Grabada en Santa Cruz de Tenerife. La historia protagonizada por la pizpireta Rocio Durcal encarnando a Merche, una limpiadora del museo internacional arqueológico, y el cantante Enrique Guzman que encarna a Toni, un mozo que desacata las órdenes impuestas por su familia y que en ocasiones, empuña el micrófono para cantar rock and roll, llévase a efecto de forma atropellada, dado que la relación que va gestándose a base de encontronazos de tiras y aflojas entrambos que no dan espacio al espectador a digerirla, del mismo modo que el embrollo hereditario de la sra Eduvigis(Emilia de Saura) que vive postrada en silla de ruedas, para cuyo rescate, Merche, se las apaña para urdir triquiñuelas para obtenerlo, se ejecutan, más bien, a matacaballo, y es que ese embiste de los amigos tunos de Toni en el bufet, para disimular el latrocinio de los papeles de tal menester paréceme fabricado forzósamente.

Y es que, si ya que Merche por cantar una saeta cure milagrosamente a Pepe de una gran enfermedad que lo tiene postrado en la cama paréceme chirriante, el que le recompensen devolviéndole el favor acomentiendo una farsa en el bufet de abogados para retener al abogado Brown(Carlos Casaravilla) me lo parece aún más.

Y como sigue la tónica de todas las películas de Rocío Durcal, el desarrollo de la historia intercala números musicales en cuyo repertorio, el tema homónimo parécese en demasía a la introduccción del extinto programa ¨Sorpresa, sopresa¨, a fe que se inspiraron escuchando tal tonada; misma palabra, misma melodía inicial..,

Una mojiganga tal que adormece al más despierto. Escrita por el bien encarado de los hermanos Calatrava que a su vez hace las veces de deuteragonista encarnando a un juez incompetente, está protagonizada por el mal encarado, que al tiempo muequea como cocainómano, balbucea absurdeces a tontas y a locas como perro relamiente y extravía la mirada como sufriente de ataques de bestia.

Lo mostrado acá por Canalejas está desarrollado a matacaballo, compuesta según la marcha, sin bien hilar narrada y a conclusiones por arte de biribirloque llegada, de suerte que sus hechuras son pura chapuza soporífera en la cual la encantadora María José Cantudo aparece como mera acompañante con crepe gogólico encajado.

¡Ah, los buñuelos que soy capaz de ver por amor a ¨La Cantudo¨!

P.D. ¡Tened a bien alejaros de tal cosa infecta si no sois de condición coprófoga! Ja, ja, ja.

Vodevil juvenil rodado en Marruecos en el que se cuenta como dos mozos se ven envueltos es una trama de latrocinio luego de que unos ladrones roban en un banco y los mozos dan el cambiazo involuntariamente cogiendo las maletas de esos en lugar de las suyas. Muy del estilo de las películas de Ozores donde los hechos se efectúan a tontas y a locas sin profundizar mucho en ninguna de sus tramas. La cinta, que es de producción francesa, dejase ver, y más, si aparece entre toda la tropa la bellísima Silvia Aguilar.

Lo cierto es que es un tanto engorroso en cuanto a lugares se refiere, puesto que no cesan de ir de un lado a otro, como si pasaran de nivel en un videojuego, con la buena y la mala suerte, empero lo que viene ha decir sobre estas que se retroalimentan, está bastante bien desarrollado, al igual que todos los lugares, solo que retener toda la nomenclatura es tarea, al pronto, imposible, no obstante, para ser la primera película lanzada desde la nueva productora Skydance Animation, está bien, pues es entretenida y trata un tema interesante que apenas se toca en el cine.

Un drama, dicen, homosexual, en la que un artista tiene como inspiración a un mozo que va alejándose de él una vez conoce a una mujer de la cual se enamora. A mi juicio, tal cinta carece de interés, pues cuéntase de forma superficial sobre ritmo insípido lo cual hace que su visionado sea aburrida. De hecho no recuerdo ni dos escenas siquiera. Tened a bien no ver esta película de Dreyer.

De suerte que la relación de los mozos consta de una ternura y romanticismo que a estas alturas ya no se estila, por desgracia, que están todos, todas y todes confundiendo el amor con otra palabra de cuatro letras, y la cinta hace cientos de referencias ochenteras que esbozan una sonrisa en mi cara, por lo que me evocan a con que pura inocencia vivíase a la sazón. ¡Ay, cómo ha cambiado el cuento, damas y caballeros!

Tened a bien ver esta cinta en la que se entrelazan números musicales a son de canciones de Hombres G y las relaciones de los mozos en su antes y después.

