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bigladiesman

Críticas de bigladiesman

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Saqueo en la Ciudad Saqueo en la Ciudad 28-01-2021
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Tercera adaptación del Parker de Donald E. Westlake, estrenada menos de tres meses después de “A quemarropa”. Es una modesta coproducción francoitaliana que en esta ocasión sí es oficial, y está basada en la novela “The Score”.

Protagoniza esta vez el actor de carácter especialista en noir y pelis policíacas – sobre todo de serie B – Michel Constantine, cuyo Parker se llama simplemente Georges (casi todos los personajes son conocidos solo por el nombre de pila), hombre desconfiado, de miras realistas, chistosillo y solo un poco violento (no es una bestia parda como el original). No es un protagonista absoluto, sino solo el coordinador de un equipo – que a ratos casi resulta simpático con sus curiosos modos - formado para perpetrar un atraco de 300 millones de francos en una [ficticia] ciudad de provincias francesa. Su jefe es Edgar - el malogrado actor, aparentemente más de teatro que otra cosa, Daniel Invernel -, un tipo ambicioso pero que no ha delinquido antes y parece bastante zote con sus fantasías de supergolpes; pero el hecho es que les va saliendo bien. Pero, claro, si las cosas no se torcieran en algún momento no habría emoción, ¿no?
El hecho de que los intérpretes no sean estrellas en ningún caso hace que la acción sea coral y nos centremos en el argumento más que en los actores.

Dirige y co-escribe - junto a Claude Sautet, un prolífico guionista – Alain Cavalier, realizador que ha hecho un poco de todo en su dilatada carrera. Se nos entrega una película corta, de argumento interesante, ritmo pausado pero que engancha y acción verosímil. Todo ello con una gran sencillez técnica que le da cierto aire realista sin dejar de ser pura serie B de sesión doble. Lo único malo es que el motivo que tuerce la perfección del golpe, además de ser tópico, está un poco cogidito por los pelos. Pero bueno, como he señalado antes, ya es eso.

Corta, entretenida y logrando su propósito de ser un euro-noir sin más pretensión que entretenernos mostrando los entresijos de un gran atraco, es un producto dignísimo y que nos hace pasar una hora y media corta de lo más distraída


Origen USA Origen USA 22-01-2021
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Pues puede resultar extraño, pero la primera de las nueve adaptaciones al cine de Parker, el antihéroe de Donald Westlake, se adelantó un año a la de John Boorman con “A quemarropa”, fue no-oficial y corrió a cargo de Jean-Luc Godard. Está basada en la séptima novela de la serie: “The Jugger”.

El reparto tiene como estrella a una de las musas – y ex-esposa - de Godard, Anna Karina, que como la pistolera de alquiler Paula Nelson se convierte en la primera Parker cinematográfica. Una Parker mucho más sentimental y locuaz que el personaje en el que se basa y que viste coloristas jerseys, pero no es por ello menos mortífera. El resto del reparto, con extraños personajes con nombres de directores de cine, actores y otra gente que le gustaba (o no) a Godard incluye al cineasta húngaro László Szabó, al protagonista de “Los 400 golpes” Jean-Pierre Leaud o a la musa pop Marianne Faithfull como ella misma (cantándose alguna cosilla de los Rolling Stones, of course).

La película está planteada como una sátira-manifiesto político disfrazada comedia noir onírica, que combina elementos de “The Jugger” y del guion cinematográfico – no directamente de la novela - de “El sueño eterno” de Raymond Chandler. Aún surfea bastante en la ola de la nouvelle vague y tiene una estética pop a más no poder.
Los diálogos, como es habitual en Godard, son surrealistas, reflexivos y disquisitivos hasta el punto de resultar pomposos y dar incluso bastante rabia, pero algunas partes del guion y el montaje son bastante random – deliberadamente, claro - e ingeniosas y acaban haciendo gracia, para qué negarlo. Sirvan de ejemplo las inquietantes secuencias que se repiten dos veces seguidas por alguna razón (supongo) o los constantes martillazos al cuarto muro (los personajes saben que están en una película). El mensaje político es muy explícito y está en boga: se hace necesario parar el avance de la extrema derecha.

Técnicamente, pues lo dicho: nouvelle vague; mezcla entre teatralidad y naturalidad con planos cortos y sostenidos de los personajes mayoritariamente rodados en exteriores con sonido natural: poner el micro, que hablen y que salga lo que sea, como si estuviéramos en medio de la acción. Godard hace un magnífico uso del color, con una paleta y vestuario que le da a la película un aire vivaz.

Bueno, es una peli de Parker con poco de Parker y mucho de nouvelle vague. Si tengo que ser objetivo, me ha parecido correcta, visualmente muy atractiva e incluso con momentos de brillantez, pero subjetivamente se la dejo a quién guste de estas cosas: esta no tiene el aura mítica que hace de Alphaville o Pierrot le Fou disfrutables. Aunque debo decir que personalmente comparto el mensaje político que lanza, lo que encuentro aquí me resulta un batiburrillo ligeramente pop-art, pretencioso pese a su bajo presupuesto y encima se hace eterno a pesar de no llegar a los 90 minutos.
No digo que sea una mala película. No lo es en absoluto. Pero no es mi estilo de cine.


Payback Payback 20-07-2020
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Una de las dos versiones que existen de “Payback”, tercera adaptación al cine del “The Hunter” de Donald E. Westlake (alias Richard Stark). Esta versión es la que se lanzó comercialmente en las salas de cine, muy modificada por el propio Mel Gibson, que dirigió (sin acreditar) el resto de la película tras despedir al director y guionista acreditado Brian Helgeland.

Mel Gibson refleja bien desde el principio la inmoralidad de Porter (el nombre que ahora lleva Parker), un tipo para el que el fin justifica cualquier medio: le es igual si es con inocentes o culpables, roba, apaliza y asesina a quien sea por su dinero. Es uno de esos papeles de duro que le van como anillo al dedo. Su interpretación recuerda mucho al Parker de las novelas y creo que da el tipo físicamente.
Maria Bello, muy seria, es Rosie, una puta de lujo eternamente enamorada de Porter que lo ayuda en lo que puede y más. Al menos Porter aquí la corresponde.
El elenco de secundarios es solidísimo, con mucha base en la televisión: Lucy Liu es Pearl, una dominatrix tan despiadada como Porter y que busca venganza contra él;
el prolífico Gregg Henry es un Val Resnick brillante, medio chiflado y permanantemente a punto de explotar, con tics constantes y un toque masoca; David Paymer, actor de carácter que llegó a ser nominado a un Oscar en su día, es el patético criminal de medio pelo Art Stegman, muy próximo al concepto del la novela original; William Devane, superestrella por ser uno de los protas del exitoso spin-off de Dallas, California (Knots Landing), es el jefazo mafioso David Porter, también un buen trasunto del original. El excelente y carismático secundario John Glover (Smallville, Gremlins 2, Los fantasmas atacan al jefe, En la boca del miedo…) tiene un papel muy extendido respecto al montaje de Helgeland como Phil, ayudante de Porter. Kris Kristofersson tiene un papel que no comentaré por no caer en spoilers y hay cameos sorpresa de grandes estrellas que tampoco diré.

Guion fiel a la novela en espíritu pero no en ejecución: sigue la línea argumental básica pero hay muchas adiciones por parte del muy hábil Helgeland, como la inclusión de la mafia china, la de otra persona que busca venganza o polis corruptos (muy bien el eterno secundario de pelis de acción Bill Duke y el aguileño Jack Conley. Viendo la peli por segunda vez, los tipejos resultan incluso simpáticos), amén de un clímax muy distinto. Además, actualiza la historia y sube ligeramente el grado de violencia. La versión de cine tiene algo más de sofisticación, refinamiento y espectacularidad que el montaje del director, así como un par de escenas de acción extra, pero la narración de Porter resulta inútil e incluso molesta y como se ha dicho que hacia el la película se vaya por los Cerros de Úbeda respecto al original no acaba de convencerme del todo.

A nivel técnico es una película deliberadamente sobria, con colores aún más apagados que los de la versión Helgeland, lo que le da un aire más tétrico – y un poco comiquero - a la acción (y el truco es fácil: solo darle un tono más azulado a lo que se ve), falsa ambientación neoyorquina (es Chicago y Los Ángeles) y una música noventera de Chris Boardman (no confundir con el ciclista británico de la época) muy marchosilla e influenciada por las bandas sonoras de pelis de acción de inicios de los 70. Eso sí, me da la impresión de que en el esfuerzo por hacer un producto algo estilizado, en algunas escenas, las más íntimas/introspectivas, se pasan de rosca, en especial en el sonido: a ratos los diálogos ni se oyen (al menos en la VO). En este aspecto se pasan de pretenciosos y de querer ser “artsy”, que dicen ellos.

En líneas generales, como el montaje del director, me ha parecido una película estupenda, excitante, que no llega al nivel de “A quemarropa” pero que adapta más que dignamente el material original. Ambas versiones compensan sus defectos frente a la otra añadiendo sus propias virtudes. Esta, en general, tiene mejor acabado técnico que va versión Helgeland pero es ligeramente inferior a nivel de historia. Coincido con la opinión mayoritaria de que ambas merecen ser valoradas con igual nota.


