Usando la técnica de la rotoscopia -actualmente archiconocida, pero en su tiempo totalmente novedosa-, consistente en filmar las escenas con actores reales y posteriormente dibujar encima, Ralph Bakshi dirige esta cinta de animación que tiene de todo, desde ternura hasta mala leche.

¿Cómo es posible que cuatro personajes sean capaces de empatizar con el espectador de tal forma?. ¿Y cómo es posible que todos ellos lo sean de cuatro generaciones de una familia?.

Muy sencillo, el talento de un director.

La mano de este tío hace que los minutos fluyan en pantalla como un reguero de fuegos artificiales.. Las vicisitudes de sus personajes son una excusa perfecta para ambientar la historia de Estados Unidos durante el siglo XX.

Mención aparte la banda sonora. Cojonuda.

Lo más recomendable e impactante: la parte en donde mezclan imágenes reales del público de un supuesto concierto de Janis Joplin -apoyándolas en otras de la guerra de Vietnam- con animaciones de la película y la psicodelia de la época, para alucinar.

En definitiva, culto sobre culto, ver para gozar, una bestialidad bestial y animalmente brutal. Para un cinéfilo puro, para un descomunal friki, para gozada de músicos, para historiadores curiosos, para porristas, para engominados, para mí y sobre todo, para mis hijos, que seguro aprenderán muchas cosas con su visionado.

La película comienza con una persecución de coches dentro de la ciudad. No tiene la espectacularidad de otras producciones que gozaban de mucho más presupuesto, pero es de agradecer su predisposición al entretenimiento sin tediosas introducciones.

La presentación del personaje principal -auténtico alma mater- tampoco tarda en llegar y sus consencuencias son esa persecución y la paliza que le propinan los ¨suyos¨.

A partir de aquí, una exhibición de Tomas Milian en el personaje de Giulio, un tipo sin escrúpulos, ególatra, psicópata, en fin, un auténtico hijo de la gran chingada.

Muchas de las secuencias que seguro fueron impactantes en el año en que se grabaron, 1974, siguen siéndolas hoy día... ¡¡y ya han pasado casi 40 años!!.

Recomiendo encarecidamente este trhiller disfrazado de spaguetti no/western y con forma de giallo americano a todos los amantes del cine en general, pero muy particularmente, a los deseosos de esa gastronomía exótica y difícil de saborear, el cine europeo setentero que durante años ha estado arrumbado, desdeñado, menospreciado y olvidado.

Por lo escabroso del argumento, esta película debería alarmar la conciencia de cualquiera una vez visionada, sin embargo la cosa no es así.

Un dramón con tintes de denuncia y con supuesto final feliz (el director se tira el pegote del último minuto para que el espectador salga contento de la sala).

Desgraciadamente esta historia pasa en todas partes del mundo, llámese del tercer o primer mundo. Sin ir más lejos, en España los hay de todos los colores -puticlubs, claro-, con ¨trabajadoras¨ de todas las nacionalidades, y muchas de ellas forzadas a prostituirse bajo coacciones y amenazas de todo tipo.

Volviendo a la película, si el director ha querido escandalizar a la opinión pública, creo que no lo ha conseguido.

Personajes con muy poca profundidad:
- El niño: metido con calzador. Al principio quiere lío con la chavala, pero luego se muestra como un inocente angel (nunca mejor expresado)
- La amiga: apesadumbrada ella cuando se entera que su mejor amiga se va a las américas, pero que no tiene peso alguno durante toda la película.
- La madre: 16 años con su hijita, la quiere mucho. Sin embargo una escena de 5 segundos muestra su verdadero amor. La cama, la madre y un trozo de carne...
- El novio perfecto: se ve venir, se ve venir. Demasiado perfecto. Con pelas, guapo, sensible (pero no hasta el punto...).
- Su trabajo: una putada, pero en la película no asusta.

Para ir terminando, la música ayuda a desconectar del drama, para creerte que estás en un videojuego con formato de cine.

En definitiva, no recomendable como película ni como plataforma de denuncia (si leemos cualquier diario de cualquier país seguro que encontramos historias de este tipo, pero reales).

Directo al corazón. No hay miramientos. Suburbios de París, tres jovenes (musulmán, negro y judío) juntos. Indignación. Miedo. Odio. Incompresión. Irracionalidad. Y más odio.

Las calles son un hervidoro para nuestros protagonistas. Cualquier situación genera la excusa perfecta. Discusiones. Sinsentidos. Odio. Pandilleros. Droga. Policías. Y más odio.

