The blob a la italiana seria una manera de definir este filme, para sus años esta bien, tiene todos los cliches clásicos de aquellas películas de monstruos con el ejercito y efectos cutres, aunque admito que algún que otro efecto esta muy acorde a su época.
la película es predecible aunque comienza de una manera interesante y luego cae en el cliché clásico, se nota la ¨copia¨ de the blob, no es la gran cosa pero a los fans del cine de Mario Bava les interesara como curiosidad en su filmografía.
Película de monstruos de los 50, inesperadamente esta es de Italia, no estadounidense como solían ser estas producciones, con una historia interesante y unos efectos especiales bastante chulos.
Tiene todos los elementos típicos de estas películas: monstruito, mucha investigación científica, chicas en apuros...
A destacar la escena en donde le destapan la cara al buzo y en la que le destapan el brazo al tio, casi gore en una época en la que no existia.
Película dirigida por cierto Robert Hamton, director que no existe, pues fue un pseudónimo usado por los directores Riccardo Freda y Mario Bava (como bien se explica en las curiosidades, Freda abandonó la película por amistad con Bava. Quería que el joven director fuera probándose. Llegó lejos, como sabemos).
La única intérprete mínimamente famosa que sale en esta peli es Daniela Rocca, joven actriz que iba para estrella (la nominaron a un BAFTA en 1964 por “Divorcio a la italiana”) pero cuyos problemas mentales y emocionales acabaron por destruir su carrera, acabando en un manicomio. El resto son ilustres desconocidos americanos, canadienses, italianos…
La peli es… Algo… Nah, en principio es simplemente una peli mala sin nada bueno que sea especialmente digno de mención, pero montones de cosas malas: las escenas subacuáticas hacen daño a la vista… Literalmente: por algún motivo, la pantalla se pone a parpadear repetidamente, especialmente si se ve de noche, lo que hace que la vista sufra, especialmente para los que vemos menos que Rompetechos en un día de niebla. Los FX (¿?) son de lo peor, y lo malo es que para cuando el monstruo aparece, uno ya aborrece tanto la peli que no da ni risa. Aquí solo se salva el maquillaje de las víctimas y las extremidades destrozadas de atrezzo. Son resultonas. Mira, tú, he mencionado una cosa buena. Le subiré un puntejo para que no se diga.
Además, la versión que he visto tiene un horrible doblaje al inglés. Algo horrendo, con voces feas, descoordinadas, sobreactuadas y gente que habla bajo el agua con tanta claridad como si estuvieran en la Ópera de Sydney. Y encima, los diálogos son simplones a màs no poder (el argumento no ayuda mucho: es una solemne parida).
Sin embargo, conforme avanza la acción y nos vamos enterando de la trama, nos vamos acostumbrando, y al menos se deja ver hasta el final, que reconozco que se sobrepone a los nefastos efectos especiales para ofreceronos una sucesión de escenas trepidantes. No sé si fue Freda, Bava o los dos pero allí estuvieron correctos.
Un bodrio sin valor cómico involuntario. De haberse tomado menos en serio a si misma, esta peli incluso hubiera rozado el aprobado o habría caído en la categoría de ¨bizarrada incalificable¨, pero si obviamos lo nombrado, el resto es del montón. Me encantan las superbizarradas, pero esto se queda en medio del caso sin remedio y la ya nombrada bizarrada incalificable. Desde mi punto de vista, este tipo de pelis suspenden. Así y todo, Bava enseguida se pondría las pilas con sus propios proyectos.
Había una vez una época en la que con un paño viejo, pintura y un poco de jabón podías crear un monstruo baboso y terrorífico. Lo bueno es que no solo te lo parecía a ti, sino que una productora podía llegar a filmar una película entera sobre él. Sí señores, estamos hablando de las magníficas décadas de los 50 y 60, un caldo de cultivo perfecto para toda clase de rarezas fílmicas de ciencia ficción, terror y fantasía.
Como siempre EE.UU se llevaba la palma sacando al mercado cualquier cosa y es que tenían, ni más ni menos, que a Roger Corman en sus filas. Pero si había un país que le iba a la zaga ese era Italia, el país de las exploitations, de los plagios internacionales, el de Lucio Fulci y Argento y el de numerosos proyectos que solo un grupo de frikis locos sacarían adelante.
Este es el caso de “Caltiki, el monstruo inmortal”, una película que basa todo el peso argumental en una especie de babosa de millones de años de antigüedad con residencia en América del Sur. Curiosamente un año antes se estrenaba “The blob”, una película que comparte monstruo con esta producción solo que con más presupuesto, técnica y arte.