Payback: Straight Up Payback: Straight Up 19-07-2020
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Una de las dos versiones que existen de “Payback”, tercera adaptación al cine del “The Hunter” de Donald E. Westlake (alias Richard Stark). Esta versión es el montaje del director y guionista original Brian Helgeland antes de ser despedido, un poco más centrado en la novela original que la versión revisada que lanzó Warner Bros.

La película empieza igual que la novela: Porter (así llaman aquí a Parker), cruza un puente neoyorquino. Está cabreado. Muy cabreado.
Mel Gibson refleja bien desde el principio la inmoralidad de Porter, un tipo para el que el fin justifica cualquier medio: le es igual si es con inocentes o culpables, roba, apaliza y asesina a quien sea por su dinero. Es uno de esos papeles de duro que le van como anillo al dedo. Su interpretación recuerda mucho al Parker de las novelas y creo que da el tipo físicamente.
Maria Bello, muy seria, es Rosie, una puta de lujo eternamente enamorada de Porter que lo ayuda en lo que puede y más. Al menos Porter la trata mejor de lo que Lee Marvin trataba a Angie Dickinson en “A quemarropa”.
El elenco de secundarios es solidísimo, con mucha base en la televisión: Lucy Liu es Pearl, una dominatrix tan despiadada como Porter y que busca venganza contra él;
el prolífico Gregg Henry es un Val Resnick brillante, medio chiflado y permanantemente a punto de explotar, con tics constantes y un toque masoca; David Paymer, actor de carácter que llegó a ser nominado a un Oscar en su día, es el patético criminal de medio pelo Art Stegman, muy próximo al concepto del la novela original; William Devane, superestrella por ser uno de los protas del exitoso spin-off de Dallas, California (Knots Landing), es el jefazo mafioso David Porter, también un buen trasunto del original. Hay también uno de los cameos sorpresa del original, y destaca la ausencia de Kris Kristofersson.

Guion fiel a la novela en espíritu pero no tanto en ejecución: sigue la línea argumental básica pero hay muchas adiciones por parte del muy hábil Hegeland, como la inclusión de la mafia china, la de otra persona que busca venganza o polis corruptos (muy bien el eterno secundario de pelis de acción Bill Duke y el aguileño Jack Conley). Además, actualiza la historia y sube el tono de la violencia.

A nivel técnico es una película deliberadamente sobria, con colores apagadotes, falsa ambientación neoyorquina (es Chicago y Los Ángeles) y una música noventera muy agradable.

A falta de ver la versión final que apareció en cines, este montaje del director me ha parecido una película estupenda, excitante, que no llega al nivel de “A quemarropa” pero que adapta más que dignamente el material original.
Para que sea más fácil entenderlo, esta peli deja un regusto setentero, mientras la versión comercial es una peli de acción noventera a full.


El Enemigo Público El Enemigo Público 19-07-2020
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Película seminal del cine negro que catapultó a la fama a James Cagney, muestra como otras muchas lo harán con posterioridad, la veloz escalada de un criajo a capo de la mafia. El rostro aniñado de Cagney, que entonces ya tenía 32 años y una carrera labrada en Broadway, le permitió interpretar al adolescente cabrón y al adulto megalómano sin apenas cambiar; tan solomcon arreglos en el vestuario para mostrar su escalada. Hecha en el momento oprtuno con un reparto más que adecuado, esta película ofrece mucho y es muy importante para comprender la evolución del género noir y el policíaco.

James Cagney interpreta a Tom Powers, un tipo no muy brillante a nivel de inteligencia, hijo mimado de una familia pobre rudo, violento, mujeriego, expeditivo y decidido, y al mismo tiempo fiel a la amistad y cargado de principios dentro del código del hampa. Su actuación es como la de otros muchos gángsters del cine, salvo que la suya es la primera de su tipo, logra que el público se identifique con él a pesar de todo (sobretodo hacia el final, donde es convertido en una especie de justiciero psicópata. No digo más), más aún que Edward G. Robinson en su ¨Little Caesar¨. Cagney puso aquí una piedra de toque para el futuro del cine, convirtiéndose en estrella de la noche a la mañana.
Lo acompaña una impecable aunque lamentablemente poco aprovechada Jean Harlow, camino del estrellato; Mae Clarke, que ese mismo año haría ¨Frankenstein¨ con Karloff, no acreditada pero brillante como siempre que actuó junto a Cagney, haciendo la famosa escena del pomelo; Edward Woods es el eterno amiguete de Cagney, y lo acompaña más que correctamente. La impecable dirección de William Wellman, director de varios clásicos, hace mucho.

El guion de Harvey Thew, nominado a un Oscar, es cínico, violento (hay que tener en cuenta que esta peli es pre-código), fácil de seguir y no le falta un sentido del humor políticamente un poco incorrecto. La suma de todo crea una trama interesante y que engancha.

Técnicamente está especialmente lograda la fotografía. Wellman experimentó con elementos de cine mudo y nuevos ángulos de cámara que le dan a la película un aspecto bastante avanzado para su época. El resto cumple de sobras, buscando ante todo un crudo realismo.

Una película importante, quizá no tan recordada como otras de su época, que sentó las bases de las pelis ¨de polis y serenos¨, que evolucionarían hacia el moderno cine policíaco. Vale mucho la pena.


Contacto Total Contacto Total 15-07-2020
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Chow Yun Fat colabora con uno de sus directores fetiche, el malogrado Ringo Lam, en esta segunda adaptación – parcial y no oficial – de The Hunter/A quemarropa de Donald E. Westlake, la primera aventura de su famoso personaje Parker.

Chow Yun-Fat, por entonces ya un gran estrella en Asia, es Ko Fei, el trasunto de Parker: un criminal implacable, aunque con trazas honorables – al contrario que Parker – y que parece que desearía abandonar esa vida y sentar la cabeza con su mujer, la dulce stripper Mona (Ann Bridgewater). Traicionado por un supuesto aliado, que además ha asesinado a su amigo Chung (King-sang Lee), se lanza a la venganza no solo por él, sino por una familia inocente que queda pillada en medio del follón (solo logra salvar a la desfigurada hija y al perro). El tipo en cuestión es Judge, un taradísimo y despiadado atracador profesional que se pavonea con sus aterrorizadas víctimas haciéndoles trucos de magia mientras los tortura y asesina lentamente. Interpretado estupendamente por Simon Yam, Fat y Yam se lanzan a un notable duelo interpretativo.
Y, bueno, no son los únicos. La banda de Judge come aparte de su jefe: Bonnie Fu es Lau Ngang, una atracadora psicópata y obsesa sexual – se masturba durante los “trabajos”, pues la violencia la pone como loca - que se ríe como una hiena; Frankie Chi-Leung Chan es Psycho, que es lo que su nombre indica: una descerebrada máquina asesina. Luego está el interesante y acertado papel de traidor del actor Anthony Chau-Sang Wong: el exmejor amigo de Ko Fei y primo hermano de Judge, que causa todo el follón solo porque quería pagar el funeral de la madre de Fei, que no tenía dinero para costeárselo y una cosa llevó a otra (como dicen, los cementerios están llenos de buenas intenciones). Y encima le roba a Mona. Para redimirse, tendrá que ayudar a Ko Fei a vengarse

Escrita por Ringo Lam fusilando en algunos momentos la novela “The Hunter” de Donald Westlake (alias Richard Stark), la película tiene todos los ingredientes de un noir oriental desde que John Woo, Takeshi Kitano y el mismo Lam revolucionaran el concepto en los 80: personajes extraños, ambiente macarra, cierta comicidad ácida, estética de videoclip, escenas de acción muy cuidadas (hay incluso escenas en tiempo bala) y ultraviolencia y sexo supurando fotograma por fotograma. Sin ser una maravilla, engancha desde el primer momento.

Cuidado aspecto técnico: acción y montaje trepidantes como es norma en Hong Kong, colorida, excelente y feísta ambientación en exteriores de Bangkok y banda sonora blues-rock la mar de marchosa.

Lejos de ser una obra maestra del noir asiático, si que es un muy buen exponente, un visionado agradecido yamén de un entretenimiento de alto voltaje para el que busque una peli de acción trepidante y visualmente chula.


Aterriza como Puedas 2 Aterriza como Puedas 2 10-07-2020
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Secuela de “Aterriza como puedas” hecha por la Paramount sin aportación alguna de los creadores de la primera parte, Jim Abrahams y los hermanos Zucker.

El reparto está de nuevo formado por actores haciendo su papel con toda seriedad en un ambiente de comicidad. A Robert Hays, Julie Haggerty, Lloyd Bridges y Peter Graves se les unen Chad Everett (entonces más famoso por protagonizar “Centro médico” que otra cosa), Rip Torn, Chuck Connors, William Shatner, Raymond Burr y bastantes cameos, pero esta vez el conjunto no funciona tan bien.

