaco. La química entre Stevens y Tweed funcionaría y los volvería una pareja habitual en los thrillers eróticos de serie B de los 90s.
Miguel Arkangel
5
En la continuación de la exitosa “Night Eyes” (1990), vemos a Andrew Stevens regresar como el guardia de seguridad Will Griffith, un tipo que tiene la costumbre de seducir y llevarse a la cama a las mujeres por las que le pagan para proteger.
En esta ocasión, Griffith se enamora de Marilyn Mejenes (Shannon Tweed) la esposa de un cónsul extranjero a quien debe proteger de posibles intentos de asesinato por parte de terroristas. La sexy Tweed, que siempre logra que valga la pena ver una de sus películas, reemplaza a Tanya Roberts que se negó a aparecer a en esta secuela, cuya fórmula es muy parecida a su antecesora.
Las escenas de sexo, entre el suertudo de Stevens y Tweed, son tórridas, ya sea en un gimnasio o usando unas bayas como afrodisiaco. La química entre Stevens y Tweed funcionaría y los volvería una pareja habitual en los thrillers eróticos de serie B de los 90s.
Me gusta (0) Reportar