Lo más divertido de estos proyectos es “el por qué” del bicho de turno. Si os fijáis siempre se repiten los mismos patrones: radiación, más radiación y radiación. De hecho en toda aquella película en la que en su primera media hora de metraje no aparezca un contador Geiger no se considera a la altura. En el film que tenemos entre manos la creación del monstruo de marras se la atribuye la radiación desprendida de un cometa, la cual afectó a una única ameba en la era prehistórica. Esa ameba creció y creció (sin necesidad de espinacas) hasta convertirse en una única célula del tamaño de un elefante.
El problema viene cuando la casa-volcán de la ameba monstruosa es invadida por ávidos arqueólogos italianos. Claro está, se enfada, se come a unos cuantos y a otro le infecta con no sé que sustancia para que se vuelva completamente loco. Y la trama está servida.
Como en la mayoría de casos las actuaciones dan vergüenza ajena, el nivel de machismo alcanza cotas astronómicas y los efectos especiales son de pretecnología. A pesar de ello… no, no hay un a pesar de ello. En conjunto la película es mala, malísima.
El monstruito esta hecho a partir de unos paños negros con jabón y espuma. El tipo de los efectos especiales mete su mano debajo de ellos y los mueve mientras el técnico de sonido pone algo tal que: slurp, slurp, slurp… Esto hace que la mujer de turno, con falda sobaquera y pelo de cartón piedra, grite hasta que se le salgan las amígdalas, venga el héroe engominado, diga su frase fantasmada y venza al monstruo con la consiguiente caída de bragas de la mujer en apuros. La escena termina con un escaso beso sin lengua, de esos en los que parece que los actores se enrollen como un twister y la frase “The end” asoma en la pantalla.
El espectador se queda con una cara de vergüenza ajena totalmente comprensible mientras intenta unir todos los cabos sueltos, que no son pocos, y busca, sin ningún tipo de éxito, un sentido a esa hora y poco de vida perdida.
Pero bueno, siempre habrá algún sufridor experto a quien le guste este tipo de películas y las disfrute de cabo a rabo, como yo.
Resumen:
Fantasmada italiana que atenta contra la lógica, la técnica y sentido común del buen cine. Una delicia para anticuarios y espectadores del cine más casposo. Terminantemente prohibida para personas al uso.
Monster movie de debil entretencion en este primo hermano de uno de los monstruos mas elegantes de Hollywood: THE BLOB.
Cuando aquella gelatina hacía de las suyas en la pantalla, un año mas atrde aparece esta producción italiana infinitamente menor.
Los fxs son lo más divertido de todo, ya que el monstruo es simplemente un estropajo húmedo arrasando maquetas variopintas.
A toda esta mezcla se le suma la tipica explicación de los 50s, el cometa radioactivo, etc...
Nada recomendable, salvo como caspa cincuentera. ¨La invasión del estropajo viviente¨ habria sido un título mucho más acertado.
Un exito menor en el campo de la serie ¨B¨ y todo un logro de penetracion en el poco permeable mercado americano.
El argumento es,mas bien,rutinario y previsible,pero los motivos expuestos previamente han convertido la pelicula en un titulo apreciado por los cazadores de rarezas de la serie ¨B¨ y ¨Z¨.
No es recomendable...nada recomendable.
Críticas: 7
fabio2000
4
Nacidos por y para el cine.
Eugenio Bava tenia la tranquila vida de un escultor italiano altamente talentoso pero poco reconocido. Sus trabajos impresionaban al público que los veía, y la creatividad que desbordaba Bava lo transformaban en un artista realmente prodigioso.
Una noche, la vida de Eugenio cambio por completo. Los hombres de confianza del dictador Benito Mussolini vieron los artesanales trabajos del escultor y rápidamente lo contrataron para ser parte del equipo de efectos especiales de las producciones italianas péplum.
Recordemos que por aquella época Italia mantenía una fuerte industria cinematográfica dominada por los films péplums, que eran ni mas ni menos que películas históricas financiadas 100% por el gobierno de Mussolini, todo con el fin de dominar y distraer a las masas.
Eugenio, sin saber absolutamente nada de cine, comenzó a destacarse en la realización de impresionantes decorados que imponían su talento de escultor, y luego cuando obtuvo mayor conocimiento se transformo en director de fotografía de las mega-producciones italianas.
Su hijo, Mario Bava, se estaba criando en un ambiente plenamente cinematográfico, y fue de manera casi precoz cuando comenzó a insertarse dentro de la industria haciendo: primero el diseño de los créditos, luego los efectos especiales, y mas tarde desempeñándose como director de fotografía y camarógrafo de grandes maestros como Roberto Rossellini.