Se intenta revivir el espíritu del original en el espacio pero no cuela: el debutante Ken Finkleman (junto a Al Jean y Mike Reiss de National Lampoon, más tarde más conocidos por su trabajo en Los Simpson) imita como puede (jur, jur) a los Zucker y Abraham, y aunque hay buenos momentos aquí y allá y la película en si es entretenida, no pasa de ser casi íntegramente un remiendo de la original, pero sin los flashbacks que le daban variedad (hay uno y es de lo mejor de la peli).

Técnicamente quizá supere a la primera parte a nivel de FX, pero en lo que respecta al resto, incluso buena parte de la música viene de la primera parte.

La verdad, no deja mucho que decir: es una secuela divertidilla pero que no llega en modo alguno al nivel de su antecesora, de la que depende en demasía. Dice bastante que con lo que me suelo enrollar en las críticas, os deje esto tan corto.


Aterriza como Puedas Aterriza como Puedas 07-07-2020
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Los antiguos colaboradores de John Landis Jim Abrahams y los hermanos Zucker compraron los derechos de una película semiolvidada, “Suspense… Hora Cero” y la convirtieron no solo en un clásico universal de la comedia sino en el punto de partida de todo un subgénero, las parodias descacharrantes de pelis de moda, que han dado resultados desiguales – a veces de vergüenza ajena - pero generalmente entretenidos.

La clave de la diversión de la película es que casi todos los actores hacen sus papeles en serio: Solo Julie Hagerty era una especialista en comedias. El actor shakespeariano Robert Hays y el ya hacía muchos años actor de carácter canadiense Leslie Nielsen estaban acostumbrados a papeles serios, al igual que las estrellas secundarias Peter Graves, Robert Stack (recordemos que hasta en “Ser o no ser” hacía de un personaje medio serio) o Kareem Abdul-Jabbar, que fuera en la cancha o en “Juego con la muerte” se había ganado fama de tipo formalísimo. ¿Resultado? Leslie Nielsen se convirtió en uno de los reyes de la comedia de finales del S.XX con todo merecimiento, Graves y Stack se autoparodiaron un porrón de veces desde esta película y resultó que Abdul-Jabbar era un cachondo.
Solo Lloyd Bridges (magistral clase de cómo hacer BIEN el payaso. Su carrera se centró en comedias el resto de su carrera gracias a su excelente actuación) y el insufrible Stephen Stucker (horrenda clase de cómo hacer FATAL el payaso. Pero a los yanquis se ve que les encanta este tío) hacen su papel en broma. Además tenemos una buena cantidad de cameos.

El guion de los Zucker y Abrahams consiste en un concepto simple en teoría, pero que se tenía que pensar: coger casi palabra por palabra la película original y rodearla de humor absurdo y políticamente incorrecto (aún hoy día, Peter Graves tratando de ligarse a un niño causa hilaridad e incomodidad a partes iguales), mezcla de sutileza y brocha gorda al estilo de las pelis de los hermanos Marx, mucha improvisación y pequeñas situaciones que requieren la atención del espectador, muy al estilo de lo que hicieron con Landis en “Made in USA” (“The Kentucky Fried Movie”) pero perfeccionándolo.

Técnicamente, más allá de las buenas maquetas de aviones, lo más destacable es una banda sonora perfecta para la película: Elmer Bernstein crea una música al mismo tiempo graciosa, inquietante y bella. Ideal para esta juerga.

Desde entonces hemos visto montones de este tipo de películas, a veces a cargo de los Zucker y Abrahams, o adoptadas por Mel Brooks, los hermanos Wayans o en descarados clones italianos. Pero ninguna alcanza a esta. Su influencia es aún palpable en el cine de hoy en día, y aunque no es perfecta (Stucker revoloteando como una mosca cojonera) sigue siendo lo mejor en su subgénero. Legendaria.


La Espía que me Amó La Espía que me Amó 25-06-2020
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Tras tres años de ausencia, James Bond estaba de vuelta y lo hizo a lo grande, recuperando una épica que no se veía desde “Solo se vive dos veces”

Roger Moore hace esta vez su mejor interpretación como Bond, y es en gran parte porque al fin, tras dos intentos, se vio claro que en este caso no era el actor el que se tenía que adaptar al guion, sino el guion el que debía adaptarse al actor. Moore está cómodo, se siente en su salsa e incluso tiene escenas donde su Bond logra transmitir cierta humanidad.
Barbara Bach es competente en según que escenas, pero su Anya Amatsova, presentada como la versión femenina de Bond, resulta a veces algo sosa, con aquella cara de estar continuamente asombrada.
El Stromberg de Curd Jürgens – que era de veras un polifacético y notablísimo actor y no es su culpa que le dieran un papel tan insípido - es uno de los peores villanos de la saga, claramente. No tiene un especial carisma, no es nada amenazador (más bien parece un viejo gruñón y bastante hipocondríaco. Eso sí, tiene buen gusto en música clásica) y como dijo un especialista en Bond en un libro, lo más temible que hace es ir pulsando botones, a veces con nefandas consecuencias.
Pero lo que le falta a Stromberg lo tienen sus dos secuaces Tiburón y Naomi. En especial el primero: Richard Kiel se encumbró como actor en el papel de Tiburón, un carismático gigante de dientes de metal ridículamente invulnerable que se mueve entre lo terrorífico y lo cómico con un acierto espectacular. Se gana la simpatía del espectador, sea grande o chico, desde la escena de templo de Karnak y jamás la ha perdido, incluso haciendo cameos como Tiburón de baratillo fuera de la serie (Mad Mission 3, Inspector Gadget). Uno de los mejores villanos que ha dado la saga.
Caroline Munro tiene un papel breve pero muy celebrado como Naomi, la secretaria y ocasional piloto y asesina de Stromberg: especie de versión femenina de Scaramanga, es un mujer bella pero a la que le gusta ensuciarse las manos; simpática pero mortal; refinada pero intrépida. Otro punto para esta legendaria scream queen.

Por petición expresa de Ian Fleming, que odiaba su propia novela, el guion es totalmente original (bueno, no tanto: es casi un remake mejorado de “Solo se vive dos veces”: no parece casual estando ambas dirigidas por Lewis Gilbert) y, tras pasar por una docena de destacadísimas manos, al final recayó de nuevo en Richard Maibaum, junto a Christopher Wood, un novelista que ya llevaba unos pocos guiones de cine escritos (aparentemente Tom Mankiewicz también aportó alguna que otra cosa de manera anónima). Como se ha dicho antes, se adapta el guion a las necesidades de Roger Moore: se vuelve a potenciar la comedia y la personalidad de los villanos, Bond resulta más simpático y las escenas de acción son constantes y trepidantes.

Sin duda, a nivel técnico, lo más destacado son los sets y diseños de Ken Adam, de Peter Lamont y de Derek Meddings. Se nota que después de que le dieran solo para él el mayor plató del mundo, el 007, se desfogó y disfrutó como un enano con el petrolero, un set gigantesco de cuya iluminación se encargó en secreto Stanley Kubrick (el legendario Claude Renoir hace un magistral trabajo de fotografía en exteriores, pero el pobre se estaba literalmente quedando ciego y tuvo que recibir mucha ayuda en los interiores). Por no hablar de los diseños orgánicos de Atlantis, la base de Stromberg, o del bellísimo Lotus Esprit amfibio. Se llevaron una nominación al Oscar (perdiendo ante Episodio IV: Una nueva esperanza, nada menos). Marvin Hamlisch se saca de la chistera una banda sonora que combina sonidos disco y pop la mar de marchosos y elegantes y una gran marcha épica para el clímax, completando su buen trabajo con la hermosa y pegadiza canción interpretada por Carly Simon “Nobody Does It Better”, un exitazo ese 1977. Se llevó una doble nominación al Oscar: banda sonora y canción.

La saga Bond resurgió con fuerza y se mantuvo otros 10 años con este magistral producto de acción setentera. Salvo por algunos deslices, es un peliculón de acción espectacular y un “must-see” para todo fan de Bond que se precie.


El Espadachin Manco El Espadachin Manco 16-06-2020
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Película seminal del cine de artes marciales que lanzó a la fama mundial a los Shaw Brothers y su productora, con un estilo crepuscular basado en los spaghetti westerns y los jidaigeki, violencia estilizada, personajes de moral dudosa y una puesta en escena sencilla pero elegante. Nacía el wuxia (pelis de artes marciales y espadachines de época) moderno.

Reparto principal cuajado de estrellas del cine de Hong Kong: Jimmy Wang Yu, la primera gran estrella del cine de artes marciales, protagoniza la película como Fang Kang, el espadachín titular; la primera dama de la Shaw Brothers Chiao Chiao es la chica de la película, Xiao Man, una campesina que odia la violencia; la bellísima Yin-Tze Pan, una de las actrices jóvenes más en boga de Hong Kong es la mimada hija del maestro de Fang, quien le corta el brazo en un berrinche de niñata llevado al máximo. Más odiosa que los propios malosos, oigausté.
Otro nombre importante es Tien Feng, uno de los protagonistas de “Furia Oriental” como el ya nombrado maestro de Fang Kang.

