El mago de la animación stop-motion y los FX artesanales George Pal se despidió como director (que no del mundo del cine) con esta película de aventuras para lucimiento del cómico Tony Randall, que hace, como indica el título, siete papeles (bueno, en realidad ocho, pero esto es más para la sección de curiosidades).

Randall lo hace muy bien, aquí. Está en su sitio en todo momento, su Lao es comparable al de la novela, solo que moralmente es mucho más positivo, y hay que contar con las horas de maquillaje y las prácticas de voz que debió aguantar para cada uno de sus personajes. Una Barbara Eden pre-Mi bella genio cuenta con algunos buenos momentos, pero sus habilidades como cómica aún no habían sido explotadas del todo. El buen secundario Arthur O’Connell es un villano sorprendentemente afable y que muestra dudas sobre si lo que hace es lo correcto. No me ha gustado nada John Ericson como héroe de la historia, muy al uso y falto de carisma.

La novelita original era un conjunto de historietas fantásticas entre lo trágico, lo místico y el cachondeo padre que satiriza varias facetas de la condición humana como la superstición (con un par de codazos a la ciencia, a su vez), el sexo, la fantasía o la estupidez, e inspiró a gente como Ray Bradbury para sus futuras obras.
Aquí, cortesía del escritor Charles Beaumont - con la supesta participación no acreditada del legendario Ben Hecht -, que ya había realizado varias adaptaciones de relatos fantásticos al cine, solo vemos a unos pocos personajes y elementos sacados de la novela, y todo queda costreñido a un cuento moralizante, pero varias escenas de la novela están sorprendentemente bien adaptadas: el conato de coito entre un fauno y una Barbara Eden no llega al paroxismo de la novela, pero para lo que es una película familiar, es de lo más erótico que se podía ver en la época; el diálogo parafilosófico entre un humano y una serpiente o las travesuras de la Medusa.
Sin embargo, no faltan los defectos: Me ha disgustado especialmente el ambiente de western en lugar del de la Gran Depresión, pero también que la acción en el circo de Lao sea tan secundaria, así como una buena dosis de sentimentalismo barato que no viene a cuenta.
En resumidas cuentas, menos por las apariciones del fauno seduciendo a la Eden, esto podría muy bien ser una película Disney de la época.

El magistral trabajo de maquillaje de William Tuttle le reportó un Oscar especial a la película (entonces no había categoría al mejor maquillaje), que cuenta además con los siempre bienvenidos FX – nominados a un Oscar a su vez - del equipo de Pal: elaboradísimas escenas con stop motion, marionetas y animaciones. Lo malo es que parece que se les acabó el presupuesto hacia el final: las escenas de Woldercan son metraje de archivo de otras pelis de George Pal.

Más que correcta, pero bastante mejorable, encandilará a los fans de esa fantasía de artesanía que desapareció a inicios de los 90.

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buena pelicula sobre el curioso doctor lao y sus criaturas mitologicas con buenos fx de la epoca1964 y con buenos actores entre ellos tony randall conocido por salir en muchas comedias con los actores rock hudson y doris day

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