Ficha La Guerra de los Rose

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Críticas de La Guerra de los Rose (5)




[email protected]

  • 9 Jun 2021

8


A mí me encantó!
Excelente película dirigida por Danny Devito.
La cinta es un gran entretenimiento que no aburre ni decae en ningún momento debido a su dinámico guión.
Es una mezcla entre estilos de varios directores; por ejemplo: Ken Russell, Federico Fellini y Woody Allen ya que, en general, es tirando a grotesca.
Tiene excelentes actuaciones por parte de todo el reparto.
La historia es original para la época y te deja pensando sobre el matrimonio.
Recomendable!



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Parnaso

  • 8 Mar 2021

7


Cásate, para después terminar como los Rose...Vade retro, por favor jaja. Desde luego, DeVito describió a la perfección el deterioro de la mayoría de las parejas, en este caso, matrimonio, y las desavenencias con que se encuentran a la hora del divorcio. Es buen motivo para pensarse dos veces si merece la pena arriesgarse en el aspecto sentimental. Lo cierto es que la película es amena, realista, y a la vez cómica, donde la rabia es el detonante perfecto para crear momentos desopilantes.



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Mad Warrior

  • 6 Dec 2020

9



¨El matrimonio es la muerte de la esperanza¨, señalaba muy acertado el personaje de Tony Roberts en ¨La Comedia Sexual de una Noche de Vereano¨, y a fe que no se le discute tras escuchar con atención a Gavin DAmato relatándonos la que posiblemente sea la historia de desamor más grande jamás contada...

¨The War of the Roses¨, que nada se emparenta con la guerra de igual nombre entre la casa de York y la de Lancaster a finales del siglo XV (y cuyo final es infinitamente más sangriento y amargo), fue la primera novela escrita en 1.981 por el eminente reportero, corresponsal y prolífico autor Warren Adler, y supone un ataque sin concesiones y a la yugular a la sagrada institución del matrimonio tan legitimada por las bases del ¨American way of life¨ en la era presidencial de Reagan: el marido y la esposa sosteniendo el pilar de una familia pura, educada y políticamente correcta. Y si además se le añadía una tremenda relación amorosa detrás pues mejor.
Sin embargo no todo tenía por qué ser así. El ejemplo de Jonathan y Barbara Rose constituye la apostasía más radical de esa absurda creencia...y es que las cenas a la luz de las velas, las caricias, el ¨sí, quiero¨, la paternidad y el mantenimiento de la unidad bajo el mismo techo a veces no entraña felicidad alguna, a veces esos años de juventud, un bonito sueño cargado de promesas, no eran más que la crónica de una muerte anunciada. Lo que fue amor ya no lo es, y en vista de este vacío el ser humano tiende a marcar su territorio y a mimetizarse con él dejando los sentimientos abandonados en algún rincón oscuro; sólo queda la avidez por lo material.

El muy inteligente Danny DeVito decidió llevar al cine la agria novela de Adler reuniendo al dúo Michael Douglas/Kathleen Turner, con el cual ya había colaborado y tan infalible había demostrado ser como reclamo en taquilla en la aventuresca ¨Tras el Corazón Verde¨ y su secuela; sin duda este pequeño actor y cineasta fue el indicado para plasmar en imágenes el texto con todo el sutil e incisivo humor negro que le caracterizaba (y al que tan buen uso dio en ¨Ruthless People¨ o en su debut a la dirección ¨Tira a Mamá del Tren¨), partiendo del guión del televisivo Michael Leeson.
Tan inteligente es DeVito que se reserva un gran personaje, el del abogado y amigo del protagonista, Gavin (muy distinto a como es en el libro), haciendo las veces de narrador, cáustico consejero y trobador de esta gran epopeya de desamor: ¨Si un hombre que cobra 450 dólares la hora quiere contarle algo gratis...le interesa escuchar¨, y vaya si nos interesa, al igual que el anónimo cliente, en cuya piel nos ponemos. En efecto Oliver (que no Jonathan) y Barbara (nombre a la altura de su personaje) son los héroes de la historia, dos jóvenes desconocidos y llenos de vitalidad que acaban enamorándose perdidamente en un precioso escenario lluvioso de Nantucket.

Homólogos algo más crecidos de los Oliver y Jenny de ¨Love Story¨ o de los Kinichi y Akiko de ¨Besos¨; una conversación improvisada, un beso de despedida y una escena de cama bañada por la luz de una preciosa puesta de Sol a través del ventanal: el director esboza un bonito inicio que despide aroma de cine romántico clásico y empalagoso, pero su DAmato nos baja de las nubes de un plumazo mientras los protagonistas siguen en ellas con la cortante ¨Suena a cuento de hadas, ¿verdad?...y lo fue¨. Sólo llevamos un cuarto de hora y sí, demasiado perfecto estaba siendo todo, señal inequívoca de un drástico giro de acontecimientos.
Hacen su entrada, entonces, los enemigos naturales del amor romántico e ideal: la ambición, el ansia de poder y la ascensión social. La incomodidad, lenta pero invasiva, empieza a viciar la atmósfera, las miradas cortan el aire como estrellas shuriken, la calidez del hogar se está congelando, los dos preciosos niños son bolas de sebo y los rostros de los casados revelan ya sus primeras arrugas de insatisfacción. Aun mudándose todos a un nuevo escenario donde proseguir con el idilio familiar, Leeson y DeVito no permiten el menor atisbo de una auténtica felicidad, habida cuenta de que todo lo relacionado con la época dichosa de Oliver y Barbara se ha despachado en poco más de 20 minutos.

