Ficha The Street Fighter

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Críticas de The Street Fighter (1)


bigladiesman

  • 18 Sep 2021

7


Sonny Chiba se ventiló solo en 1974 una trilogía que lo convertiría en un icono internacional. En un mundo viudo de ídolos del cine de artes marciales tras la muerte de Bruce Lee, este alumno aventajado del sensei Mas Oyama (al que interpretó en varias ocasiones) aportó aquí su estilo de lucha contundente (el kyokushin karate, estilo que debo decir que practiqué por un par de años), en combinación con escenas ultraviolentas para su tiempo y unos antihéroes sobrecargados de testosterona como este su Takuma Tsurugi.

Tsurugi es un mercenario amoral y cruel, que cumplirá cualquier cosa por dinero, pero exige que se le respete lo que pide y se le tenga – y se le dé - máxima confianza, o se va a vengar, se sea pobre o rico, honrado o chorizo, hombre o mujer. Lo mínimo, cuatro ostias, lo máximo, hacerte arrepentir de haber nacido. Por este aspecto, goza de cierto sentido de la justicia y además tiene al típico amigo graciosillo-humanizante (Goichi Yamada), por lo que no es totalmente odioso (igual vende a una chica a que no le puede pagar a un yakuza que hace doble juego con las tríadas que salva a otra de las garras de la misma porque los mafiosos chinos traicionaron su confianza, hechos que disparan la trama).
Chiba le da empaque a Tsurugi, pero a ratos da la impresión de que está imitando a Bruce Lee – se pasa de rosca en aspavientos y muecas que en Bruce eran ocasionales: él los hace incluso en escenas sin acción – en lugar de ser él mismo (su Golgo 13 es un ejemplo de Chiba siendo Chiba: más sobrio que el inigualablemente exuberante Lee tanto interpretando como luchando).
Entre los secundarios destacaría sobre todo al actor Rin’ichi Yamamoto como Dingau, un maleante de Kowloon que con todo quizá es el personaje más honorable de toda la película, y al artista marcial Masashi Isibashi, veterano de decenas de series tokusatsu, como el luchador medio chiflao – y la manera en que lo trata Tsurugi no ayuda en este aspecto. Mirad la peli, mirad - Tateki Shikenbaru.

Argumento bastante tópico que combina cine de artes marciales con el de yakuzas, del que saca esa moralidad ambigua de los personajes. Los guionistas Koji Takada y Motohiro Torii eran muy habituales en el segundo y se nota. La acción y la violencia son de puro cine zumbón asiático. Pam, pam, pam… No hay un momento de respiro y el tiempo pasa como una flecha. A parte, Chiba era un prodigio de las artes marciales.
Como defecto, señalaría que la confrontación final es ligeramente anticlimática.

Aún siendo técnicamente algo cutrilla incluso para ese tiempo, esta película introdujo algún hallazgo que han dejado huella en posteriores películas de artes marciales: por ejemplo, los dramáticos cortes de un segundo a cráneos – y otras partes - rompiéndose en plan fatality del Mortal Kombat, ahora muy habituales, parece ser que empezaron aquí.
La banda sonora, encabezada por un pegadizo y guitarrero tema instrumental, corre a cargo de Toshiaki Tsushima, un magnífico pero poco apreciado compositor habitual de la serie B nipona.

En resumen, una película que hubiera sido mucho mejor si Sonny Chiba hubiera sido fiel a si mismo en lugar de imitar [mal] a Bruce Lee, pero él lo compensa con sus habilidades y la película lo hace con su tono descarnado y ultraviolento. Lástima de clímax, por eso.



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