Un matrimonio desea tener descendencia para cuya prosapia patriarcal se extienda, la madre cree en la conseja que cóntole su padre sobre que le echaron un maleficio de no poder tener un descendiente varón, lo que la frustra, más, cuando el “maleficio” hace presencia y pónese encinta de una niña, cosa que su marido no lo tiene en cuenta, pues es feliz con que su descendiente salga sano. Con el paso del tiempo, el matrimonio vuelve a quedar encinta, esta vez, de un niño al cual la niña comienza a tenerle celos, pues su madre comienza a obsesionarse de él y a ella hácele caso omiso, por lo que no duda en un momento asfixiarlo. En el segundo tercio se muestra como la familia ha cambiado su semblante y como su hija es el blanco de la frustración de su madre que termina volviéndose orate, en tanto que su padre no la termina de odiar, intentando salvarla de una violación, de suerte que le apalean en la cabeza afectándole física y psíquicamente. Al cabo, Amy intenta irse de casa, hasta el preciso instante que escucha a su madre decirla “hija mía” de suerte que se queda mostrándole su embarazo. Y es que la moza solo buscaba el amor de su madre que la despreciaba. De ahí toda su tristeza y rencor.
De aura opresiva, triste y enfermiza, condensa perfectamente todos los aspectos.
Parnaso
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Un matrimonio desea tener descendencia para cuya prosapia patriarcal se extienda, la madre cree en la conseja que cóntole su padre sobre que le echaron un maleficio de no poder tener un descendiente varón, lo que la frustra, más, cuando el “maleficio” hace presencia y pónese encinta de una niña, cosa que su marido no lo tiene en cuenta, pues es feliz con que su descendiente salga sano. Con el paso del tiempo, el matrimonio vuelve a quedar encinta, esta vez, de un niño al cual la niña comienza a tenerle celos, pues su madre comienza a obsesionarse de él y a ella hácele caso omiso, por lo que no duda en un momento asfixiarlo. En el segundo tercio se muestra como la familia ha cambiado su semblante y como su hija es el blanco de la frustración de su madre que termina volviéndose orate, en tanto que su padre no la termina de odiar, intentando salvarla de una violación, de suerte que le apalean en la cabeza afectándole física y psíquicamente. Al cabo, Amy intenta irse de casa, hasta el preciso instante que escucha a su madre decirla “hija mía” de suerte que se queda mostrándole su embarazo. Y es que la moza solo buscaba el amor de su madre que la despreciaba. De ahí toda su tristeza y rencor.
De aura opresiva, triste y enfermiza, condensa perfectamente todos los aspectos.
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