Muy pronto, los trabajos de Mario Bava como iluminador comenzaron a tomar un vuelo artístico notable que iba mas allá de las flojas producciones para las que trabajaba. Este, al igual que su padre, había heredado una cosa: la capacidad de poder hacer cosas brillantes con poco dinero y utilizando técnicas artesanales funcionales a los objetivos.
Con sacrificio, Mario Bava logro ser respetado por los productores italianos, y se gano el cariño y la amistad del cineasta Riccardo Freda, un estandarte del Peplum que cada vez le daba mas espacio a Bava detrás de sus proyectos.
Bava rodó sin parar en los años 50 como DF y creador de efectos, pero era Riccardo Freda el que quería que el artista de 45 años comenzara a meterse de lleno en la dirección cinematográfica.
Corría el año 1959 cuando a Freda le llego una película por encargo que pretendía aprovechar el tirón de la ciencia ficción de Estados Unidos, esa era ¨Caltiki, el monstruo inmortal¨, que tenia como principal iluminador al habitual Mario Bava.
Inesperadamente, Fredda renuncio cuando estaba el 80% de ¨Caltiki¨ rodada, pero no por mero capricho, si no porque quería que su amigo Mario Bava tomara el mando y terminara de dirigir ese cuarto de película que restaba.
Y así fue como Mario Bava llego a la dirección para quedarse definitivamente hasta la fecha de su fallecimiento. Aunque claro que su debut oficial y total sera ¨La máscara del demonio¨, que se estrena en 1960, un año mas tarde de ¨Caltiki, el monstruo inmortal¨.
Este film va sobre un grupo de arqueólogos que investigan unas ruinas mayas. Pero lo que no esperaran encontrar es una criatura viscosa que despierta de las profundidades para aniquilarlos.
¨Caltiki, el monstruo inmortal¨ pertenece al rango de las malas películas de ciencia ficción de fines de los años 50. De esas que de alguna manera intentaban colarse del éxito de las producciones de George Pal y de un género que vivía su época de oro.
La película no tiene mucha personalidad y su comportamiento es el de una sci-fi norteamericana solo que con una pobreza de medios que se hace notar mucho a lo largo del film.
Los actores son malos, sobreactuan, y los decorados son absolutamente pobres y acartonados. Pero ¨Caltiki, el monstruo inmortal¨ nunca resulta del todo pésima cuando vemos que tiene una serie de decisiones valientes que le dan una dignidad mayor.
Si bien esta no es una película 100% de Mario Bava (como ninguna hasta su debut oficial), se ve ya en ¨Caltiki¨ algo del talento a la hora de crear una puesta de luces que a veces juega brillantemente con los contrastes del blanco y negro, cual si fueran sombras del expresionismo.
El film se enfrenta a la dificultad de escenas acuáticas resueltas de la mejor manera posible, aun apesar de quedar algo bizarras inclusive para la época de 1959.
Mario Bava también hace los efectos especiales del monstruo y el trucaje visual de la película. El diseño de la criatura influenciado en el sensacional éxito de ¨The blob¨ es un desastre, parece mas bien un trapo arrugado que a veces se hincha, pero allí esta el alma de esta ciencia ficción de serie B, el hacer género de la manera posible.
La peor parte del film llega cuando por cuestiones presupuestarias la trama deja olvidada a la criatura por un buen tiempo, y en remplazo se sostiene en el ocaso de un personaje en particular.
Claro que el film esta lejos de la épica que pretende ya el póster vender, pero es una producción que si bien es discreta y débil, guarda aun así algo del orden de lo disfrutable.
Dura solo 73 minutos, pero pese a su corta extensión la película termina tornándose un tanto larga e interminable. Riccardo Freda y Mario Bava no logran que la trama soporte su propio peso cuando el monstruo deja de aparecer por largos minutos.
¨Caltiki¨ llega a su clímax sin fuerza y sin el interés del espectador, porque en el medio el film queda vació pese al interés del comienzo.
No hay grandes hallazgos en esta desabrida y minúscula ciencia ficción plagada de mas amor por el cine que profesionalismo, salvo por Bava quién hace en fotografía un ingenioso y arduo labor plagado de inteligencia.
¨Caltiki, el monstruo inmortal¨ es una mala película sin mas. Gustara a los recolectores de films de serie B de época y no mucho mas, tampoco sirve como antecedente de los inicios de Bava tras las cámaras, pues poco y nada hay de la impronta de el por acá. Floja en todas las lineas.
Actuaciones:4.5
Música:4.5
Efectos:4.5
Historia:5.0
Final:5.0
Mi nota para ¨Caltiki, el monstruo inmortal¨ es un 4.5/10. Regular.
Lo mejor: El trabajo de Bava en la fotografía es bueno apesar de los pocos recursos.
Lo peor: El prometedor comienzo no se sostiene, y rápidamente el film tropieza con sus limitaciones.
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