Al Otro Lado del Cristal
(Juan Manuel Peñate Rodríguez)

por Javier Bocadulce
Puntos: 7

Cuidado con las apariencias...

Si nos fijamos en la sensiblera portada, lo menos que podríamos imaginar es que estamos ante una selección de relatos ambientados en mundos oníricos, terroríficos, fantasiosos o surrealistas. Más bien, pensaríamos en una novela romántica. Bueno, ése es uno de los peligros de una mala elección de portada. Lo que nos vamos a encontrar en el interior, nada tiene que ver con los descripciones de Nora Roberts o similares...

Peñate, en una recopilación de siete relatos – 3 de ellos son, en realidad, auténticas novelas cortas- hace gala de un potencial indiscutible. Tiene, es cierto, muchos aspectos por pulir. Pero nos hallamos ante un diamante en bruto, al menos, en lo que desprende la atmósfera de esta antología. Un producto tan sugerente como el que nos presenta, merecía un trato más que meticuloso por parte del gabinete de correctores editoriales. Simplemente, la corrección no existe. Ya sé, por experiencia, que nos enfrentamos a una época en la que no se otorga apenas valor a los aspectos morfológicos del texto, y se tiende a concentrar todo el énfasis en el entramado semántico; mas no podemos arriesgarnos a que se pierdan en el limbo creaciones literarias tan interesantes, a causa de la desgana de los profesionales de la enmienda. Es el gran riesgo de la autopublicación: algunas de estas empresas no saben lo que tienen entre manos. En el caso presente, cuentan con una joya en su cofre y creo que ni se han dado cuenta.

El autor nos sumerge en un gran libro de aventuras surrealistas, narradas con fulgurante ingenio y una imaginación sublime. Los relatos constituyen una inmersión gozosa en un laberinto de fascinación, sorpresa y gusto por el sentido de la maravilla. La naturaleza caótica del ser humano y su opinable consideración respecto al resto del universo, constituyen uno de los ejes centrales de su prosa. Consigue aislar a ese hombre que creyó ser poco menos que un dios, para hacerle verse como una simple mota de polvo.

Analicemos los relatos de forma somera:

1. La pala:

Una narración muy breve, en la que un objeto tan anodino y vulgar se convierte, en el texto, en algo místico y simbólico. Un instrumento que horada la tierra y, a veces, nos lleva junto a la Parca, hacia el más allá, se sublima como el nexo fatídico de unión para los habitantes de un pueblo, que se apoyan inevitablemente los unos en los otros, en un ritual imprescindible, deambulando como piezas de un dominó mortal. Un relato muy conseguido, de bella factura y muy interpretable. Deja un poso de amargura e incertidumbre final, muy saludable para mentes ávidas de emociones siniestras.

2. Tercera planta, por favor:

Peñate emplea en este relato a un protagonista oclusivo, desesperado en un lugar oscuro que puede ser infinitesimal o de dimensiones insalvables, logrando de forma sorprendente que el lector se identifique paulatinamente con el personaje-tipo “encerrado� en una atmósfera torturadora. Un relato que nos lleva a reflexionar sobre el lugar que ocupamos en el mundo, y el necesario estoicismo que nos ha de preparar para lo que nos depare el futuro.

3. Dios Roco:

El autor trata de colocar en su sitio al ser humano. Ese “centro del Universo�, centro de la vanidad, como durante mucho tiempo llegó a concebirse, - una postura que algunos incluso aún hoy defienden-, se pondrá en tela de juicio.¿Cómo lo consigue? Tirando de originalidad, que es un punto en común de todos los relatos de la antología. Contrasta las distintas pequeñeces y grandezas de otros universos animales. ¿Quién puede ser Dios? Ah, sí, pero...¿el Dios de quién? Para cada ser vivo, este concepto puede ser muy diferente. Un hombre lo es para su perro. Una escala que sirve tanto para subir como para bajar. Ser Dios o criatura, a veces depende simplemente de la perspectiva. Un relato con un puntito de humor muy gratificante.

4. Touchdown:

A veces, el sentido común nos parece tan aburrido y desabrido, que necesitamos impactar a los corrientes mortales que nos rodean, con demostraciones de supina irreflexión. Hay personas que dan más valor a una idea ridícula que a la vida de otro ser humano. La falta de personalidad, la necesidad de destacar sobre los demás y no quedarse atrás en las actividades comunes, nos lleva, en ocasiones, a brindar por nuestros propios errores. De esto trata esta breve narración, usando la excusa de los retos absurdos de un grupo de amigos, llevados a lìmites insospechados y macabramente ridículos.

5. El jugador pesimista:

Es una de las tres narraciones extensas. Abunda, como Touchdown, en un contexto de irreflexión similar, al menos en su comienzo: un grupo de amigos departe entre bromas, alcohol y drogas, discutiendo sobre asuntos que les vienen demasiado grandes por su edad adolescente. Algo extraño le sucede a uno de ellos, - cayendo en una especie de inconsciencia- , que le llevará a vivir una aventura surrealista, un poco mezcla de “Jumanji� y “Perdidos�, pero con la impronta personal que Peñate aporta, amparada en un ritmo frenético. Una trama interesante que se ve un tanto deteriorada por dos detalles que hay que consignar en el “debe� de Peñate: uno se refiere a ciertos errores ortográficos subsanables; y el otro, no siendo un error, sí produce cierto hastío. Utiliza el autor una estructura descriptiva muy repetitiva que se vuelve algo cansina. Frases como “...desde una voz famélica / desde una expresión de profunda resignación/ desde un rostro meditabundo/desde una expresión piadosa...� se extienden por el texto hasta la saciedad. Es éste uno de los casos en los que la editorial debería haber empleado sus recursos de corrección, previo encuentro dialéctico con el autor.

6. Al otro lado del cristal:

El relato que da título a la antología nos enseña que las apariencias engañan. Es el juego continuo de Peñate en cada uno de sus relatos. Y éste no es una excepción...Parece que estemos asistiendo a un encuentro forzado entre dos hermanas que apenas se tratan, debido a sus personalidades opuestas. Pero esto es tan sólo una cortina de humo. Nos mostrará una historia de caos mundial que atenazará a las dos mujeres, obligadas a convivir sin fecha de caducidad, dando la espalda a un mundo opresivo que pone la carne de gallina. Una vez más, el tono íntimo que usa el autor, guía de la mano al lector por una senda emotiva y desgarradora, que muestra la precariedad del ser humano en todas sus facetas.

7. En la celda de colores:

Presenta un planteamiento muy interesante. Una ambientación oscura y traumática, simbolizada en una visita guiada al antiguo penal de Alcatraz. Misterios, leyendas, se suman a una onírica realidad que convertirá la vida de sus protagonistas en un suplicio. Transmutación de identidades, posesiones más allá de la muerte...Quizás haya que lamentar que el final sea un tanto pobre para el nivel tan sobrecogedor que ronda por el resto del relato.

En mi opinión, colocando los distintos pesos en la balanza, el haber de Peñate vence con facilidad al “debe�. Eso sí, tiene que ponerse las pilas; porque un estilo tan creativo y sugerente no puede depender de que le corrijan o no el texto. Y es que ya querrían muchos brillantes escritores del género contar con la osadía, el desparpajo y un surrealismo tan eficaz como los que atesora el buen hacer de Peñate.

Por ello, y a la espera de que pueda mostrar todo su talento al mundo, considero que sus relatos son imprescindibles para sanear la mente, y les otorgo una nota de 7.

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