Y mientras tanto, un arma, la de la discordia. ¿Acaso son unos asesinos o simplemente están moralmente desubicados?. ¿Serán capaces de atravesar esa delgada línea que separa al inmaduro delincuente del asesino despiadado?.

Moraleja: Los sueños, sueños son....

Muy mediocre cinta de suspense protagonizada por el entonces -y todavía- famoso deportista americano O. J. Simpson, que poco o nada aporta a la ya de por sí debilitada trama.

¨Una compañía de autocares realiza viajes de ocio a diferentes partes del país. En uno de ellos es asaltado por una banda de criminales, marchándose con una rehén y todas las pertenencias de valor de los pasajeros, dejándolos en mitad del desierto con el autocar averiado, aunque de manera fortuita descubren que un pasajero lleva un documento que podría valer mucho dinero, por lo que deciden regresar....¨

Contado así parece que la cosa puede prometer, aunque la realicad es otra.

Lo mejor: la escena de la humillación de un jugador de rugby a manos de un jovencísimo Lorenzo Lamás.
Lo peor: todo lo demás.

Cine tan correcto que termina aburriendo. Una película histórica que retrata unos hechos reales debe, además de contar esos hechos, hacerlo de manera amena, es decir, no tan lineal y académica.

La cinta tenía todos los ingredientes para que hubiera dado algo más de sí, pero el padre de la criatura, que no es otro que el Sr. Reford, se ha esmerado principalmente en asearla bien, ponerle un bonito vestido y mostrar su envoltura al público, sin preocuparse de dotarla de alma, lo que provoca que el cinéfilo muestre interés al principio y lo pierda todo cuando conoce realmente al sujeto, un tipo superficial y poco interesante.

Como documento histórico, nada nuevo bajo el sol.
Como cine, pocas neuronas llevarán su recuerdo.

Película recomendable cien por cien. Un pedazo de thriller setentero extrañamente olvidado. Una mezcla de violencia, acción, drama interracial y malaleche por doquier, todo ello perfectamente ambientado en el Harlem de los afroamericanos, hacen de esta cinta una entretenidísima hora y media larga de gustazo fílmico. Soberbias las interpretaciones de todos, pero en especial la de Tony Franciosa como mafioso italiano y la de Antonio Fargas, un lujazo que también pudimos disfrutar en la aclamada serie de los setenta ¨Starsky y Hutch¨, sin mencionar al actor por excelencia, Anthony Quinn. En resumen, un placer digno de cualquier cinéfilo exigente.

Normalmente un comensal encontrará soso un guiso si está falto de sal, a pesar de estar correctamente cocinado. Esto es precisamente lo que le ocurre a la película, técnicamente es intachable, pero es sosa de principio a fin. Un inicio algo titubeante, un desarrollo lento a más no poder y un final bastante previsible, unos ingredientes que hacen de este producto un guiso para los menos exigentes.

En realidad no existen personajes extraños, aunque sí una premura extraña, la de un ¨feliz¨ -por decir algo- currante que gracias a una situación soñada por cualquier mortal, paradójicamente se le vuelve en contra. La película es un claro ataque al bestial estado capitalista que vivimos. Aquí vale todo. Hacienda, los bancos, tus asesores, los jefes, tu novia.... Nadie se salva, en todos los casos te muestran una amplia sonrisa para luego intentar joderte. Durante todo el metraje hay un claro mensaje -en forma de diferentes discursos, algunos bastante clarificadores- en contra de esta vorágine. Al margen de esto, sí es cierto que en momentos determinados la película pierde algo de sustancia, pero en líneas generales es una entretenida cinta en la que sus personajes brillan con luz propia. Recomendable.

Dos detectives deberán resolver el entuerto que ellos mismos han provocado al asesinar por equivocación a otro policía. La situación se les irá poniendo en contra a medida que avancen las investigaciones.

Entretenido thriller policíaco que aunque no llega a ser una maravilla, sí es cierto que se deja ver. Genial James Belushi mostrandose como un personaje frio y cínico. A destacar dos papeles cuando menos sorprendentes, uno, Tupac Shakur, músico rapero estadounidense que tuvo gran relevancia en su época y que fue asesinado tiroteado en 1996 -curiosos paralelismos entre ficción y realidad-, y otro, Dennis Quaid, cuyo personaje -una frikada-. aunque fundamental en el transcurso de la trama, apenas se muestra en casi las dos horas de duración de la película.