Chang Cheh, que hizo de las aventuras del espadachín manco una de las grandes sagas del cine de artes marciales y fue considerado el rey del género en los años 70 (incluso por encima de Lo Wei) dirige y co-escribe la película. Como el argumento no podría ser más simple, es en su dirección donde encontramos la clave de la película: aporta dinamismo y un aire de cierta solemnidad (a ratos exagerada hasta la autoparodia, por supuesto. Es un wuxia después de todo).

Encontramos aquí las claves de lo que será el cine de la Shaw – y con él, el resto de cine de artes marciales - tal y como lo conocemos en Occidente: coreografías espectaculares, saltos y brincos exagerados, ritmo trepidante (¡dura casi dos horas y aún se hace corta!), vivos colores, música tomada de otras películas (hay piezas de John Barry para “Desde Rusia con amor”) y una conseguida ambientación de época (esto es una especialidad propia de la Shaw).

Fantástico producto que se ve de un tirón gracias a su acción excitante y al interés que sucita ver las bases en las que se asienta el cine de artes marciales contemporáneo.


A Quemarropa A Quemarropa 15-06-2020
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El debut americano del entonces jovencísimo John Boorman no pudo ser más esperanzador, adaptando a uno de los villanos más “heroicos” de la literatura popular del S.XX: Parker, aquí llamado Walker, carismático y despiadado criminal que Donald E. Westlake (como Richard Stark) hizo aparecer en 24 novelas. Esta película adapta la primera y mejor de éstas “The Hunter”.

Lee Marvin, aparentemente lacónico, frío y mesurado pero en realidad furioso y destructivo, es Walker. Aunque quizá algo mayor para el papel, Marvin resulta monstruosamente duro, pero nos podemos identificar con él: su vida ya ha sido destruída y nada le importa salvo él mismo.
Angie Dickinson es Chris, cuñada de Walker, que está enamorada de él, pero el tío no le hace ni caso. Lo ayuda activamente y le da refugio, pero Walker está demasiado consumido por la ira como para soltarle un simple “gracias”, lo que la va poniendo histérica por momentos.
Keenan Wynn es Yost, un tipo misterioso que aparentemente ayuda a Walker a cumplir su venganza a cambio de las cabezas de los jefes de sus traicioneros excompañeros.
Deseo destacar el pequeño papel de Sharon Acker (“Cumpleaños mortal”) como Lynne, la traidora mujer y ahora ex-fulana del antiguo socio de Walker, Mal Reese (George Vernon). Como el personaje de la novela vive en constante depresión. Dickinson lo sabe transmitir muy pero que muy bien: la bella Lynne es ya solo la carcasa de una persona, consumida por su propia pena patológica. Habla y se expresa casi como una autómata y su mirada es ausente y derrotada. Auténtica “one scene wonder”.

El guion de Alexander Jacobs – malogrado experto en neo-noir y policíaco que nos dejó varias joyas en su breve carrera – y los hermanos Newhouse (más famosos como montadores que como guionistas), solo sigue la novela original a medias. Parker es un pícaro – pícaro muy hardcore, eso sí – solitario en la novela original, pero aquí cuenta con el aparente respaldo de policías corruptos, con otros detalles que otorgan un interés adicional a la trama más allá de la pura historia de venganza de la fuente original, llevándonos a un enigmático final.

Boorman introduce un montaje revolucionario en la época, jugando con los tiempos narrativos, los planos y el sonido para crear un ambiente inquietante y extremadamente tenso. A veces parece una peli de terror, donde un sustazo en forma de estallido de violencia repentino espera en cualquier momento. La ominosa y cacofónica banda sonora de Howie Mandel multiplica esa sensación de desasosiego y de pesadilla. El resto se caracteriza por la sobriedad y la voluntad de mostrar una ambientación urbana y muy realista.

Maravilloso thriller neo-noir donde Boorman deja su carta de presentación. Desasosegante y novedoso para la época, clava al espectador allí donde esté sentado desde el primer segundo, con esa cegadora luz roja, hasta el final con una trama interesantísima y ben llevada por notables interpreteciones y un montaje magistral.


El Conde de Montecristo El Conde de Montecristo 06-06-2020
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Épica y semiolvidada adaptación del clásico de la literatura de aventuras “El conde de Montecristo”. La huida y venganza de Edmundo Dantés contenida en 4 horas.

Jean Angelo, actor excesivamente veterano para el papel pero que más o menos encaja (era todo un mazas, el tío), es Dantés, y lo rodean de destacados secundarios: las estrellas del expresionismo alemán Lil Dagover y Bernhard Goetzke son Mercedes y el abate Faria respectivamente, Ernest Maupain, que había hecho carrera en Hollywood, es el armador Morrel, y el importante actor de carácter Gaston Modot, que trabajó con casi todos los grandes del cine de la primera mitad del S.XX como Buñuel, Carné, Renoir, Clair, Linder o Gance, es el vesánico Fernand Mondego, conde de Morcerf.

Dirección y guion de Henri Fescourt, que divide la película en dos partes: La primera, las andanzas de Dantés, muy fiel a la novela pero cambiando varias escenas de lugar para hacer el argumento más comprensible (el original tenía flashbacks a cada momento y se perdía uno); la segunda, la venganza de Montecristo, la encuentro demasiado precipitada, cargándose varias escenas y personajes interesantes (incluído uno de los objetivos de Dantés). Emcontramos pues en la primera parte el mismo ritmo pausado pero en todo momento interesante que en el folletinesco – y altamente recomendable, ya que estamos - original. Hay algunos errores de concepto, pero son secundarios. En la segunda todo se acelera mucho, quizá demasiado.

A nivel técnico, es una película suntuosa bajo el mando de Boris Bilinsky, un importante diseñador de decorados y vestuario: la primera parte se caracteriza por una ambientación muy lograda en exteriores de Marsella, el castillo de If y, quizá, la misma isla de Monte Cristo, con escenas rodadas en hermosos barcos. La segunda, en cambio es un seguido de interiores espectaculares, pinturas matte y vestuario de época que dan una impresión de lujo y grandeza, pero también de corrupción y bajeza (que Edmundo se encargará de destruir para nuestro solaz esparcimiento y disfrute).

No es ni mucho menos una obra maestra pero sí una más que aceptable y bastante reivindicable adaptación del relato de Dumas, repleta de detalles bastante majos (y alguno que da un poco de grima).


Vive y Deja Morir Vive y Deja Morir 19-04-2020
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[Revisión 19/04/20]

Y otro Bond nuevo. Más viejo, ya famoso de entrada, más guapote (el sex-appeal es otra cosa), mucho más limitado como actor - y consciente de ello - y más señorial que Connery, considerado como Bond incluso antes que Dr. No y dispuesto a crear su propio personaje: el entrañable Roger Moore.

Esta peli inicia toda una nueva etapa en la saga Bond: la reconversión de 007 en un héroe para todos los públicos, y al mismo tiempo la tendencia de la serie a seguir las últimas tendencias cinematográficas, en este caso el blaxplotation, cuyos fans adoran esta peli. Es, además, de momento la única peli Bond que trata fenómenos paranormales. Está dirigida por Guy Hamilton y a pesar de los momentos de comedia desenfadada es una de las pelis más oscuras de la saga.

Roger Moore es un Bond maduro (46 años) elegante, chistoso y menos violento. El problema es que resulta demasiado frívolo para el personaje. Iría evolucionando en este aspecto, pero lo importante es que disfruta mucho interpretándolo. Y lo sabe transmitir al público. Siempre lo supo hacer. Lo acompaña una jovencícima Jane Seymour, que como en toda su carrera posterior resulta demasiado cursi y distante. La fuerza de esta peli reside en el excelente reparto de intérpretes negros: Un Yaphett Kotto en los inicios de su carrera como secundario de lujo interpreta al siniestro y malencarado Dr. Kananga, y también al vacilón mafioso Mr. Big; Julius W. Harris, un tipo siempre cumplidor que hizo carrera en los 70 y los 80 es el sádico y simpático Tee-Hee, un esbirro con un brazo mecánico que le dota de una fuerza casi sobrehumana. Pero el que se come todo es el gran actor, director y coreógrafo teatral trinitense Geoffrey Holder: famoso por sus imponentes físico y voz, es un actor de excelente expresión corporal, con una risa inolvidable (sus anuncios de 7up, donde su risa era parte del eslógan, son un hito de la publicidad yanqui). Este mito de Broadway es la verdadera estrella de la película, ni más ni menos. Gloria Hendry es bellísima y tiene un cuerpazo, pero su Rosie Carver... Solo podemos identificarla uno de los mayores EPIC FAILS de la saga, y no es del todo culpa de Hendry. También tenemos al temible Adam, un matón mafioso decidido y resilente, muy bien interpretado por el brillante doble - quizá uno de los mejores del mundo entonces - Tommy Lane (ya famoso por ser el esbirro que Shaft tira *realmente* por la ventana en ¨Las noches rojas de Harlem¨), y una debilidad personal mía: el cachondo del taxista, Arnold Williams.
Otros secundarios son Clifton James, gran actor de carácter, que interpreta al racista, facha y atolondrado sheriff J.W. Pepper, personaje cómico que muchos fans odian y otros (entre los que me incluyo) aman. Un David Hedison - gran amigo de Roger Moore- convertido ya en actor de culto por ¨La mosca¨ y sus colaboraciones televisivas con Irvin Allen es el primer Felix Leiter que repitió papel.

