El rey cree que Ardania le pertenece sólo a él y su consejero le apoya en esta ignorancia, olvidando que hay dos caras en cada moneda. Como se menciona en las antiguas escrituras de Murphius: ¨Intenta hacer algo que agrade a todo el mundo, siempre habrá alguien a quien no le gustará.¨
Pronto, la dura verdad de estas palabras se revelará ante el gran rey en su totalidad. ¿Y qué va a hacer y a + dónde irá, si todos se vuelven contra él? Bueno, no su leal consejero, naturalmente, pero sí esos pequeños nobles y el Cónclave. Mantener el orden justo será un difícil reto. La determinación será su mayor arma y se tendrán que hacer sacrificios. ¿Pero hasta qué punto podrá resistir el rey a esta difícil situación?
Y la situación es realmente grave. Los sumos sacerdotes han robado la Corona de Ardania, para invocar el Espíritu de los Reyes y proclamarlo el gobernante justo. Su Majestad, que tan valientemente derrotaste a Barlog, perdiste tu trono y ahora debes luchar para reclamarlo. Los nobles apoyan al Cónclave y tu única esperanza es encontrar nuevos aliados, aquellos a los que nadie, ni siquiera tú, esperaría que se unieran a ti. Una vez más deberás prestar atención a la sabiduría de tu consejero, con la esperanza de que con su guía devuelvas la paz a Ardania.
Sinopsis:
El rey cree que Ardania le pertenece sólo a él y su consejero le apoya en esta ignorancia, olvidando que hay dos caras en cada moneda. Como se menciona en las antiguas escrituras de Murphius: ¨Intenta hacer algo que agrade a todo el mundo, siempre habrá alguien a quien no le gustará.¨
Pronto, la dura verdad de estas palabras se revelará ante el gran rey en su totalidad. ¿Y qué va a hacer y a + dónde irá, si todos se vuelven contra él? Bueno, no su leal consejero, naturalmente, pero sí esos pequeños nobles y el Cónclave. Mantener el orden justo será un difícil reto. La determinación será su mayor arma y se tendrán que hacer sacrificios. ¿Pero hasta qué punto podrá resistir el rey a esta difícil situación?
Y la situación es realmente grave. Los sumos sacerdotes han robado la Corona de Ardania, para invocar el Espíritu de los Reyes y proclamarlo el gobernante justo. Su Majestad, que tan valientemente derrotaste a Barlog, perdiste tu trono y ahora debes luchar para reclamarlo. Los nobles apoyan al Cónclave y tu única esperanza es encontrar nuevos aliados, aquellos a los que nadie, ni siquiera tú, esperaría que se unieran a ti. Una vez más deberás prestar atención a la sabiduría de tu consejero, con la esperanza de que con su guía devuelvas la paz a Ardania.