Hasta hace poco tiempo, el hombre estaba confinado en el tercer planeta del Sistema Solar. Durante siglos, la Humanidad contemplaba las estrellas con reverenciado temor, pero también con curiosidad y ansia de llegar a ellas. En el siglo XX, los terrícolas empezaron a abandonar la Tierra, atravesando la primera frontera, la gravedad. Comenzaron a observar de cerca los diferentes planetas y cuerpos espaciales, pero no era suficiente: el Sistema Solar se quedaba pequeño. Entonces, empezó un proyecto financiado por todos los pueblos de la Tierra, un proyecto cuyo objetivo era construir una puerta que permitiese viajar más rápido que la luz, y que permitiría llegar a otras estrellas y galaxias. Pero colonizar otros planetas era muy difícil y caro, así que los científicos crearon unas máquinas provistas de Inteligencia Artificial, los Terraformadores, que adaptarían el planeta para que fuera habitable por humanos y edificarían las construcciones necesarias. Una vez el planeta estuviera conforme a las necesidades humanas, los colonos atravesarían la puerta y comenzarían a habitar el planeta elegido. Pero algo fue mal y los Terraformadores empezaron a pensar por sí mismos y a construir naves de guerra para ellos, volviéndose contra sus creadores y acorralándolos en su mundo azul. Sólo gracias a la valentía de un grupo de pilotos, se consiguió expulsar a los Terraformadores del Sistema Solar a través de la puerta, para destruirla después. Nadie sabe dónde fueron y tampoco quisieron saberlo. 500 años le costó a la Humanidad recuperarse de la guerra, 500 años durante los cuáles el hombre volvió a quedar confinado en el planeta azul. 10 generaciones después, los humanos han diseñado y construido un prototipo, una nave experimental que es capaz de hacer saltos por sí sóla, sin necesidad de puerta. Hoy es el vuelo de pruebas y tú eres el piloto.