Tom Mankiewicz, esta vez en solitario, crea un guion a la medida de Moore, donde prima la acción y el humor, y así es: concebida muy en plan serial antiguo, la película es una orgía de persecuciones sin apenas descanso con muchos chistes de por medio, bajo la ambientación menos galmourosa de toda la saga (es una película sórdida, sobretodo en las escenas rodadas en las partes más deprimidas de Nueva York). Sin embargo, sin Richard Maibaum para asistirle esta vez, comete algunos errores que resultan en tremendos agujeros argumentales, y hacen que la película se resienta ligeramente. Syd Cain y Peter Lamont se encargan de redondear la ambientación con unos sets austeros pero de muy buen gusto.

Sin, duda, a nivel técnico, lo más destacado son las escenas de acción, montadas con una habilidad comparable a la del mejor Peter Hunt por un equipo de tres personas con experiencia en la saga (siendo John Shirley el más destacado), y el trabajo de los especialistas.

George Martin, productor de los Beatles, crea una banda sonora funk-pop, muy distinta a lo hecho por John Barry. Bastante agradable y considerada por los fans de la música de las pelis blaxplotation como una más que correcta imitación británica de los trabajos de Isaac Hayes, Bobby Womack, Marvin Gaye o incluso el mismo Gordon Parks como compositores (Martin siempre negó haber sido influenciado por ellos, dicho sea de paso). Captura bien la esencia del funk de la época sin perder su estilo pop. La célebre canción de Paul McCartney y sus Wings es una de las más memorables y populares de la saga, y una de las más famosas de su larga e hiperexitosa etapa post-Beatle.

Divertido debut de Moore con un gran elenco de secundarios y unas escenas de acción espectaculares y creativas que marcó el cambio (no necesariamente para mal) de la saga Bond de entretenimiento adulto a producto deliberadamente hecho para el consumo masivo.


12 Años de Esclavitud 12 Años de Esclavitud 04-04-2020
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La película trinfadora de los Oscars de 2014 no solo supone quizá el mejor relato cinematográfico sobre la escalvitud en las Américas que se haya visto sino que además ha sido una tremenda cantera de talento delante y detrás de las cámaras.

Reparto de auténtico lujo con actores que este 2020 ya son estrellas consolidadísimas: Chiwetel Ejiafor (formidable el inglés llevando el peso de la acción en todo momento como Solomon Northup, un hombre cualquiera que con sus virtudes y defectos atrapado por una forma de entender la sociedad basada en la sangre y el sudor de otros sin nada a cambio salvo sufrimiento), Lupita Nyongo’o (la imagen misma de la desesperación y el dolor, a punto de volverse loca por culpa de esa sociedad que se abalanza sobre ella. Su Patsy la llevó al Oscar), Michael Fassbinder (como terrateniente psicópata que pone de los nervios), Benedict Cumberbatch (como terrateniente cuerdo), Paul Giamatti (corto pero memorable papel como baboso traficante de carne humana) o Brad Pitt (que era el gran gancho cuando la peli se estrenó y solo sale unos 5 minutos).

Steve McQueen como director y John Ridley como guionista (llevándose a casa un Oscar por su adaptación de la autobiografía de Solomon Northup) imprimen a la película dos ritmos: ora es endiablada, ora es extremadamente lenta, según la parte que interese remarcar. También se percibe cierto aire de documental (leo que deliberadamente evitado a nivel estético, pero que se da), con diálogos cortos, mucho énfasis en la imagen y un juego cronológico tarantiniano (el editor John Walker, uno de los mejores del momento, imprime también su sello), mostrándonos escenas que van adelante y atrás en el tiempo pero que en contexto son perfectamente comprensibles en todo momento. Particularmente estremecedora es la escena en que vemos a Northup colgando de una cuerda y a punto de morir ante la indiferencia de los otros esclavos durante más de un minuto y medio: un plano contínuo, sin música, sin edición. Pocas veces me he sentido tan enfermo viendo una película.

La historia, bien, en el título viene todo: se nos muestra esa lacra milenaria que es la esclavitud, y Ridley no se anda con chiquitas mostrando la maldad de los terratenientes sureños, que deshumanizaban a aquellos de los cuales debían su parasitaria manutención.

Es una película bellamente rodada, con una ambientación de época conseguidísima, sobria, no buscando el espectáculo sino la credibilidad: supuso sendas nominaciones al Oscar para Adam Stockhausen - quizá el mejor diseñador de cine actual - con el que fue su primer gran producto y para Patricia Morris (El precio del poder, Víctor o Victoria, Capricornio Uno, Twin Peaks) en el que fue su último proyecto. Merecen a nivel personal una mención especial las pequeñas piezas minimalistas, deliberadamente cacofónicas y además muy contemporáneas, contrastando con la ambientación, de Hans Zimmer.

En resumidas cuentas una obra maestra que nos muestra no solo un hecho histórico, sino cómo ha evolucionado la sociedad actual y la industria del cine: de peliculón a peliculón, del “Lo que el viento se llevó” a “12 años de esclavitud” vemos a la sociedad americana cambiando, aceptando al fin su historia y al cine pasando del academicismo preciocista de los grandes estudios a la voluntad de experimentación y crudeza (sin perder por ello belleza formal) del Hollywood de raices indie e influencias internacionales.


Diamantes para la Eternidad Diamantes para la Eternidad 02-04-2020
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Tras la espantada de George Lazenby, United Artists logró, ofrecieciéndole el mejor contrato de la Historia del Cine, que un Connery fondón y patilludo volviera a ponerse el esmoquin y el gato en la cabeza para... La parodia definitiva de 007. ¿Quién necesita a Austin Powers con Bond parodiándose oficialmente? Mucha gente odia esta peli. Yo la amo: es una de las cumbres del bizarrismo setentero, con situaciones increíbles, color, humor chabacano y acción, como siempre, a tope (aunque aquí no llega al nivel de varias pelis anteriores.

Connery se vuelve a divertir siendo 007, consciente de que su mano está por todos lados en esta producción. Va seguro, contento y soltando y aguantando chistes sádicos en medio de escenarios salidos de peli del Rat Pack. No es el mismo que hasta Goldfinger, pero supera sus dos actuaciones anteriores (aunque está ridículo montado en un quad). Charles Gray interpreta a un Blofeld rarito, muy inglés pero absolutamente pasado de vueltas que adelanta su actuación en ¨The Rocky Horror Picture Show¨. Jill St. John empieza bien y está estupenda físicamente, pero por obligaciones del guion se acaba cargando su actuación, pasando de mujer independiente que no sabes de qué va a tonta del bote. Lana Wood luce palmito y está simpática, pero nada más. El excelso y excéntrico Bruce Glover, padre de Crispin, y el amateur Putter Smith (bajista de jazz clásico que suele actuar mucho por estos lares), que parece una versión en flaco de Santiago Segura, son los grandes imanes de esta peli: los asesinos homosexuales y cínicos Wint y Kidd. Y tenemos algún pequeño papel simpático, como el del cantante country Jimmy Dean ¨El Rey de la Salchicha¨, el del prota de King Kong, Bruce Cabot o el cortado cameo de Sammy Davis Jr.

El guion es mediocre y confuso por ser blandos, pero deliciosamente extravagante. Los diálogos son irónicos y llenos de chispa, con chistes próximos a los de la era de Roger Moore, pero más crueles y maduros. Tom Mankiewicz, de la famosa saga de cineastas, fue el encargado de la renovación, junto a Richard Maibaum.

El montaje y la fotografía son correctos pero aquí se nota la baja de Peter Hunt (aunque John Glen ya había demostrado por su lado ser todo un maestro de las escenas de acción en ¨Al servicio secreto de Su Majestad): las peleas están bien, pero las persecuciones y el clímax se quedan muy cortos. Además hay un gran error de montaje durante una de las persecuciones, subsanado además de la manera más torpe posible. Los FX son malos de solemnidad: se dejaron mucho dinero en Connery y se nos ¨deleita¨ con los peores efectos especiales, fotográficos y maquetas de toda la saga. Ken Adam vuelve a elaborar excelentes sets, pero no impresionan tanto como los anteriores.

La banda sonora de John Barry es excelente, aunque no tanto como su anterior trabajo. Sigue jugando con el jazz y la música sinfónica, pero aquí se inclina completamente por el jazz, creando el score más divertido en toda la saga. La canción, con abundantes arreglos setenteros, vuelve a estar a cargo de Shirley Bassey, que la canta de manera seductora y erótica.

Es una debilidad personal mía, al igual que ¨El justiciero de la noche¨ u otra peli de la saga Bond, ¨Licencia para matar¨. El bizarrismo de esta peli no se ha vuelto a ver en la saga, y ello la convierte en un producto extravagante que a los fans más frikis del agente secreto nos encanta (la mayoría lo odia) por su valor autoparódico y un cierto - falso, fue una peli de ALTÍSIMO presupuesto - regusto a serie B que a veces parece deliberado, al contrario de ¨Nunca digas nunca jamás¨, cuyo encanto reside en lo ochentera que es. Un 9 inmerecido pero muy personal. A esta peli le debo ser fan de Bond cuando la vi en la tele siendo adolescente. Y eso es mucho.