No estoy muy al tanto de la relación intepersonal que tuvieron el invasor trujillano Pizarro y el rey Dios Atahualpa, mas, lo que acá se cuenta, es como una vez Pizarro pone pie en el Nuevo Mundo apresa a Atahualpa con el fin de que pague una gran recompensa de oro a cambio de su libertad que no termina por cumplir, en eso, ambos mantienen unas cuantas conversaciones interesantes entre las cuales destacaría ese momento en el que Atahualpa, encarnado por el adonis de perfil griego C. Plummer, se sorprende del poder de las palabras, cosa que el colonizador ignora en toda su extensión, dando por entendido lo asno que era y le nula intención que tenía por aprender, mucho despernarse y desmostrar lo fuerte que fue hasta los últimos momentos de su vida, mas el intelecto lo tenía metido entre las nalgas… Si bien carece de muchos encantos, déjase ver.

Una chapuza tal que no hay por donde cogerla, pues al encarnante de Pancho Villa, Telly Savalas, quien encarnara al mítico Theo Kojak, acomete una interpretación paupérrima que roza la parodia más sonrojante, así como el resto de componentes que ejecutan sus acciones de misma forma.
Por otro lado, la historia que trata sobre la revolución de Pancho Villa cuyo interés es invadir los EE.UU, es tan simplona e insustancial que hace aguas por todos sus puntos, lo único que causa es un sopor de no poder soportar.

Tengo a bien no veáis este western de poca monta, que es cosa mala para la vista y el intelecto.

Confieso que no he leído la obra de Thomas Hardy, empero sí vi hace ha la primera adaptación cinéfila que bien me gustó, del mismo modo que, está, versión en la cual Carey Mullighan interpreta a la moza que en un principio se abstiene de amar y en el camino se cruza con tres mozalbetes que se interesan por ella de diferente forma, entregándose al más sibilino de los tres por cegamiento pasional, y es que como me dijo aquella una vez, da lo mismo cuan inteligente seas, pues el amor es ciego y nubla.

Pues todo se desarrolla en una hacienda con vaivenes amorosos que si bien se definen correctamente las personalidades y el propósito de cada persona manque no profundizan allende eso, amén de entrañar algunas licencias que no desentonan.

Tal familia sigue siendo tan fresca como en su inicio, ahora, la hermana mayor está liado con un mozo cuyo padre no le echa buenos ojos, con los que fragua un plan con él que consiste en ¨enamorarse¨ de otro trapero, y el resto de la tropa se dedica a recolectar dinero de diferentes formas para pagar un jesucrito para reemplazar al del cabeza de familia, que era sagrada para él, y por último el padre de Santiago es dejado por su mujer que se va con uno veinte años más joven, por lo que intenta algo con la consuegra. El ligera y por tanto, buen entretenimiento.

De cómo una mujer jubilada que ejerció la medicina cuyas amigas están ensimismadas con sus nietos y sus hijos están dispersos por el mundo, aprovecha para viajar al campo de refugiados de Grecia donde seguir ejerciendo de alguna manera su profesión y al tiempo mantenerse entretenida. Una vez llega al campo encuéntrase con una corporación estricta que no permite el libre procedimiento de Marisa, que comienza a tener una relación con un niño sordomudo que no acude a la escuela y a cogerle cariño, tanto es así que con el paso del tiempo decide adoptarlo y a la postre decide entregarlo pues ve que la situación con el niño vuélvese complicada. En eso, la interpretación de Carmen Machi que está al servicio del film es excelente, y espero esté nominada a mejor actriz principal en los próximos premios Goya.

Absténganse los comerciales.

Adaptación de la novela “Diario de un Jubilado” escrita por el literato vallisoletano Miguel Delibes, que cuenta la historia de un poeta retirado y achacoso que vive de ilusiones y mantiene relaciones con un puto, como publica un mensaje en el periódico para encontrar compañía en un hombre en paro cuyo matrimonio no le colma y recurre a una perendeca que pónele en un brete luego de que un conocido suyo les fotografía fornicando a la española, esto es, burdamente y gritando a voz en grito.

Si bien no es buñuelo, siendo comedia, falta cierta comicidad y expresividad que podría haber sido resarcida por la grotesca “interpretación” de Mabel Lozano salida de tono, mas no es el caso, que es cosa estridente. Por otro lado, Saza, nuevamente hace gala de su magnífica dicción dotando de naturalidad a su personaje, siendo, este, el más destacable de todos.

Una muy buena Ana de Armas encarna a una Marilyn Manson sumida en la depresión desde el primer minuto hasta el último de modo que la sensación de agobio que, supongo, querían generar, lo consiguen, más ver a Marilyn sin poner ningún empeño por salir del pozo de amargura, me es imposible empatizar con ella, amén de que me parece un personaje hueco que no aporta interés. Aburrida por lo monótona que es.