La nube no tarda en deshacerse (al menos para nosotros) y si antes la pareja podía ser reflejo de las de los films de Hiller y Masumura, años después son más bien un fiel trasunto de los Dan y Valerie de ¨Divorcio a la Americana¨, los Robert y Angela de ¨La Batalla de los Sexos¨, los George y Martha de ¨¿Quién teme a Virginia Woolf?¨, y ni director ni guionista se prestan a brindar un mínimo de empatía por ellos: el conservadurismo y la actitud de depredador de negocios de Oliver choca con la fuerte e independiente personalidad de Barbara, asfixiada en la rutina y la insatisfacción.
La sustitución del amor sentimental por el amor material, de todos modos, ha terminando consumiendo y pudriendo sus almas, y es el ego lo único que logra hacer eco en las paredes de una casa cuya amenaza de derrumbarse está siempre a la vuelta de la esquina; de testigos mudos: una amable sirvienta extranjera, los hijos Josh y Carolyn, algo impasibles frente al resquebrajamiento paterno, y un perro y un gato que también reflejan a la perfección la relación de los protagonistas. Hasta que por fin sucede lo que tanto tiempo se lleva pronosticando, siendo un falso infarto el revelador detonante de los odios soterrados, el resentimiento mal disimulado y las desilusiones recalcitrantes; se declara la guerra y la veda está abierta.

La siguiente hora se dedica a recrudecer el ambiente como no nos podemos imaginar, dejando que surja el gen de la venganza cuidadosamente anidado en los interiores de los casados durante todos estos años. Algunos se ponen de parte del hombre, quien siempre se esforzó para lograr la comodidad de su esposa; otros de parte de ésta, perdiendo su verdadera personalidad y obligada a vivir bajo una aplastante rutina. Oliver sigue siendo romántico y persevera en su ideal de amor, además de en su inmadurez y soberbia, ella es fría, calculadora y sádica, el modelo perfecto de la ¨femme fatale¨ del ¨noir¨ pero con la psicopatía triplicada.
Ambos desquiciados y egocéntricos, ambos estomagantes y repulsivos, sus almas han sido engullidas por las paredes del monstruo que es el hogar conyugal, el cual los retiene a voluntad provocando un clima angustiante e implacable no lejano del modelado por Peckinpah en ¨Perros de Paja¨, donde sólo puede germinar la presencia de la maldad; y mientras Gavin regodeándose con afilado sarcasmo. No hay que esperar mucho para que las palabras, miradas, amenazas y gestos se transformen en un duelo encarnizado por la soberanía del territorio y el deseo de triunfar sobre el otro.

Y así será, reservándonos el director un último acto que es puro delirio y desenfreno, del más autodestructivo, mandando a paseo todo atisbo de moral y lógica; ¿es concebible tanto odio?, ¿es necesaria tanta violencia? ¿Importa discernir? Ya no hay realidad que valga para los casados, o quizás sí la hay, una realidad distorsionada, difusa y torcida (la observada por Josh a través de los prismáticos). Es la realidad que les atrapa y que intentan despedazar, con patadas, mordiscos, arañazos, puñetazos, zancadillas, quemaduras y objetos varios para lanzarse. Arden los cimientos (y el culpable empieza siendo un árbol de Navidad).
Puede que ni siquiera Nicholson y Duvall llegasen al grado de mala uva y locura al que sucumben unos soberbios Michael Douglas y Kathleen Turner, de algún modo repitiendo (mucho más locos y enervantes) a los Dan y Matty de ¨Atracción Fatal¨ y ¨Fuego en el Cuerpo¨. DeVito les secunda con su particular sentido del humor y así Marianne Sägebrecht, Heather Fairfield, un Sean Astin aún imberbe y un también joven Dan Castellaneta atendiendo en silencio a este crudo relato de bajas pasiones, ambigüedad moral y ácido humor que arrasaría la taquilla a finales de aquel 1.989 y que dejó momentos realmente memorables dentro de la comedia negra de la época presagiando así el género en los siguientes años 90.
Momentos como esa antológica y amarguísima conclusión que es en realidad una versión torcida de la de ¨Duelo al Sol¨, y es que DeVito no tiene a bien brindar un gesto de redención final como el que tuvieron Lewton y Pearl. Maldad pura, señores.

¿Y la moraleja, aparte de que los amantes de los perros no deben casarse con los amantes de los gatos? No se sabe.
Quizás Barbara debió proponer aquel famoso remedio para la ruptura del matrimonio que Alice lanzó a Bill al final de ¨Eyes Wide Shut¨: ¨follar¨.



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sesero

  • 13 Nov 2016

3


La película tiene un guión mal construido en el que no se entiende por que la esposa llega a odiar tanto al marido, es aburrida y nada graciosa, demasiado burda y exagerada para tomársela en serio como crítica o metáfora del matrimonio, como que tampoco es un drama ni de lejos, el personaje de Kathleen Turner me resulta despreciable... buenas actuaciones de la pareja protagonista y nada más, muy muy decepcionante. La dirección es mediocre con planos pedantes e innecesarios, y lo peor es que no tiene ritmo ninguno, no es de extrañar con un actor metido a director por enchufe..



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franjadimo

  • 29 Dec 2010

7


excelente pelicula con una historia perfectamente contada de principio a fin , las actaciones muy buenas douglas, tuenner y devvito cumplen su cometido con personajes divertidos y algo dramaticos y un final estupendo y con toques tragicos, una pelicula para ver varias veces sin aburrirse.



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Críticas: 5


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