007 Al Servicio Secreto de su Majestad 007 Al Servicio Secreto de su Majestad 20-03-2020
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[Crítica revisada el 20/03/2020]

Nuevo Bond, nuevo estilo.

Con el principiante George Lazenby recogiendo el difícil testigo de Connery, la producción se concentró en el aspecto técnico bajo la dirección del montador Peter Hunt, que intruduzco nuevas técnicas, una estética pre-setentera y, mayor realismo y fudelidad a la novela original y unas escenas de acción alucinantes.

Lazenby no era del todo desconocido en Inglaterra, donde había sido una destacada figura en anuncios televisivos, pero lo era para el resto del mundo, incluso su Australia natal. Modelo y ex-instructor de combate militar, Lazenby ofreció al mundo un Bond físico, elegantísimo, esplendoroso en las escenas de lucha (las mejores de la saga) y cachas, pero acartonado, sobretodo, en las escenas amorosas, a veces algo difícil de entender cuando habla y bastante atolondrado y superado por la responsabilidad del papel... Pero paradójicamente esa inseguridad crea un Bond más humano que nunca. Para mí, su mejor escena en esa en que es perseguido por Irma Blunt y sus secuaces: transmite todo lo que que debe estar sufriendo ese hombre agotado, asustado y acorralado. Deja de ser el Bond héroe para ser el Bond hombre.
Para resumir, sí, George se esforzó, pero ni los mismos productores ni el director ni sus compañeros de reparto tenían fe en él (no sin razón: se creció y se comportó como un capullo odioso con todo el mundo cuando no era ni actor).
Es en el reparto secundario donde se deben fijar más las miradas: Diana Rigg fue una de las mejores chicas Bond de la historia, capaz de enamorar a Bond: no solo es bellísima y una actriz por los cuatro costados, sino que se muestra como una mujer de pura acción escondida tras la fachada de una niña mimada. Es un espectáculo verla en cada escena que hace: por una vez es la chica Bond la que sabe llevar el peso de la historia. Cuando falta Rigg, no hay problema, porque tenemos a Telly Savalas como un Blofeld quizá demasiado americano: a veces parece un hampón de tres al cuarto en vez del refinado jefe de SPECTRA, pero es activo, espabilado, astuto e inasequible al desaliento: una gran actuación. Otro pilar de la película es Ilse Steppat, prestigiosa actriz alemana, no pudo disfrutar de su magnífica interpretación (primera en inglés), pues murió a los tres días del estreno para costernación de los fans de 007. Su Irma Blunt es un repugnante sapo maléfico. Gabriele Ferzetti, en el que fue su gran año, es el papá de la Rigg, un padrino asesino en masa de lo más simpático. Y no quiero olvidar a Angela Scoular como la campesina superpop yé-yé Ruby, una tontipava salidísima, pero al mismo tiempo tan graciosa, inocente y feliz que dan ganas de comérsela a abrazitos. Semiolvidada y entrañable chica Bond.

El guion es uno de los más fieles a la novela original que podáis ver, por no decir el que más. Richard Maibaum se lució de verdad al intentar amoldar a Lazenby con un guion romántico, con diálogos chistosos y escenas de acción soberbias, apoyadas por el MAGISTRAL trabajo del director Peter Hunt, que se harta de hacer experimentos con el montaje, creando varias escenas de acción que están entre lo mejor de la saga. Él es la clave de la película.

A pesar de no tener a Ken Adam por razones de reducción de presupuesto, el maravilloso trabajo de Syd Cain nos entregó a los fans un set legendario en exteriores: el Piz Gloria, actualmente un caro restaurante giratorio a 4.000 metros de altitud. Los interiores y la iluminación son pura psicodelia. La fotografía y el ritmo son espectaculares: rápidos y trepidantes en las escenas de acción, bellos y coloristas en las escenas más lentas. La última hora de peli es una orgía de acción implacable y casi ininterrumpida.

John Barry, que venía de hacer la maravillosa banda sonora de ¨El león en invierno¨, incorpora a su estilo habitual sintetizadores y un enfoque más jazzístico que en otras pelis, creando el que quizá sea su mejor trabajo para la saga. El tema central es la caña, así de claro, la canción de Louis Armstrong es maravillosa y hay un villancico épico, con carillones y clarines. El sonido incorpora ecos en algunas peleas para dar efecto.

Resulta hoy día bastante incomprensible por qué Lazenby abandonó la saga (alguna vez ha dicho que iba un tanto emporrado): no creo que lo hiciera tan mal para ser un principiante, le pusieron un reparto secundario estupendo, un director que a pesar de ser principiante hizo un trabajo magistral (yo creo que más que ¨La de Lazenby¨, esta película debería ser considerada “La de Peter Hunt”. Su trabajo es así de memorable), una banda sonora brutal, unas escenas de acción increíbles con un montaje excelente y un magistral uso del color y la estética de la época.
Algunos condenaron y condenan la peli, pero para mí el hecho es que el esfuerzo que se hizo valió mucho la pena. Una de las mejores pelis de acción de finales de los 60. No me da miedo darle el 10 de 10 teniendo en todo momento en cuenta, repito, lo mucho que se esforzaron por integrar a un tipo que no servía en una saga que no era la suya.


Doce del Patíbulo Doce del Patíbulo 18-03-2020
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Nihilista clásico del cine de acción dirigido con un Robert Aldrich en estado de gracia: 12 criminales de guerra en una excitante operación terrorista contra intereses nazis. Y entre medio se logran unas caracterizaciones estupendas.

Reparto muy de lujo y muy machote: Lee Marvin, Charles Bronson, John Cassavetes, Telly Savalas, Jim Brown, Donald Sutherland, Trini López, Ernest Borgnine, Robert Ryan (sale poco y es una pena, porque es un actor que me chifla), George Kennedy... De este grupo yo destacaría a Lee Marvin con su poco ortodoxo pero sabio Mayor Reisman, que se va ganando el respeto de ese pelotón deficiente; John Cassavetes como el carismático, chiflado e indomable ex-gángster Franko, quizá el personaje con más atractivo de la película (se ganó una nominación a un Oscar); Charles Bronson haciendo de Charles Bronson con su Wladislaw, formando con Marvin un tremendo dúo mataboches en el clímax, y, por supuesto, a Telly Savalas como el integrista católico Maggott, un ser que es más que un loco peligrosp: es la encarnación de la maldad humana en estado puro (Savalas era psicólogo de carrera y estoy convencido de que aplicó sus conocimientos al personaje).
Esta película, además, supuso la consagración mundial de Donald Sutherland y de Jim Brown (en el cine, claro: el entonces ya considerado mejor jugador de la historia del fútbol americano no era precisamente un don nadie).

Robert Aldrich sabe a lo que va y lo ejecuta con mano maestra. El veterano Nunnally Johnson y el guionista habitual de Aldrich Lukas Heller escriben a partir de una novela esta película que ha dado mucho que hablar por el antes nombrado aire nihilista. No glorifica para nada la guerra: los “buenos” no son héroes, sino máquinas de matar, mostrando en el clímax una fría crueldad (la realidad de lo que son los grupos militares de élite) y se evita el drama innecesario. Pero, conectado al tema del drama, tampoco es un manifiesto pacifista; no hay tiempo para ello: todo lo que vemos es acción trepidante y divertida. Hay incluso chistes malos.

A nivel técnico lo más destacable para un espectador medio (el sonido ganó un Oscar, pero hay que ser muy experto para apreciarlo y yo no lo soy) es el montaje del habitual de Aldrich Michael Luciano: pausado en el entrenamiento y rápido y trepidante en el clímax, es básico para entender el éxito de la película. El falso chateau francés se construyó en Inglaterra con auténtico material de construcción, nada de cartón piedra (dio algunos dolores de cabeza al equipo), lo que tiene un enorme mérito.

Obra capital del cine de acción (más que del bélico, que también). Magistralmente dirigida, muy bien interpretada, tensa, excitante, divertida... Para qué decir más. ¿Os animáis a verla?


El Circo El Circo 14-03-2020
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Otra de las obras de madurez de Chaplin, que nos pone a su vagabundo bajo la carpa del circo haciendo de las suyas.

Charlie Chaplin está como siempre, fantástico tanto en comedia como drama y siendo una ametralladora de gags. Sus payasadas “involuntarias” siguen sentando – entre varios otros cómicos - los cimientos de la comedia clásica y hace que parezcan fáciles.
Del resto del reparto masculino solo destacan dos actores más: los colaboradores habituales de Chaplin Al Ernest García y Tiny Sandford como un director y jefe de pista repugnante y malvado y su esbirro el jefe de mantenimiento, que afortunadamente se encuentran en el lado que recibe casi todo el rato.
La malograda Merna Kennedy, amiga de una de las hijas de Chaplin y esposa de Busby Berkeley, tiene el papel femenino principal, haciendo de muchacha sufrida. Pasable.