Comedia que pone el relieve el mal de la alopecia que afecta a un par de hombres que por diferentes razones acuden a Turquía a implantarse pelo. Pero, asimismo, dentro de su comicidad se aborda el tema con cierta seriedad, así como el encontrar la autoestima o las intenciones que tienen ciertas parejas de cambiarlas porque terminen por contentarlas, etc, entre tanto, unos enredos que se dejan ver sin problema y ciertos momentos chistosos con una encantadora María Hervás con cuya voz me hechiza.

Una película que trata sobre relaciones amorosas y drogas llevada de forma muy burda y dantesca, ya que hay escenas sexuales realizadas muy a la española únicamente a lo que invitan es a vomitar-no se puede ser más cutre-. Por otro lado, María Esteve si bien no está del todo mal, su personaje es de un aneuronalismo que espanta, al igual que la peluca de su novio. Un film sin enjundia realizada con muy mal gusto.

Es de no creer el gran ingenio del que hicieron gala los Starewicz en aqueste film en la década de los años 30 del pasado siglo en la cual hacen uso de la ¨stop motion¨ por la cual fueron de los primeros pioneros del mismo más precisa que se pudiera imaginar, y es que los movimientos de cada personaje son puro deleite, así como la historia fabulista inspirada en el poemario de los siglos XII y XIII ‘Roman de Renart’, cuyo personaje principal es un zorro que deja en jaque a todo aquel animal que se cruza en su camino para conseguir su fin, ya sea comida o condición, mediante su infalible picaresca de la cual hace uso aún con el rey León, al que desafía y convence de que su sabiduría es superior al del resto de la fauna, por lo que termina siendo válido del rey de forma triunfal. Dicho, pues, este film es un auténtico deleite para los sentidos en desgracia olvidada que tengo a bien la veáis para vuestro propio deleite. No podía ser menos siendo relato escrito por mi admiradísimo Johan Wolfgang Von Goethe.

Película cuyo argumento giraba entorno a un judío austriaco cuya profesión era el de pianista y que los nazis levantaban un muro para separar a las gentes y crear un gueto cuyos prisioneros iban a parar a una fundición de la cual nadie salía vivo. En eso unos de los judíos que servían de mano trabajadora a los malnazidos, contaba que de medio millón de reos que fueran deportados al infierno, solo quedaron ilesos sesenta mil, lo que hizo recorrerme escalofríos por todos los puntos del cuerpo. Luego el protagonista que había visto a su padre empujados al tren del infierno, huía del lugar para refugiarse en la casa de una amiga, cuyo marido hízome recelar de él, pues su semblante era serio y movía los hilos con frialdad tal que parecía esconder opuestas intenciones, del cual salía despavorido a una ruinas en la cual un comandante nazi que ayudaba salvando a los polacos judíos, lo pillaba ¨in fragantti¨ y al punto le hacia tocar el piano de forma que perdonaba su vida.

Basada en hechos reales, la cinta alberga buenos planos, escenas crueles que retratan la realidad de la cruenta guerra y la zozobra que las víctimas hubieron de sentir en todo momento. Yo, he de decir, hubiérame cagado encima dejando los fondillos perdidos de sentir en mis barbas una sola mirada gélida e inquisidora de cualquier nazi, y en consecuencia, hubiera finado infartado.

De como una pareja de novios discute por un pijama de rayas que ella regalole a él y este tira por la ventana, siendo este hecho el detonante de un enfado que antecede a sus sueños chispeantes, que tienen como punto en común historias de amor protagonizadas por ellos mismos en los que se cambian los nombres, creando situaciones que versan sobre el amor y sus correspondientes fases. Llevada a efecto de forma natural en que la pareja interpretativa divierte individualmente haciendo ademanes chistosos, pues no fuerzan ni sobreactúan dejando brillar el humor que de improvisaciones e impulsos se crea. Realismo regado de gracia, pese a estar desarrollado a base de onirismo.

Vista ya la película, he de decir que no desacerté en mi augurio ya que la catalogada de clásica por la gleba, “Dos hombre y un destino”, indigestóseme más bien pronto, y es que pienso que tal western no hace honor a su condición, cuyo argumento sencillo desarrollase con tal carestía de nervio y chispa que no alcanzó a dejarme siquiera una pizca turbado.

Los intrépidos forajidos sortean a sus enemigos con un trébol entre las nalgas sin mediar momentos de tensión, lo que le resta aun más gracejo. Lo único a destacar sería la escena en la cual toman café en la intemperie y dan un respingo causado por un fuerte disparo. Dicho queda.

