Basada en un cuento de Mario Denevi, Ceremonia secreta (1968), es dirigida por Joseph Losey, expatriado estadounidense que se refugió en Gran Bretaña después de ser incluido en la lista negra de Hollywood a principios de los años 50. La película fue un fracaso ante el público británico. Sin embargo, en EEUU le fue mejor en taquilla y los franceses realmente la disfrutaron, votándola como la mejor película extranjera del año.

Elizabeth Taylor, disfrutaba de los papeles exigentes, a los que dotaba de características especiales, los vestidos elegantes y escotados, los peinados singulares y una decadencia glamorosa. Aquí interpreta a Leonora una prostituta de mediana edad, que un día se encuentra casualmente, en un autobús, a Cenci (Mia Farrow), una chica perturbada de 22 años que se comporta como una niña. Cenci busca una madre; Leonora, cuya hija murió a los diez años, busca una hija sustituta. Al principio, Leonora disfruta de vivir en una elegante casona y disfrutar de la compañía y amabilidades de Cenci, pero…¿Esto es real? ¿Ambas mujeres comparten una locura que se alimenta mutuamente? Estamos ante una historia desconcertante, tensión sexual pervertida, relaciones totalmente malsanas entre madre e hija, y suplantación de identidades. Las cosas se pondrán más extrañas con la aparición del padrastro pedófilo (Robert Mitchum).

Losey nos cuenta una historia turbia, repleta de simbolismos, un drama psicológico que se parece más a una obra de teatro, y refuerza el aislamiento y el solipsismo de sus personajes al hacer que Londres, parezca una ciudad vacía y silenciosa como una tumba.

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