Guion del mismo Chaplin, una historia de las suyas: cachondeo padre con toques dramáticos y un ritmo frenético, con gags clásicos por todas partes, esta vez muchos de ellos con animales. También se encargó, años después, de incorporar música a la acción.

Técnicamente hablando, tenemos alguna secuencia con efectos especiales sencilletes, pero poco más: Chaplin intenta reflejar la vida bajo la carpa del circo como humilde y al mismo tiempo complicada. El centro de la acción son sus rutinas, ni más ni menos.

Otra maravilla de Chaplin. Comparada con “La quimera del oro” puede resultar modesta, pero teniendo en cuenta las dificultades del rodaje, le salió redonda.


Sólo se Vive dos Veces Sólo se Vive dos Veces 11-03-2020
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Un Connery hastiado de Bond, de su pastelera madre y de llevar un gato en la cabeza para disimular su creciente calvicie hace su primera ¨aparición final¨ como 007 con una falsa resurección y un viajecito a Japón.

Sean Connery hace su peor peli como Bond. Va con el piloto automático puesto y se limita a hacer su trabajo con profesionalidad, pero se le ve aburrido. La verdad es que a nivel artístico solo destacaría la (positivamente) excesiva actuación de Donald Pleasence, la cual es el molde del Dr. Maligno de Austin Powers. Dio lo que se le pidió: una interpretación de malo de tebeo de voz amanerada, modales finolis y cierto gusto por lo sádico. Se nota la mano de Roald Dahl. Y se nota también que Pleasance está disfrutando de lo lindo (dicen que acudía al rodaje incluso en los días que tenía libres) con lo pasado de vueltas que va su Blofeld; también Akiko Wakabiashi, veterana de tantos kaiju eiga, se lo pasa teta con su Aki, que para la época era una chica de muchos recursos. El otro gran nombre es el de Tetsuro Tamba, uno de los grandes secundarios del cine japonés, que logra hacer de su ¨Tigre¨ Tanaka el mejor émulo de Kerim Bey que ha tenido la saga: irónico, vividor, machista al máximo y hombre de mucha acción. El resto del reparto, como Mie Hama, la reina del krimi Karin Dor, Toshiro Suga, y un largo etcétera pasan por la pantalla sin dejar recuerdo alguno (el elegante Charles Gray tendría una nueva oportunidad, y vaya una...).

El gran escritor Roald Dahl se encarga del guion, sin apenas relación con la novela original, con bastantes elementos próximos a la ci-fi y un ligero humor negro (nada que ver con el terror y sadismo latente de sus novelas, incluso las infantiles), pero peca de cierta falta de originalidad: la fórmula de Operación Trueno se repite, solo que sin las escenas de buceo que paran la peli. En lugar de eso tenemos persecuciones de coches, batallas aéreas y montones de peleas muy bien coordinadas.
Ken Adam se luce con unos sets espectaculares, más que nunca en la saga: el set de la base de de SPECTRA, dentro de un volcán, era por entonces uno de los más grandes construidos en interiores, y el resto de sus sets son vanguardistas y muy atractivos. Por eso, debido a la enorme cantidad de dinero invertida en sets y en las escenas aéreas, los FX son bastante cutrillos en comparación con las otras pelis. No pasan de resultones. Del maquillaje, mejor no hablamos del ¨japocónnery¨ y de la excesiva caractarización de Pleasance, que da para una reseña propia. La fotografía es impecable, bellísima, reflejando a la perfección la belleza de los paisajes nipones donde se rodaron gran parte de los exteriores. La colaboración entre el personal británico y lo mejorcito de los Estudios Tohō otorga una película de gran belleza visual y excelentes escenas de acción, pero poco más. John Barry incorpora algo de folklore japonés a su poderosa mezcla entre jazz y música sinfónica. La canción es bonita a nivel instrumental pero Nancy Sinatra la perpetra con su cansina voz (su papá la habría bordado con tan solo hacer unos arreglos). Robbie Williams le sacaría mayor provecho muchos años más tarde.

La peli es un vacile total al espectador, con poco que envidiar en este aspecto a las grandes superproducciones actuales. Solo le falta el CGI. Eso sí, es muy entretenida, está llena de acción y tiene ese encanto sesentero que le dan los exquisitos sets de Ken Adam y la bella fotografía. Y encima hay ninjas, que a los fans de lo ochentero nos molan mayormente. En mi opinión, ligeramente más paladeable que Operación Trueno, y teniendo en cuenta que me gustan todas las pelis de Bond sin excepción, pues la puntúo quizá de manera demasiado alta, pero siguiendo un criterio marcado: ninguna peli Bond baja del 6 desde mi punto de vista.


El Viaje a la Luna del Barón de Münchausen El Viaje a la Luna del Barón de Münchausen 26-01-2020
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Segunda adaptación animada que Jean Image dedicó al Barón de Münchausen.

El Barón se encuentra con su primo astrólogo Sirius, que le propone hacer un viaje a la Luna para encontrar pruebas para probar su teoría sobre la existencia de los selenitas y su talismán de la inmortalidad.

De nuevo, Jean y France Image se encargan del guion y de nuevo reflejan correctamente varios episodios de la versión Bürger de las historias del Barón, pero esta vez solo cogen – fielmente, eso sí, solo con la notable variación de que los selenitas no son asexuales – un pequeño fragmento de la novela original, y a partir de allí, expanden en una narración que les permite irse de la olla tanto como quieren (hilarante final), como hicieron varias veces en la Disney o en la UPA, eternas inspiraciones de Image. El resultado es a mi juicio una tontina pero entretenida historia para grandes y chicos.

La película excele de nuevo en la música: esta vez corre a cargo de los mitiquísimos Shuki Levy y Haim Saban unos años antes de convertirse en productores televisivos. Muy ochentera (todo son teclados y sintetizadores) y pegadiza pero ni mucho menos tan elaborada como la que hizo Michel Legrand en 1979 (y de hecho tampoco no lo estaba mucho, de elaborada). También muestra una mayor imaginación, como se ha señalado antes. En el último acto de la película, Image y su equipo se descuelgan con unos escenarios ci-fi orgánicos sin una sola línea recta muy en la línea de la UPA (además, a Image le iba bastante el rollo space opera).
Pero de nuevo la película peca casi fatalmente del limitadísimo estilo de animación de Image: personajes, escenarios y secuencias reciclados de la anterior película, fallos constantes (al Barón le llega a desaparecer la boca... ¡En un plano de tres cuartos!, o personajes anunciando asustados que viene el enemigo mientras esbozan una sonrisa de oreja a oreja) de animación y raccord provocados por estos medios de economización. Recordemos que hablamos de una película de cine, no de una serie de televisión donde los plazos lo son todo y la animación limitada era a veces casi una obligación. La sensación, al contrario que en la anteriormente mencionada UPA, acaba siendo incluso de dejadez.
Total, que a ratos esta película parece incluso técnicamente por debajo de su predecesora, sobre todo al principio, y a otros ratos la supera, en especial a partir de la llegada a la Luna.

En fin, que otra película que se hubiera beneficiado MUCHO de una mejor calidad de animación pero que sigue siendo entretenida e incluso – solo en la base, téngase en cuenta – fiel al material original.


Las Fabulosas Aventuras del Baron Munchausen Las Fabulosas Aventuras del Baron Munchausen 23-01-2020
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Primera de las dos adaptaciones de las aventuras del Barón de Münchausen a cargo del franco-magiar Jean Image, una de las estrellas de la animación francesa de mediados del S. XX.

La voz del Barón es una de las atracciones principales de la película: el ya retirado secundario de cine y televisión Dominique Paturel hizo un trabajo magnífico, dándole al Barón una personalidad realmente simpática y no tan prepotente. Por lo que respecta al resto de los personajes, la cosa no va tan bien: se abusa mucho de las voces deformadas electrónicamente, e incluso a quien tenga una mínima noción de francés le resultarán indescifrables.

La adaptación, durante buena parte de la acción – salvo por dos escenas - bastante fiel a la versión Bürger de los relatos del Barón, corre a cargo del mismo Image junto a su esposa France. Es el punto más fuerte de la película: desnudando el relato de su carga política (que no de su ligera sexualidad: salen sirenas en topless y todo), lo convierten en puro entretenimiento familiar. El ritmo es correcto si se le perdonan los defectos que nombraré después, y el final contiene un buen detalle respecto a la veracidad de lo que cuenta el buen Barón.

Técnicamente es destacable que la banda sonora es de Michel Legrand. Aunque en general lo considero muy sobrevalorado salvo por un par de excelentes trabajos, en pelis y series de animación siempre se mostró como un compositor extremadamente capaz, y esto no es una excepción, con piezas alegres y a ratos descaradamente setenteras que no desentonan en nada con la acción. También destacaría algunos fondos, si bien no todos, por la imaginación puesta en ellos, sobretodo los orgánicos diseños de los castillos.
Como principal defecto, la película arrastra el defecto de muchas de las producciones de Image: la limitadísima animación. Las repeticiones constantes de secuencias (como poco, un cuarto de peli es un déjà vu animado), personajes que pasan ante el mismo fondo una y otra vez y los cortes repentinos están a la orden del día. Y esto es una película de cine, no una para la tele (aunque sí se cortó en segmentos para su emisión como tal), que requiere rapidez y eficiencia debido a los leoninos tiempos de producción. Parece, incluso para ser limitada, descuidada, viéndose errores varios, desde el sufrido raccord a extrañas perspectivas, que además repercuten en la continuidad.