Un matrimonio desea tener descendencia para cuya prosapia patriarcal se extienda, la madre cree en la conseja que cóntole su padre sobre que le echaron un maleficio de no poder tener un descendiente varón, lo que la frustra, más, cuando el “maleficio” hace presencia y pónese encinta de una niña, cosa que su marido no lo tiene en cuenta, pues es feliz con que su descendiente salga sano. Con el paso del tiempo, el matrimonio vuelve a quedar encinta, esta vez, de un niño al cual la niña comienza a tenerle celos, pues su madre comienza a obsesionarse de él y a ella hácele caso omiso, por lo que no duda en un momento asfixiarlo. En el segundo tercio se muestra como la familia ha cambiado su semblante y como su hija es el blanco de la frustración de su madre que termina volviéndose orate, en tanto que su padre no la termina de odiar, intentando salvarla de una violación, de suerte que le apalean en la cabeza afectándole física y psíquicamente. Al cabo, Amy intenta irse de casa, hasta el preciso instante que escucha a su madre decirla “hija mía” de suerte que se queda mostrándole su embarazo. Y es que la moza solo buscaba el amor de su madre que la despreciaba. De ahí toda su tristeza y rencor.

De aura opresiva, triste y enfermiza, condensa perfectamente todos los aspectos.

De cómo una moza seropositiva temerosa al rechazo de no ser amada, despacha un mensaje a un periódico al cual responde un mozo “seropositivo” que dice ser diseñador de páginas webs, en eso comienzan a salir yendo muy despacio, siendo ella vivaz y pizpireta y él tímido y taciturno interesándose y encantándose de ella en cuestión de instantes, empero la cosa tuércese cuando él comienza a sentir remordimientos y opta por confesarse mediante epístola. En el preciso instante en que inserta la epístola en el buzón, toca la puerta y aparece la moza con su amiga cerrándosela en las narices, empero el tiempo transcurre y ninguno de ellos se olvida del otro, por lo que las Nornas vuelven a juntarlos una vez aclaran los hechos.

Más profunda de lo que muchos pueden pensar, pues desmenuza los miedos de los infectados y prejuicios de los ignorantes, por otro lado, una de las cosas más importantes a destacar, el hecho de que hayan incluido a una mujer bella como seropositiva, por dar a entender que el VIH puede infectar a cualquier tipo de persona, pues los hay que nombrando tal enfermedad solo imaginan a drogadictos mellados con el calzón a la altura del tobillo.

De cómo un coreógrafo quiere llevar a cabo el montaje de la ópera “Carmen”, y para cuyo personaje principal no encuentra suplente perfecta, aun cuando encuentra a una con la que comienza una tormentosa relación de pasión y celos que representan mediante bailes. Entre escena y escena aparece Paco de Lucía tocando la guitarra como Dios y haciendo las veces de amigo del coreógrafo encarnado por Antonio Gades, quien muestra ser peor bailarín de lo que dicen, pues marca poco los pasos, y una Marisol que solo canturrea un par de frases. Si bien la película no es fascinante dejase ver.

No es fácil perpetrar comedias chuscas y este es uno de esos casos. El protagonista Nicolas Cage interpretándose a sí mismo, se encuentra sin blanca y uno de sus grandes devotos lo invita a su fiesta de cumpleaños convidándole a que participe en una película escrita por sí mismo, si bien antes unos de la CIA le introducen un gps para controlar sus movimientos, pagándole cierta cantidad de dinero para que se infiltre en el caso de corrupción en la que está envuelto su devoto, que a su vez se descubre que no es él el villano sino su primo que está encarnado por un sobreactuado Paco León.

La historia carece de golpes gracia en todo momento, salvo en honrosas ocasiones en las que hacen referencia a varios títulos de su larga filmografía, muy especialmente al referenciado como infravalorada al buñuelo “La mandolina del capitán Corelli”, el resto, un entero echadizo.

Basado en hechos reales, cuéntase la historia de cómo un niño de un orfanato dirigido por un par de monjas que deciden crear un equipo de football para recaudar dinero para que no lo cierren, termina convirtiéndose en un footballista profesional de segunda línea. La historia se desarrolla con cierta flema mimetizándose con la tranquilidad que habita en el orfanato, si bien es cierto que la jerigonza de los mozalbetes repele bastante, Carmen Machi se muestra atinada encarnando a una monja. Si bien no es fascinante, déjase ver.

Ocurre una disputa en una pareja por la propiedad de la hija que en su momento fue consensuada de que se diera en adopción y de cómo el padre a última hora se echa para atrás y a so capa decide coger a su hija y rehacer su vida con una mujer que resulta ser la jefa de su ex. En la boda de la hija se reúnen ambos y comienzan a discutir la situación de forma que todas las partes tienen parte de razón y de culpa a la exposición de diferentes puntos de vista. No es el elixir de la vida mas se deja ver.