Con sus graves defectos, se trata de una versión relativamente fiel del original y una buena forma de introducirse en el mito de Münchausen. Solo hay que ser poco exigente.


Ataque al Carro Blindado Ataque al Carro Blindado 11-01-2020
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Western de robos y putadas con muchos toques de comedia y un reparto envidiable.

Dos megaestrellas encabezan el reparto: el mejor mal actor de la historia, John Wayne, está en su salsa como Taw Jackson, un ranchero arruinado y encarcelado que quiere aprovechar un permiso penitenciario para vengarse del hombre que lo metió injustamente en la cárcel y arruinó su vida. Kirk Douglas es Lomax, el pistolero a sueldo que propició que Jackson fuera encarcelado, ahora incómodamente aliado a su antigua víctima para un gran robo. Douglas interpreta a Lomax como un excéntrico que se lleva a matar con Jackson, aporta mucha comicidad y tiene las mejores escenas. Poco probable es pensar en un mejor par para un western divertido, y además era la tercera película que hacían juntos, por lo que sabían perfectamente qué esperar uno del otro.
Un buen puñado de destacables secundarios pertrechan al dúo protagonista, destacando especialmente Keenan Wynn como un viejo contrabandista psicótico y repugnante pero que hace su trabajo sin fisuras: nada que ver con el maloso tontico de sus pelis en la Disney. Tenemos también a Howard Keel, Bruce Cabot como el villano principal, Bruce Dern, Emilio Fernández, el futuro director de comedias de acción Hal Needham... Decepciona ver que las actrices tengan aquí un papel meramente decorativo.

El escritor de westerns Clair Huffaker se encarga del guion a partir de una novela propia: Trama interesante que como suele pasar en este tipo de pelis se ejecuta con deliberada y calculada lentitud salpicada de toques cómicos y alguna escenita de acción corta para estallar en una recta final explosiva. El director Burt Kennedy era más bien hombre de televisión y de trabajo discreto, pero sus westerns desenfadados (“También un sheriff necesita ayuda” y su secuela espiritual “Látigo” son dos de una decena de ejemplos) tienen cierta marca personal y garantizan buen entretenimiento.

Técnicamente es de destacar una bella fotografía (a cargo del especialista en westerns William H. Clothier) que da esplendor a unos bellos parajes mexicanos pertenecientes Parque Natural de Sierra de Órganos, en Zacatecas, así como la banda sonora del veterano Dimitri Tiomkin. El resto es tan competente como se espera de un western de cierta enjundia.

Una notable propuesta llevada en volandas por un estupendo reparto y cierta voluntad de llegar a un abanico de público lo más amplio posible.


Las Vacaciones del Señor Rossi Las Vacaciones del Señor Rossi 02-12-2019
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Rossi y Gastone se van de vacaciones y se encuentran con una [bastante ingénua] caricatura del mundo del turismo, de la explotación industrial, de las malas gestiones municipales con respecto al patrimonio y en general del culto al “tanto tienes, tanto vales”


Al menos en los primeros compases se percibe un ligero aumento del tono crítico y reivindicación de la justicia social respecto a las dos anteriores entregas, así como un sentido del humor un poquito más bestia (sin abandonar el tono de película familiar). Quiero suponer que Bozzetto, hombre muy comprometido con causas de izquierda, puso más mano en el guion. Sin embargo, al rato se vuelve al humor familiary optimista de las anteriores entregas, mezclado con más chistes ligeramente sociales, lo que al espectador familiar con Bozzetto le puede dar cierta sensación de oportunidad perdida. Por otro lado, es algo más lineal que las anteriores películas: sigue formada por segmentos, pero éstos son más largos y se conectan mejor.

Sigue la animación y colorido cuasi psicodélicos y la maravillosa música de Franco Godi.

Superior a su antecesora y quizá en algunos momentos incluso a la primera parte, la película parece a la larga no saber adónde ir empañando un poco el conjunto, que valoro con un inmerecido 8 por haberle puesto esta nota a la primera. Rossi aparecerá a partir de entonces en algún otro corto aislado, en cómics y en campañas publicitarias.


Los Sueños del Señor Rossi Los Sueños del Señor Rossi 22-11-2019
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Segunda parte de la trilogía del Sr. Rossi, esta vez centrada en los sueños y anhelos que el agotado asalariado va teniendo durante un fin de semana mientras el pobre perro Gastone, bastante quejica con razón pero que cuida a su humano como a un hijo, va haciendo trabajo doméstico los 7 días de la semana. Por supuesto, su amistad rezuma vitriolo.

Giuseppe Rinaldi, actor y director de doblaje que había trabajado con Sergio Leone, Gillo Pontecorvo o Bernardo Bertolucci doblando a estrellas internacionales para las VO de películas italianas (Charles Bronson en “Hasta que llegó su hora”, James Coburn en “Agáchate maldito” o Burt Lancaster en “Novecento”), se encargó esta vez de doblar a Rossi en la versión original (en España fue de nuevo Antolín García).

De nuevo la película corre a cargo de Guido Manuli y Maurizio Nichetti, con Bozzetto – siendo generoso – meramente supervisando el producto aunque está acreditado como director y guionista.
Técnicamente, de nuevo, tenemos la estupenda música de Franco Godi y los esmerados orgánicos y coloridos fondos.

No está mal en absoluto: sigue siendo un gratísimo producto animado, pero desde el inicio se nota que la idea tras la trilogía es hacer básicamente tres películas casi iguales y sacar un beneficio rápido. Quizá por es por ello que a Bozzetto no le gustan.


El Señor Rossi Busca la Felicidad El Señor Rossi Busca la Felicidad 21-11-2019
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Durante la mayor parte de su carrera, el Sr. Rossi fue el personaje fetiche de Bruno Bozzetto y de su asociado Guido Manuli. Este infeliz es una caricatura del italiano medio, y desde 1960 a 1974 protagonizó una serie de cortos – así como varias tiras cómicas y chistes de una viñeta en diversas publicaciones - dirigidos esencialmente al público adulto que mostraban una progresivamente más y más acerada sátira social: el pobre Rossi casi siempre acababa sus episodios convertido en un fracasado, incluso todo un desecho humano, completamente demente. Entre 1972 y 1975, se rodaron sendas serie de miniepisodios sobre la vida diaria y frustraciones sexuales de Rossi y sobre el deporte, dando algo más de personalidad al personaje, hasta entonces más un avatar semi-mudo de un italiano de clase media-baja cualquiera que otra cosa, y después se lo lanzó en busca de la felicidad con una trilogía basada en un humor más familiar.

El Sr. Rossi (doblado por el afamado actor de posguerra Carlo Romano en versión original. Fallecería poco después del estreno de la película. En España lo dobló el locutor deportivo, presentador de tele y actor de doblaje Antolín García) está esta vez trabajando como asalariado en una empresa de conservas. Intenta conformarse con lo poco (bueno, en realidad nada) que tiene, pero no encuentra sabor a la vida. Se le presenta entonces un hada madrina en paro en busca de un ahijado, Sicura, que le da a Rossi un silbato que lo hace viajar entre tiempos y dimensiones.
De por medio, encuentra una de las cosas que más necesitaba en esta vida: un amigo. Se trata de su antigua némesis, Gastone, el perro de su jefe, a su manera otro infeliz, que al cuarto de película adquiere inteligencia humana.

Escrita por Bozzetto, Manuli y el prestigioso cómico Maurizio Nichetti, que hizo sus primeros pinitos con ellos dos, esta primera entrega de las aventuras del Sr. Rossi incorpora – como sus sucesoras - elementos de magia y fantasía, acompañados un tono mucho menos satírico (queda alguna cosilla aquí y allí) y más paródico con la idea de que las películas llegaran a todos los públicos. Se le da una personalidad definida al personaje, como un tipo que echa al mal tiempo buena cara a pesar de todo, pero que se siente constantemente superado (aunque no llega a los límites de los cortos) por las circunstancias. Aunque la mala leche y el tono adulto de los cortos de Rossi e incluso de las anteriores películas de Bruno Bozzetto se echa en falta, no puede negarse que es una película la mar de graciosa.

Lo mejor de la película, por supuesto, es la música del que junto a Manelli fue el mejor compañero de Bruno Bozzetto: el músico Franco Godi crea una banda sonora pegadiza al máximo, con una canción principal que es un pequeño clásico y que muchos frikazos recuerdan con cariño. El brillante, post-psicodélico colorido de los orgánicos fondos (casi no hay líneas rectas) es otro punto a favor de la película. Se rumorea que hay gente que la ve emporrada para fliparlo a lo “2001”.

Con un tono más suavizado que los cortos pero superior técnicamente a éstos, con el Sr. Rossi el entretenimiento familiar está garantizado. Eso sí, no llega al nivel de excelencia de otros productos de Bozzetto por ejemplo, ¨Vip, mi hermano superhombre¨.


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